Denise Dresser*
Fuente: Diario de Yucatán
Lo bueno: *Una condición esencial de la democracia —la incertidumbre— regresó a la contienda presidencial. Aun con la ventaja de Claudia Sheinbaum y los errores de la coalición opositora, habrá competencia para ese puesto, y mucho más en contienda. Eso se logró gracias a la movilización ciudadana en defensa del INE y una decisión crucial de la Suprema Corte que desechó el famoso “Plan B”. El primer intento del partido en el poder para adueñarse del árbitro electoral fue frenado, y a pesar de sus divisiones y debilidades, el INE sigue ahí.
*La reducción sustancial de la pobreza debido a una combinación de factores: los programas sociales, las remesas y el incremento del salario mínimo. Quizás el logro más importante del lopezobradorismo habrá sido colocar la deuda social con los desposeídos en el centro de la agenda pública.
*La recuperación económica postpandemia y el dinamismo inyectado por el nearshoring, y una reconfiguración geopolítica y comercial que ha beneficiado a nuestro país. Seguirá ocurriendo no gracias al gobierno, sino a pesar de él.
*La contención institucional que la Suprema Corte ha logrado colocarle a un Presidente que insiste en gobernar de manera metaconstitucional, saltándose las reglas y dinamitando la democracia disfuncional que heredó.
Lo malo: *La militarización galopante que López Obrador ha promovido y será su legado más perdurable y el más tóxico. Hoy las Fuerzas Armadas son un gobierno paralelo que opera a sus anchas, sin vigilancia, sin controles civiles, al margen de los contrapesos democráticos. Hacen negocios, entregan contratos, se aprovechan de subsidios gubernamentales para financiar empresas que jamás serán redituables —como la nueva aerolínea militar— y se han convertido en los nuevos saqueadores. Regresarlos a los cuarteles tomará años, y mientras tanto serán el nuevo poder fáctico con el cual la siguiente Presidenta deberá lidiar.
*La inauguración teatral de obras como Dos Bocas, el AIFA, el Tren Maya y la Megafarmacia, que no lograrán su cometido, no resuelven los problemas para los cuales fueron diseñadas, presentan sobrecostos escandalosos y no son resultado de una planeación cuidadosa o racional. Hemos regresado al jineteo sin freno del presupuesto, colocado al servicio de un solo hombre. El echeverrismo dixit que dejará tras de sí finanzas en riesgo, boquetes en el erario, endeudamiento que se ha tratado de esconder, y poco margen de maniobra en el futuro por lo que se ha gastado y se seguirá gastando para “salvar” a Pemex.
*La renuncia de Arturo Zaldívar para sumarse a la campaña de Claudia Sheinbaum, lo cual en cualquier democracia funcional hubiera sido impensable. Su salto de la Suprema Corte a la arena política demuestra una deplorable falta de ética privada. Y junto con la selección de Lenia Batres al Tribunal Supremo, evidencia la degradación pública encabezada por un gobierno que justifica su patrimonialismo en nombre de los pobres.
*El mantenimiento de la mañanera como un ejercicio de abuso de poder, desde donde el presidente López Obrador denuesta, difama y construye falsos enemigos porque resulta políticamente conveniente hacerlo. Ahí ha mentido sobre defensores de derechos humanos, antiguos aliados, servidores públicos que lo han enfrentado y periodistas que lo han confrontado con datos de su propio gobierno.
Lo feo: *La construcción de una elección de Estado, como aquellas que durante tantos años el PRI utilizó para mantenerse en el poder. La dupla AMLO-Morena se valdrá de todos los recursos públicos a su alcance con tal de ganar. El Presidente continuará desafiando al INE, el dinero en efectivo seguirá desplazándose debajo de la mesa y el Censo del Bienestar será utilizado por los Servidores de la Nación para repartir recursos con fines electorales.
*El gobierno lopezobradorista y su candidata oficialista —Claudia Sheinbaum— usarán el “Plan C” como acicate para la activación del agravio. Polarizarán para contender, prometiendo acabar con las instituciones que fueran concebidas para contener los impulsos del Tlatoani o la Tlatoani. La poca democracia que México logró construir estará en riesgo de extinción. Y los únicos que podrían evitar que eso suceda son los ciudadanos/ciudadanas conscientes de lo que se avecina. Alguien tiene que llevar el anillo a Mordor, y ojalá seas tú.—Ciudad de México.
denise.dresser@mexicofirme.com
*Periodista