Rodrigo Llanes Salazar (*)
Fuente: Diario de Yucatán
Para Emilia
El anuncio que hizo la semana pasada el gobierno federal y el CEO de Heineken México sobre una nueva planta cervecera en el municipio de Kanasín, con una inversión millonaria que generaría más de 300 empleos directos, ha provocado una preocupación sobre los impactos de dicha obra en el agua de Yucatán que no se había visto en años anteriores para proyectos de magnitud similar.
La publicación que hizo Diario de Yucatán sobre el anuncio, en su página de Facebook tiene más de cuatrocientos comentarios, como “No lo permitamos, si la zona sur de la ciudad tiene problemas de presión o falta de agua domiciliaria imaginemos qué va a pasar!!!”, “Hay nos van a dejar sin agua”, “Me va a hacer feliz leer que el gobierno va a mejorar la infraestructura de Japay, darles mantenimiento a los cárcamos, mejorar los sistemas de filtrados, hacer nuevas plantas para tratamiento de agua, tener sus plantas de emergencia al día…”, “Así se va terminando lo que una vez fue el bello estado d Yucatán, aunque hagan sus propios pozos al final siempre afectará a la población”, “Se va a terminar el agua de Yucatán”, “Cerca de la reserva más grande Kuxtal… preparémonos para días sin agua”, “Mejor dicho… nos dejarán sin agua”, “Adiós agua, este es un depredador de agua, a cambio de unos pocos empleos…”. Como estos, encontramos cientos de comentarios más en la publicación y en diversos grupos en las redes sociales.
Pero los comentarios en Facebook no son la única expresión de la preocupación por las afectaciones al agua. Diversas organizaciones ambientalistas, de ciencias, feministas, de derechos humanos, entre otras, han compartido pronunciamientos sobre los impactos de la futura cervecera y solicitudes para que el proyecto sea cancelado.
¿A qué se debe esta preocupación?
Experiencias
La industria cervecera en México, controlada por el duopolio Anheuser-Busch InBev (dueña de Grupo Modelo) y Heineken (propietaria de Cuauhtémoc Moctezuma), concentra alrededor del 97% de la producción en el país, y ha provocado ya diversos conflictos en México, sobre todo en el norte del país. Uno de los casos emblemáticos es el de Constellation Brands en Mexicali, en donde se realizó un referéndum en el que el 76% de la población participante dijo que no quería la cervecera. En consecuencia, el gobierno federal revocó los permisos de la empresa y la planta fue cancelada (y posteriormente trasladada a Veracruz).
Desde luego, se podrá decir que uno de los problemas del norte de México es la falta de agua, en donde el acaparamiento del líquido por parte de grandes industrias juega un papel importante). Según estudios recientes, la industria cervecera es uno de los sectores de uso más intensivo de agua, consumiendo entre 4 y 6 litros para producir un litro de cerveza (Diro, K. Et al., “Assessment of the water footprint of the brewery industry: The case of Heineken, Addis Ababa, Ethiopia”, 2024). En este escenario, el secretario de Economía, Marcelo Ebrard, dijo que el gobierno velará para que “las empresas se instalen donde (los estados) tienen agua” y que el sureste tiene una “facilidad hídrica”, es decir, agua disponible y accesible.
Sin embargo, aunque la Comisión Nacional del Agua (Conagua) indica que Yucatán tiene 2 millones 386 mil 926 metros cúbicos de disponibilidad de agua anual para otorgar nuevas concesiones, en lugar de “facilidad hídrica” deberíamos hablar de una “abundancia vulnerable” desigualmente distribuida. Esto quiere decir que la cifra de Conagua es un promedio que no refleja la disponibilidad real de agua en cada región del estado. De acuerdo con el Programa Hídrico Regional de la península de Yucatán (2020-2024) de Conagua, Kanasín se ubica en la Unidad de Planeación Norte, Yucatán, en donde se reporta una disponibilidad media negativa, de -139.06 de metros cúbicos por año, así como la mayor presión sobre la disponibilidad total en todo el estado (119.29). Dicho en otras palabras, no existe disponibilidad de agua para ser concesionada, por lo que es falsa la idea de una “facilidad hídrica” para una planta cervecera en Kanasín.
Además, los acuíferos de Yucatán son muy vulnerables a la contaminación, tanto por las sustancias contaminantes que se filtran desde la superficie, debido a la delgadez y porosidad de los suelos, y por el riesgo a la intrusión salina, proceso que también ha sido reportado por varios investigadores de la región. Así, la extracción de millones de litros de agua al año puede influir en la reducción del agua dulce en el acuífero, apta para consumo humano, y la entrada del agua salina, no adecuada para nuestro consumo.
Éste último problema es el que está viviendo actualmente el municipio de Hunucmá, en donde, de manera similar al anuncio de Heineken en Kanasín, las autoridades y empresarios prometieron crecimiento económico y nuevos empleos. La Cervecería Yucateca (“yucateca” en el nombre, pero propiedad de Grupo Modelo y de Anheuser-Busch InBev), tiene una producción de 7 millones de hectolitros de cerveza al año según su página en internet.
De acuerdo con el Registro Público de Derechos de Agua (Repda), la Cervecería Yucateca en Hunucmá tiene una concesión para extraer 7 millones, 393 mil 774 metros cúbicos de agua al año, siendo así el sexto concesionario más grande de agua en el estado. Diversos habitantes señalan que sienten más salada el agua de sus pozos y que muchos de sus pozos ya están secos.
En el caso de la planta cervecera de Kanasín, el CEO de Heineken México anunció que tendrá una producción inicial de 4 millones de hectolitros, que puede llegar a duplicarse. ¿Cuánta agua tiene concesionada la empresa para producir ese volumen de cerveza? Aún no lo sabemos, porque las autoridades no han informado al respecto y no se encuentra disponible el dato. Cabe la pregunta, ¿cuenta la empresa con la concesión de descarga y de extracción de agua subterránea?
El año pasado, la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación estableció que las autoridades deben consultar a los pueblos indígenas cuando se emita títulos de concesión de agua para uso industrial que afecten su territorio y su derecho a un medio ambiente sano. ¿Se incluyó el tema de la concesión de agua en la consulta indígena que realizaron las autoridades municipales el año pasado?
Cercanía con reservas de agua
La preocupación por la extracción de millones de litros de agua se acentúa ya que Kanasín se ubica junto a la Reserva Ecológica Cuxtal, la cual suministra alrededor de la mitad del agua que usa Mérida, y también se encuentra al interior del Anillo de cenotes y próximo a la Reserva estatal geohidrológica Anillo de cenotes, que es fuente de agua de alrededor de la mitad del estado. De acuerdo con diversos índices de vulnerabilidad, los municipios al interior del Anillo de cenotes son muy vulnerables a la contaminación y a los efectos de la sobreextracción del agua.
Además, como ha señalado la Contraloría Autónoma del Agua de Yucatán en un reciente pronunciamiento, Kanasín se enfrenta a múltiples fuentes de contaminación, desde los malos manejos de aguas residuales y los desechos de las granjas avícolas y porcícolas (sobre este tema, la Semarnat señaló en su Dictamen diagnóstico ambiental que el municipio requiere atención urgente).
A lo anterior hay que sumar que, en los últimos quince años, diversas colonias de Kanasín, como Pablo Moreno, Pedregales I y II, La Joya, Rinconada, Residencial de Kanasín, Santa Isabel, entre otras, han reportado estar semanas sin agua potable. Ante esta situación, se puede entender el malestar de la población de que las autoridades no atiendan la infraestructura necesaria para garantizar el derecho humano al agua de la población, mientras que anuncia que una empresa tendrá derecho a extraer millones de litros del líquido.
Exigencias
Como lo establece el Acuerdo de Escazú, tratado internacional firmado y ratificado por el Estado mexicano, la ciudadanía tenemos el derecho al acceso a la información ambiental y a participar en la toma de decisiones de asuntos ambientales. A partir de este derecho y de las obligaciones del Estado, las autoridades deben informar a la ciudadanía sobre: el cambio de uso de suelo para la planta cervecera, la Manifestación de Impacto Ambiental de dicho proyecto, sus permisos de descarga y extracción de agua subterránea.
Finalmente, ante la preocupación generalizada sobre el tema, una forma de participación sería la realización de un referéndum, en el que participe por lo menos la población de la Zona Metropolitana de Mérida (en donde se ubicaría la planta cervecera) para, con la información disponible, decidamos cuáles son nuestras prioridades para el bienestar.
Como comentario final, estas semanas, Diario de Yucatán cumplió 100 años de publicarse. ¡Enhorabuena por el centenario! Esta semana, quien escribe estas líneas cumplió su primera década publicando en estas páginas. Agradezco a los editores y a las lectoras y lectores de este periódico por su acompañamiento en estos diez años.— Mérida, Yucatán
Correo: rodrigo.llanes.s@gmail.com
*Investigador del Cephcis-UNAM