domingo , 5 mayo 2024
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NARRO o MEADE: Decisión Salomónica Por: Marcial Manuel Cruz Vázquez

Los pronósticos electorales de 2018 comenzaron casi a inicio de la presente administración, inclusive, tras las derrotas legítimas o no de Andrés Manuel, para él sus pronósticos han vivido un eterno continuo desde el año 2000 cuando ganó las elecciones para Jefe de Gobierno en la hoy CDMX.

Después de tantos años en campaña y de recorrer tantas veces cada uno de los municipios del país; inclusive aquellos en los que el facebook, el twitter o cualquier otra red social no tienen alcance y, más aún, en los que ni siquiera hay señal para teléfonos celulares o por lo menos carreteras pavimentadas para arribar en vehículo, AMLO sin duda alguna apuntala desde siempre la carrera rumbo al 2018. Nadie de los contendientes para la próxima presidencia ha realizado un trabajo político en todo el país como el PEJE y en eso está su incuestionable ventaja.

Por tales circunstancias, quien quiera ganarle, tendrá que hacerlo en alianza. Las fórmulas, más o menos claras, son PRI-PAN o PRD-PAN, junto con los llamados partidos pequeños, además de las varias candidaturas ciudadanas que pudieran surgir para restarle votos.
Podríamos ir descartando, desde ahora, una verdadera candidatura ciudadana, ya que se ve imposible que sea única, fuerte y legítima.
Es de considerarse el debilitamiento que el PAN ha tenido a consecuencia de las pugnas y arrebatos internos. El desplome de Ricardo Anaya en su imprudente aspiración presidencial (no aceptó que no era su momento y tal vez lo puso en riesgo mortal). Las aspiraciones sin méritos suficientes de una Margarita Zavala que pretende gobernar un país cuando no ha gobernado ni siquiera una asociación vecinal. Relacionado a ello, está una mal lograda campaña de Clinton en Estados Unidos, que demostró no ser una buena estrategia el paso de estafeta presidencial entre consortes, como el ex presidente Caderón quiere hacerlo con su esposa.

De considerarse, también, es la división en dos bandos del PRD, con la conformación de un nuevo TUCOM (todos unidos contra Mancera). Esto permitiría dos negociaciones: AMLO con los Chuchos y Mancera con el mejor postor, pudiendo ser, inclusive, con el propio López Obrador. En ambas, el tabasqueño llevaría mano.

El PRI y el Presidente Peña, tendrán primero que llegar a un acuerdo interno para evitar la división que viven tanto el PAN y el PRD. De lograrse dicho acuerdo, tanto Videgaray como Nuño, y cualquiera que huela mucho al Presidente, quedan descartados para obtener la candidatura del tricolor. Asimismo, Beltrones por ser tan PRI queda descartado y con él todo lo que pudiera ser cercano a su grupo político por el necesario equilibrio de fuerzas. Con esto, me parece que el propio titular de la SEGOB quedaría también descartado, así como cualquier exgobernador y gobernador actual.

En consecuencia, el PRI y el Presidente Peña tienen que elegir, primeramente, aquél que garantice la reconciliación y los acuerdos necesarios entre ellos, así como la aceptación ciudadana y, sobre todo, de los dueños del dinero. Tales requisitos sólo pueden cumplirlos José Antonio Meade Kuribreña y José Narro Robles “el influyente puma”. Sin embargo, Meade y Narro tienen una vieja amistad que los une, pues el padre del primero como Presidente de Fundación UNAM, tuvo todo el apoyo del segundo cuando Rector. A colación, cabe mencionar que el antecesor de Dionisio Meade en Fundación UNAM fue el actual gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle, también aspirante a la silla presidencial y que, de igual forma, tuvo todo el apoyo de Narro en la Máxima Casa de Estudios.
En resumidas cuentas, una decisión salomónica (como la del Rey Sabio que supo a qué madre dar al recién nacido en pugna) se lograría si entre estos dos personajes tan influyentes en nuestro país se definiera la candidatura. Por un lado, un transexenal funcionario como José Antonio Meade con larga experiencia en los sectores económicos y de cancillería, lo que garantiza el diálogo propicio con grupos de poder económico, sobre todo extranjeros.

Por otro lado, un experimentadísimo José Narro Robles que ha logrado establecer el diálogo y consensos lo mismo con el centro, la izquierda o la derecha, pero también con una estrecha cercanía a las necesidades de la ciudadanía por los diversos cargos públicos de naturaleza social que ha ejercido, como la conducción del IMSS y las subsecretarías de gobernación y salud anteriormente; dicha cercanía tuvo su momento más significativo desde la Rectoría de la UNAM, en la que supo contextualizarse como político logrando un discurso transgeneracional que apeló a las necesidades, sobre todo, de los jóvenes.

De no ser candidato uno de estos dos políticos, será imposible lograr la necesaria alianza (formal o de facto) para ganarle a AMLO. Ya iremos viendo qué sucede en este tiempo restante.

Por: Marcial Manuel Cruz Vázquez
cruzvazquezmanuel@gmail.com
@marcialmanuel3

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