En un análisis del comportamiento en redes de la percepción de los cibernautas sobre Quintana Roo, se encontró que ha incrementado la idea de inseguridad con inconformidad social, lo que ubica a la entidad en la posición 19 del ranking nacional.
En el análisis del Índice GLAC se encontró que la disminución en el dinamismo de la actividad económica provoca una contracción en la oferta de trabajo; si bien la falta de empleo por sí sola no determina la generación de conductas delictivas, sí puede colocar a las personas desempleadas y volverlas vulnerables para incorporarse a alguna fase del delito, incluido el de extorsión.
En ese sentido, la relación delincuencia-desempleo registró su punto más alto en 2014 en Quintana Roo, con 17.68 extorsiones por cada 100 mil habitantes y 4.93 por ciento de la población económicamente activa desempleada; en contraste, en 2016 los valores pasaron a 2.65 extorsiones por cada 100 mil habitantes y 3.21 por ciento de desempleo.
En esa entidad, en los últimos dos años se ha registrado un incremento en la incidencia delictiva, particularmente en los delitos del fuero común, entre los que destacan la trata y tráfico de personas, la extorsión y el denominado “cobro de piso”, además de los de concurrencia local y federal, como la compra-venta de droga.