Dulce María Sauri Riancho *
Fuente: Diario de Yucatán
Es miércoles. Escribo antes de conocer el resultado del debate de la Suprema Corte de Justicia sobre la reforma de la mayoría morenista a la Constitución, despojando al Poder Judicial de su autonomía e independencia. Oprimo el teclado cuando aún no se conoce la voluntad de las y los votantes estadounidenses respecto al futuro de su democracia. Sospecho siempre de los martes, quizá por el refrán popular que en ese día “ni te cases, ni te embarques”. Pero así correspondió fijar la fecha de dos eventos cruciales para dos pueblos que, separados por una línea divisoria, comparten un espacio geográfico, político y social. Marte, que le dio nombre al segundo día de la semana, se relaciona con la energía, la valentía, la iniciativa y la competencia, quizá porque era el dios romano de la guerra y la lucha por la vida. Para el pueblo cristiano, el martes Santo es el día en el que Jesús enseñó en el Templo de Jerusalén, donde confrontó a los líderes religiosos y les habló a sus seguidores acerca de su próxima Pasión, Muerte y Resurrección. Para los creyentes en la magia, el martes es considerado un día de fuego, de inicios y comienzos, ideal para aprovechar la energía positiva y rechazar lo malo. Como podrán observar, amigos lectores, todo puede haber sucedido ayer. Los poderes Judicial y Ejecutivo definen desde este martes el futuro de la democracia en México. No se trata solamente del contenido de la determinación de la Suprema Corte de Justicia sobre las acciones de inconstitucionalidad presentadas por partidos políticos y numerosos amparos interpuestos contra la reforma al Poder Judicial federal aprobada por el constituyente permanente. La cuestión de fondo tiene relación con el acatamiento —o no— por los otros dos poderes de la resolución de la Corte. Desconocerla —se llama “desacato”— significa dañar de manera irreparable el sistema político basado en la división de poderes, en el que cada uno tiene una función específica: aprobar las leyes, ejecutarlas y vigilar su aplicación. La única fuerza del Poder Judicial es la razón de la ley. No tiene ejército a su disposición para imponer sus determinaciones. Y cuando hay incumplimiento de sus sentencias o violación de algún amparo, solo tiene la vía de la Fiscalía General de la República.
Opciones
Quien puede lo más, puede lo menos. La presidenta Sheinbaum elegirá entre dos opciones: o someterse al imperio de la Ley o violentarla. Si la presidenta desobedece a la Corte, ¿quién podrá oponerse en un futuro, con la ley en la mano, a cualquier determinación arbitraria que tome el Ejecutivo? Ese es el tamaño del daño que una desobediencia presidencial acarrearía a las instituciones y a la convivencia democrática. Aceptar, allanarse a la resolución de la Suprema Corte de Justicia, por el contrario, reforzaría la legitimidad de la presidencia de la república. Esta misma mañana, en la conferencia matutina, la presidenta Sheinbaum habrá trazado su camino para los casi 6 años que le faltan por transitar. Por el bien de todos, principalmente de las mujeres, espero que no se equivoque.
Elecciones en Estados Unidos
El pueblo estadounidense vive su propia disyuntiva democrática. Emitió su voto y por su intricado sistema electoral, tal vez habrán de transcurrir varios días antes de obtener la cuenta de los estados de la Unión ganados por una y otro. Incluso se podría repetir, como en 2000 y en 2016, que quien más sufragios obtuvo no llegue a la presidencia. El mayor riesgo viene después del martes. Por increíble que parezca en una sociedad que ha construido un sistema democrático bicentenario de transmisión pacífica del poder, ahora está en entredicho la aceptación de los resultados. Una y otra vez a lo largo de la campaña electoral, Donald Trump se ha manifestado abiertamente en contra de reconocer el triunfo de su adversaria, Kamala Harris, si éste se diere. Mujer, hija de inmigrantes de Jamaica y la India, ella ha desafiado el poder patriarcal y machista representado por el candidato republicano. Este martes se habrán expresado en las urnas estadounidenses las resistencias y las esperanzas. Si pudo más el fanatismo y el miedo, o si se abrió paso la esperanza. Aceptar las decisiones tomadas por el pueblo en las elecciones o por sus instituciones en los tribunales, hacerlo sin regateos ni descalificaciones, es pieza esencial de la democracia y de la solución pacífica de los conflictos en la lucha por el poder. Los tiempos acercaron a ambos pueblos: estadounidense y mexicano, a un martes definitorio de su futuro inmediato. Ellas y ellos, el veredicto de las urnas: nosotros, el acatamiento por parte de la presidencia de la república a la determinación de la Suprema Corte de Justicia tomada también en martes.
Sistema Nacional de Cuidados
Faltan apenas nueve días para que el próximo 15 de este mes el Ejecutivo envíe el “paquete económico” 2025 al Congreso de la Unión. Ambas cámaras habrán de discutir el proyecto de Ley de Ingresos, definir las fuentes de recaudación, el nivel de endeudamiento gubernamental, así como, eventualmente, nuevos impuestos y gravámenes. Pero el asunto de la distribución del gasto, el Presupuesto de Egresos (PEF), es exclusivo de la Cámara de Diputados. Compromiso que no se refleja en el Presupuesto es puro rollo. Por eso la importancia de seguir el camino presupuestal del futuro sistema nacional de cuidados. Si no hay una asignación prevista para 2025, poco por no decir nada se podrá realizar antes de 2027. Lo más importante es la visión que la presidenta Sheinbaum imprima a su gobierno sobre este crucial tema relacionado con el libre ejercicio de los derechos de las mujeres. No es un programa asistencial, tampoco puede ser encuadrado en exclusiva en alguna dependencia para su ejecución. El sistema nacional de cuidados es una estrategia de carácter transversal que cruza a la administración pública en su conjunto; que exige construir sólidos lazos con las organizaciones de la sociedad; que demanda una instancia coordinadora ubicada administrativamente al máximo nivel posible: la oficina presidencial. Tiene que aparecer con fuerza en el PEF 2025.— Mérida, Yucatán
Correo: dulcesauri@gmail.com
*Licenciada en Sociología con doctorado en Historia. Ex gobernadora de Yucatán