La ineficiencia en la aplicación del programa de medidores de energía eléctrica con tarjetas inteligentes, provocó quejas e inconformidades entre los usuarios, siendo la primera de ellas, la instalación sin consulta previa y aprobación del interesado, y en corriente, las enormes sumas facturadas por consumo que no correspondía al consumo real de los usuarios.
Tales inconvenientes generaron que los afectados pidieran el regreso de la instalación del medidor normal, al no contar con los beneficios ofrecidos por la CFE con la instalación de dichos medidores “inteligentes”, el principal y que fue el gancho para poder efectuar el programa, sería el de reducir un tanto la facturación por consumo, hecho verdaderamente falso, al llegar facturas de consumo de energía muy por encima de lo consumido por el usuario, sobre todo en las zonas marginales y de escasos recursos que no cuentan con aparatos electrónicos considerados de alto consumo.
Supuestamente entre los beneficios que traería el cambio de los medidores hacia los modernos de “pago” programado”, como también fue nombrado este programa, está el que el usuario podría escoger su fecha de pago entre ciertos días programados para tal fin, con 10 días de gracia para efectuarlo, pasados los cuales, el servicio es automáticamente cortado por el medidor; este es uno de los principales puntos de queja sobre la famosa “tarjeta inteligente”.
Ante estos hechos, a la Comisión Federal de Electricidad no le ha quedado otro recurso que cancelar este fallido programa de “ medidores y tarjetas inteligentes” por la ineficacia presentada por la misma.