Las pésimas condiciones en las que se encuentra el mercado Lucas de Gálvez, más conocido como el “mercado grande” de Mérida, exige urgentes medidas de saneamiento, ya que los pozos rebosan de manera continua, lodo, espacios abandonados y áreas en los que se expenden alimentos en condiciones poco recomendables son parte del triste panorama que se observa en el lugar.
Los puestos de metal se encuentran completamente carcomidos, tomas de agua colectivas sin tubos ni servicios, cables enmarañados y hasta cubiertos de telarañas, mientras que los locatarios advirtieron que no hay ni un solo extintor en la zona.
—Yo le pido a las autoridades que se pongan las pilas y que se arregle el mercado, me da pena que entre el turismo tapándose la nariz, que imagen tan fea es la que se llevan de nuestra ciudad —expresó Miguel Peña Ronquillo, propietario de un expendio de alimentos junto a los escombros y la basura que se acumula en los puestos de La Pepita que no se terminaron.
Los locatarios hacen constantes reclamos por esta situación reclamos en cuanto a la falta de mantenimiento, y lamentaron esta haya sido la razón por la que el jueves pasado a punto estuvo de ocurrir una desgracia, cuando se desplomó el techo de un puesto de reparación de alhajas.
—Estamos solicitando que se dé el mantenimiento adecuado, estamos viendo lo que ocurrió y no queremos que se vaya a repetir, y que ahora sí, pueda costar alguna vida —dijo a Punto Medio, Ángel Enrique Sánchez Dzul, presidente de la Unión de Baratilleros de Yucatán “Andrés Ortega”, quien exhortó a las autoridades a trabajar de manera conjunta con los locatarios.
—Además de que se debe de impermeabilizar y revisar los techos antes de que lleguen las lluvias, se debe de hacer una remodelación integral del mercado, porque tenemos muchos problemas con inundaciones en los pasillos, es urgente que se dé mantenimiento, porque el deterioro es de muchos años —recalcó.
El problema con las tuberías tupidas es muy grave; se les ha pedido a los locatarios que solo trapeen los pisos para evitar inundaciones, lo que no es suficiente para que desaparezca el mal olor que se expenden en el más reciente edificio construido conocido como de “ex pollerías”, donde a pesar de los reclamos poco se ha hecho para remediar la situación.
El drenaje genera gases que afecta a los techos.