domingo , 19 mayo 2024
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En los jardines de Aranjuez

Frank Fernández

Publicado en Diario de Yucatán

De la palabra hebrea sefarad surge el vocablo sefardí. Sefarad es el nombre que los judíos le dieron a la Península Ibérica y sefardí eran aquellos judíos que vivían en esas tierras.

Con los Reyes Católicos llegó la orden de expulsar a todos los judíos de su reino. Muchos, ante la perspectiva de perder todas sus propiedades y ser expulsados se convirtieron al catolicismo. Los otros sefardíes vagaron por el mundo, siendo particularmente bien recibidos en el entonces imperio otomano. ¿Quién lo diría, con los grandes problemas de intolerancia que hoy viven judíos y musulmanes?

Grande es la ironía en ver que fue una judía sefardí, de hecho, nacida en Estambul, la que fue compañera de vida, amor, inspiradora y lazarillo de todo tipo de uno de los más grandes españoles.

Hablo de Victoria Kamhi, esposa de Joaquín Rodrigo. Nació en la provincia de Valencia el 22 de noviembre de 1901 (día de Santa Cecilia, patrona de los músicos) y murió en Madrid el 6 de julio de 1999. A los tres años, como consecuencia de una difteria, perdió a varios de sus hermanos y la visión. Fue esa pérdida de visión lo que naturalmente lo llevó desde niño a estudiar música.

Joven comenzó a componer. Durante la cruenta Guerra Civil española con su esposa vivió entre Suiza y Francia. En París conoció a los grandes artistas que vivían y creaban la vanguardia en esta ciudad en los años 20 y 30. Allí, su maestro de composición fue Paul Dukas, el que compuso el Aprendiz de Brujo que tan divinamente llevó Walt Disney al cine con el querido Mickey.

Durante un viaje que tuvo que hacer a España, en plena guerra civil y de regreso a Francia, fue invitado por el Marqués de Bolarque a una cena en la ciudad de San Sebastián. En la mesa también estaba el guitarrista Regino Sainz de la Maza.

Nunca se había escrito un concierto para guitarra española y orquesta. Durante esa velada, de la Maza le pidió al maestro un concierto. Así fue como nació la idea para componer el Concierto de Aranjuez. Poco después, y ya en París, el maestro se encariñó con la idea de este concierto.

Con el paso de los años, Victoria Kamhi, su esposa sefardí, escribiría en su biografía que el concierto, si bien eran remembranzas de sus paseos por los hermosos Jardines del Palacio de Aranjuez, al sur de Madrid, fue en los jardines del Palacio de Luxemburgo en París, donde se inspiró el compositor y a dónde venían los esposos a pasear ya que vivían cerca, en la Rue Saint Jacques, en pleno Barrio Latino.

En 1939, al final de la guerra civil española y antes de comenzar la segunda guerra mundial, regresaron los esposos Victoria y Joaquín Rodrigo a España, llevando en sus maletas la partitura del concierto. El mismo se interpretó por primera vez el 9 de noviembre de 1940 en el Palacio de la Música de Barcelona y al mes siguiente se hizo su presentación en Madrid. Evidentemente, fue el maestro de la Maza el encargado de ambos estrenos.

El segundo movimiento de este concierto para guitarra y orquesta, el adagio, es el más conocido de los cuatro que lo componen.

En 1960, el jazzista norteamericano Miles Davis retoma su melodía en un disco donde lo interpreta en una versión jazzeada.

A partir de ese momento, el reconocimiento de “Aranjuez” o “Aranjuez mi amor” es mundial. Melómanos y profanos aman este concierto. El compositor decía de su obra que “captura las fragancias de las magnolias, el canto de los pájaros y el sonido de las fuentes del Jardín de Aranjuez”.

Para el maestro Rodrigo, el trabajo de transcripción de la música al papel le era muy difícil. Por ser ciego, no podía escribirla. Nota por nota, instrumento por instrumento, se la dictaba a un copista. Después con su esposa Victoria lo revisaba todo al piano y posteriormente se hacía una versión final que iba a los impresores. Laboriosa tarea y doblemente trabajosa para un compositor.

A pesar de ser el Concierto de Aranjuez lo más conocido de su obra, no por ello es su obra magistral. Su Concierto Heroico para piano y orquesta era el que Joaquín Rodrigo reconocía como su obra máxima. Era un concierto extenuante, de extremada dificultad interpretativa, demoledor para el pianista.

En 1996 se revisitó la obra para aligerar su dificultad de ejecución. Entre su muy prolífera obra mi preferida es el Concierto Andaluz para cuatro guitarras y orquesta, del que podrán escuchar varias hermosas versiones en YouTube.

Joaquín Rodrigo fue un hombre extremadamente sencillo y humilde, como son los grandes seres. Existe una anécdota de que un día, cortándose el cabello en una barbería del barrio de Salamanca en Madrid, se acercó el botones de un hotel cercano para conocerlo. El maestro atendió el joven con gran respeto y cariño y el chico le acompaño como lazarillo hasta su casa.

Durante el camino de regreso, el botones le habla el maestro que sus sueños eran ser un gran torero. Joaquín Rodrigo le dijo que si llegaba a ser un gran torero le escribiría un pasodoble. Fue así como compuso “Pasodoble para Paco Alcalde”, gran torero y que era aquel jovencito botones de un hotel de Madrid. Joaquín Rodrigo no sólo se dedicó a la composición de música clásica: también compuso música para películas, canciones, pasodobles e incluso zarzuelas. También fue concertista, profesor de música y catedrático. Para él se creó la cátedra de música de la Universidad Complutense de Madrid, a la que el propio Joaquín Rodrigo quiso ponerle el nombre de Manuel de Fallas, su gran amigo. Fue este compositor ciego quien llevó la guitarra española al firmamento sinfónico.

En vida, el maestro Joaquín Rodrigo recibió muchísimos premios y condecoraciones… y no sólo en España. Uno de ellos fue el Premio Príncipe de Asturias. Al saber que sería premiado preguntó: “Y a mí ¿por qué?” En 1991 fue ennoblecido por S.M. Juan Carlos I, quien le dio el muy hermoso título de Marqués de los Jardines de Aranjuez.

Joaquín Rodrigo es un verdadero ejemplo de vida, ejemplo de una persona que desde su más temprana infancia perdió el más importante sentido para el ser humano y no por ello se consideró diferente.

Con tesón, afán, trabajo y esfuerzos grabó su nombre con letras de oro en el firmamento de los grandes compositores. Es el compositor que más derechos de autor recauda entre los compositores de España. Es su hija Cecilia, a través de la fundación Victoria y Joaquín Rodrigo, quien administra estos derechos de autor.

Traductor, intérprete y filólogo.altus@sureste.com

 

 

 

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