Franck Fernández*
Fuente: Diario de Yucatán
Nosotros, hombres y mujeres del siglo XXI, vivimos subyugados por las civilizaciones antiguas. Ellas crearon las condiciones para nuestra civilización actual. Todas, en alguna medida, influyeron en lo que somos hoy. Hubo una que se desarrolló en el Mar Mediterráneo y que desapareció de forma misteriosa, alentando todo tipo de controversias.
Estoy hablando de la civilización cretense, también conocida como la civilización minoica. Fue una de las culturas más avanzadas de la Edad del Bronce en Europa y su auge se extendió aproximadamente entre los años 3000 y 1450 antes de Cristo, en la isla de Creta, en el mar Egeo. Esta civilización es fundamental para comprender las raíces de la cultura occidental, ya que su influencia fue trascendental no solo para la Grecia antigua, sino también para el mundo mediterráneo.
Creta, una isla situada al sur de Grecia, se benefició de su posición estratégica en el cruce de rutas comerciales entre Europa, Asia y África. Su territorio montañoso y sus costas fértiles propiciaron el desarrollo de una sociedad próspera que se dedicaba tanto a la agricultura como al comercio. Los cretenses establecieron una red comercial extensa, con vínculos que llegaban hasta Egipto, Anatolia y las islas del mar Egeo.
A lo largo de su historia, Creta estuvo marcada por la habilidad de su gente para construir y navegar. Esto les permitió establecer colonias en otras islas del Egeo y mantener relaciones con civilizaciones más lejanas. En gran parte, la prosperidad de la civilización minoica se debió a su capacidad para controlar el comercio de productos como el aceite de oliva, el vino, la cerámica y la artesanía en metal.
Los primeros asentamientos en Creta datan de alrededor del 3000 antes de Cristo, pero fue durante el llamado Periodo Medio Minoico (aproximadamente 2000-1450 antes de Cristo) que la civilización alcanzó su mayor esplendor. Durante este período, la arquitectura cretense alcanzó su máximo desarrollo con la construcción de palacios monumentales, siendo el más famoso el Palacio de Cnosos, cerca de la actual Heraclión.
Cnosos, el centro administrativo y ceremonial de la civilización, es uno de los yacimientos arqueológicos más importantes de la isla. Este palacio, que abarcaba más de 20 000 metros cuadrados, estaba decorado con frescos vibrantes que mostraban escenas de la vida cotidiana, la naturaleza y elementos mitológicos.
La sociedad cretense era sofisticada y compleja. Aunque no existen evidencias directas de un sistema de gobierno formal, la organización de los palacios sugiere que el poder estaba centralizado en manos de una élite gobernante, probablemente un rey o un grupo de personales de las élites que supervisaban la producción, el comercio y los rituales religiosos.
Los minoicos eran conocidos por su habilidad artesanal. Fabricaban una exquisita cerámica, tejidos, hermosas joyas y muebles. Además, la metalurgia en Creta estaba muy avanzada. Los artesanos creaban armas, herramientas y objetos decorativos de gran calidad. El arte cretense, especialmente los frescos que decoraban los palacios, muestra una sociedad muy preocupada por la belleza, la naturaleza y la vida cotidiana, reflejando tanto la influencia de sus alrededores como su capacidad para innovar y adaptarse a nuevos estilos. Los personajes representados en sus pinturas nos presentan a jóvenes de ambos sexos, con extraordinarios cuerpos bien ejercitados y hermosas cabelleras de cabellos rizos.
Los minoicos también se destacaron en el campo de la navegación. Se considera que eran excelentes marineros, lo que les permitió establecer rutas comerciales a través del mar Egeo y más allá, llegando a lugares tan lejanos como Egipto y la actual Turquía. Su red comercial no solo les permitió enriquecerse, sino también intercambiar ideas y culturas, lo que les dio una gran ventaja sobre otras civilizaciones contemporáneas.
La religión minoica era politeísta. Se centraba en una conexión profunda con la naturaleza y el ciclo de la vida. Las figuras de diosas fueron prominentes en su religión, siendo la Diosa Madre uno de los íconos más importantes, asociada con la fertilidad, la tierra y la regeneración. También se veneraba a deidades relacionadas con los animales, como los toros, que tenían un papel simbólico central en los rituales.
Uno de los aspectos más conocidos de la religión cretense es el mito del Minotauro. Según la mitología, el Minotauro era una criatura mitad hombre y mitad toro que habitaba en el Laberinto de Cnosos. Este mito refleja la importancia del toro en la cultura minoica, que también se manifestaba en los rituales de tauromancia, en los que los cretenses se enfrentaban a toros en actos que combinaban deportes y sacrificios religiosos, según nos indican los dibujos que nos dejaron en frescos y vasijas.
Los frescos de los palacios y los artefactos descubiertos en Creta muestran la relación estrecha entre el arte y la religión. Escenas de sacrificios, procesiones religiosas y celebraciones rituales son comunes en la iconografía minoica, reflejando una sociedad profundamente espiritual y ceremonial.
Entre las cosas que no hemos podido descifrar de esta gran cultura está su sistema de escritura. Los minoicos desarrollaron dos formas de escritura: la lineal A y la lineal B. La escritura lineal A, que no ha sido descifrada completamente, se utilizaba principalmente en los palacios y otros centros administrativos. Por otro lado, la escritura lineal B, que fue descifrada en el siglo XX, está relacionada con el idioma griego y se utilizaba para fines administrativos y comerciales. Esta última muestra la influencia de la cultura micénica, que posteriormente dominó Creta.
El final de la civilización minoica se produjo hacia el 1450 antes de Cristo. Varias teorías intentan explicar su colapso. Una de las más aceptadas es que un terremoto o una erupción volcánica en la isla de Santorini pudo haber provocado grandes daños a las ciudades cretenses. Otra teoría apunta a la invasión y el dominio de los micénicos, una civilización griega continental que comenzó a tomar el control de Creta. A pesar de su desaparición, la influencia de la civilización minoica perduró en las culturas posteriores, especialmente entre los griegos. Elementos de su arte, religión y organización social se reflejan en las civilizaciones que surgieron en el mundo griego y en otras partes del Mediterráneo.
Hoy en día, la civilización cretense sigue siendo un tema fascinante para arqueólogos e historiadores. Las excavaciones en sitios como Cnosos, Festo y Malia continúan arrojando nuevos hallazgos que permiten comprender mejor su legado e impacto en la historia de la humanidad. Si tiene la posibilidad de visitar esta legendaria isla del Mar Mediterráneo no deje de visitar en la ciudad de Heraclión el más importante museo del mundo especializado en esta interesante cultura.
*Traductor, intérprete y filólogo