domingo , 19 mayo 2024
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El olor de México detecta su enfermedad

¡Hedor!

Ernesto Arévalo Galindo (*)

Fuente: Diario de Yucatán

“No hay ninguna esperanza en la violencia, tan solo un alivio fugaz de la desesperanza”. —Spencer Reid, personaje ficticio de “Criminal Minds”

Independientemente de su inocencia o su culpabilidad, la detención del general Salvador Cienfuegos Zepeda, secretario de la Defensa Nacional durante el sexenio de Enrique Peña Nieto, colapsó la imagen del Ejército mexicano una vez más como parte de su historia. La tradición oral mexicana afirma, con justa razón, que el derecho de acceso a la justicia tiene un “precio” muy alto; también que altos mandos militares son “equipo”, por orden presidencial, con los principales cárteles de la delincuencia organizada.

Al respecto, el presidente Andrés Manuel López Obrador no tiene la calidad moral para juzgar: primero, porque no le corresponde y segundo, porque su sexenio ha superado los casos de corrupción e impunidad, comparándolo con los anteriores. ¡México está derrumbándose! Miserables están muriendo por la carencia de alimentos. Enfermos están muriendo por la falta de medicamentos. Ciudadanos están muriendo por la inmisericorde violencia. ¡México está enfermo! Estamos perdiendo la capacidad de mantenernos en pie, porque para empezar cada día nos odiamos más. ¡México está enfermo! No podemos hacer nada con olor del hedor de la podredumbre política. ¡México está muriendo!

Pero no es todo. México, continúa siendo “zarandeado” como estrategia política por el gobierno de Estados Unidos a unas semanas de las elecciones que definirán la reelección de Donald Trump o la llegada de Joe Biden, este último favorito para destronar a un hombre que no ha dejado de humillar a América Latina, manipulando la desgracia y el destino de millones de seres humanos para incrementar su “figura”, producto del poder político y económico. Si realmente lo hubiera querido, la intervención “heroica” del “Tío Sam” en Venezuela hubiera sido realidad. La “locura” del presidente estadounidense “alimentó” el populismo-comunismo en Latinoamérica.

Aquí, en el “cementerio nacional”, también se vive un proceso electoral, pero muy diferente a nuestro vecino país del Norte. ¡Son los tiempos de los partidos políticos! El Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación ratificó la decisión del Instituto Nacional Electoral, en cuanto a la reprobación de México Libre como partido político. Más allá de la decisión, Felipe Calderón tuvo la oportunidad, como presidente de México, de cambiar al país, pero fracasó originando el retorno del PRI a través de Enrique Peña Nieto. ¡Ya sabemos la historia! Por su parte, Margarita Zavala careció de “estatura”, al grado que abandonó la carrera presidencial. ¡Ya sabemos la historia!

En contraste, los magistrados aprobaron el registro de Redes Sociales Progresistas. El hecho significó el regreso de Elba Esther Gordillo, a través de su yerno José Fernando González, a la política. ¡Exacto! Uno de los “símbolos” de la peste política del pasado inmediato, está de regreso. Igualmente, el registro de Fuerza Social, de Pedro Haces, senador suplente de Morena, el partido en el poder, y líder sindical. Toda una “ficha” de la peste política actual. Mi redacción no es repetitiva… ¡la política es la repetitiva!

México no necesita más partidos políticos —cuyos dirigentes son millonarios, mayormente mafiosos— porque no dejan de estar “alimentados” de recursos públicos. Dinero que hace falta para dignificar la alimentación, la salud y la educación. ¡La vida!

¡El hedor es insoportable! Al unísono, el poderío de la corrupción y la impunidad en el actual sexenio, no tiene límites. Hace unos días, los medicamentos para enfermos, especialmente infantes, de cáncer fueron robados. Más reciente, diez mil dosis de vacunas contra la influenza fueron robadas al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).

En diferentes partes de la nación, las ejecuciones sumarias son cotidianas. Las tomas de casetas son habituales para robar dinero al prójimo a la vista de la autoridad. Las confrontaciones entre los políticos están ajenas a los intereses de sus ciudadanos.

En el sexenio de Felipe Calderón nació el “Estado fallido”. En el sexenio de Enrique Peña Nieto, el “Estado fallido” originó el “narco Estado”. En el actual sexenio de Andrés Manuel López Obrador, el “Estado fallido” sumado al “narco Estado” fusionó la “Cuarta Transformación”, en donde está ponderado lo peor de lo peor de la política nacional.

Lo único en lo que podemos confiar de los malos políticos de la “transformación”, es que no cambiarán jamás.

¡México huele mal!

No hay ninguna esperanza en la violencia, tan solo un alivio fugaz de la desesperanza.

Al respecto, el presidente de México se vanagloria en su “descomposición”.

La “Cuarta Transformación” está matando a más personas y mucho más rápido que el Covid-19, porque hay de pestes a pestes…

¡Hedor!— Cozumel, Quintana Roo.

arevalo61@yahoo.com.mx

Periodista

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