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Evitar el dolor evitable de la violencia
Mario Maldonado Espinosa (*)
Publicado en Diario de Yucatán
Una sociedad permisiva e indiferente nos hace menos personas. La dignidad humana se enaltece precisamente respetando la vida y la integridad de las personas.
Antes era común escuchar cuando algún individuo sin escrúpulos insultaba, amenazaba, golpeaba y hasta asesinaba a una mujer que podría ser alguien que no conocía, una amiga, esposa o hasta un familiar. No había leyes especiales, penas, lugares de ayuda, ni atención a las víctimas.
Con el paso del tiempo las cosas fueron cambiando, y no necesariamente es que ya no existan casos en contra de la mujer, basta checar los estudios o índices de la violencia que todavía se ejerce en contra de ellas.
Poco a poco se fueron logrando leyes contra la violencia a las mujeres, endureciendo la penas, clasificando los delitos como el feminicidio, estableciéndose protocolos, dictando medidas de protección, alertas de violencia contra las mujeres. Aunado a las diversas convenciones internacionales para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra la mujer.
Fue necesario el fortalecimiento de los derechos humanos con perspectiva de género, que sean específicas y claras a fin de evitar cualquier interpretación que fuera en detrimento de la mujer.
Ante la violencia contra la mujer fue necesario realizar medidas afirmativas, como crear por ejemplo transporte público para ellas, albergues o refugios para las víctimas de violencia; hoy por ejemplo en el Estado con solo marcar al 089 cualquiera puede denunciar de manera anónima algún acto o tipo de violencia que esté sufriendo una mujer.
Por eso la participación de todos es importante, pues se dan situaciones en las que la misma víctima no puede denunciar y es allí donde intervenimos como sociedad, solidarizarnos con las víctimas. Eso permitirá no solo disminuir los actos de violencia contra ellas, sino propiciar la intervención de las autoridades para que tomen cartas en el asunto.
Nuestras leyes locales reconocen distintos tipos de violencia como son la económica, física, patrimonial, psicológica, sexual, feminicida; así como otros análogos que lesionen la dignidad, integridad o libertad de las mujeres; a su vez, el Código Penal del Estado, además del feminicidio, castiga los delitos de inseminación artificial y esterilidad provocadas. Hay que evitar el dolor evitable de la violencia.
Otras legislaciones reconocen también la violencia simbólica que consiste en la emisión de mensajes, iconos o signos que transmiten y reproducen relaciones de dominación, desigualdad y discriminación que naturalizan o justifican la subordinación y la violencia contra las mujeres en la sociedad.
Otro tipo de violencia es la digital o en línea, siendo éstas las agresiones que están recibiendo las mujeres a través de las tecnologías. La propia Organización de las Naciones Unidas señala que deben ser atendidas y reconocidas.
Existe igual la violencia doméstica que la conducta activa u omisiva, constante o no, de empleo de fuerza física o violencia psicológica, intimidación, persecución o amenaza contra una mujer por un integrante de la familia, persona con quien mantiene o mantuvo relación de afectividad, ascendientes, descendientes, parientes colaterales, consanguíneos y afines, independientemente del espacio físico donde ésta ocurra.
Igualmente está la violencia mediática, entendida ésta como aquella publicación o difusión de mensajes e imágenes estereotipados a través de cualquier medio masivo de comunicación, que de manera directa o indirecta promueva la explotación de mujeres o sus imágenes, injurie, difame, discrimine, deshonre, humille o atente contra la dignidad de las mujeres, así como también la utilización de mujeres, adolescentes y niñas en mensajes e imágenes pornográficas, legitimando la desigualdad de trato o construya patrones socioculturales reproductores de la desigualdad o generadores de violencia contra las mujeres.
Erradicar la violencia contra las mujeres y su protección es un tema en el que todos como sociedad debemos sumar esfuerzos. Basta ya del sufrimiento de las mujeres.— Mérida, Yucatán
mariomaldonadoe@gmail.com
@mariomaldonadoe
Asesor Jurídico