viernes , 19 abril 2024
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El honor de no estar con Obrador

Antonio Salgado Borge

Fuente: Diario de Yucatán

Ni con Claudio X y la oposición

Algo se ha hundido en una democracia cuando los líderes de las principales fuerzas políticas en disputa han sustituido la deliberación razonada por descalificaciones simplistas.

El hundimiento es más profundo cuando dos bandos de individuos, igualmente acríticos, aceptan sin reservas esta narrativa binaria, definiendo su posición política a través de la fidelidad hacia alguna de estas fuerzas.

Pero el fondo empieza a acariciarse cuando las fuerzas políticas en conflicto y sus seguidores fanatizados se lanzan contra las personas que se rehúsan apoyarles con fidelidad ciega; cuando la crítica a uno es considerada un apoyo al otro, y la ausencia de devoción es interpretada como tibieza o, peor aún, como herejía.

La idea de elaborar listados de individuos que, por acción o incluso por omisión, alientan al rival entra en esta última categoría.

Aunque el concepto de listado fue propuesto explícitamente por Claudio X González —cuestionado empresario y uno de los líderes de facto de la oposición en México—, este concepto no es muy distinto al barajado implícitamente por el Presidente durante las mañaneras, a través de declaraciones o del impresentable “quién es quién en las mentiras”.

Como era de esperarse, políticos, académicos y periodistas han expresado el “honor” que para ellos representa que los líderes de la fuerza política rival les hayan incluido en su colección de enemigos.

En este texto me enfocaré en los académicos y periodistas y dejaré de lado a los políticos.

Para algunas personas que pertenecen a estos segmentos, tomar partido por un grupo determinado enaltece u honra, pues implica al menos dos cualidades principales.

En primer lugar, involucraría valor, pues en el contexto actual del abierto apoyo a una fuerza —es decir, de “estar” con ella— se derivará una serie de agresiones de los simpatizantes de la fuerza opuesta. Un medio o periodista identificado con la fuerza de Claudio X seguramente será atacado en redes sociales por fanáticos de AMLO y viceversa.

En segundo lugar, “estar” con la fuerza que un líder encabeza significaría asumir la responsabilidad que el momento histórico demanda. Para quienes están enredados en la narrativa binaria, no estamos en tiempos de “tibiezas”. Todo individuo que duda o no apoya incondicionalmente, alienta al rival y, en consecuencia, es un enemigo.

Idea

Por atractiva que resulte para algunos, la idea de que “estar” con una de las fuerzas en disputa significa valor y responsabilidad ante el momento histórico y, por ende, honra a quienes lo hacen está viciada de origen.

Empecemos considerando la noción de valor que esta idea presupone.

Para ver por qué esta noción no se sostiene, es preciso notar que la elaboración de listas representa la manifestación de un fenómeno que ya estaba presente y que se ve con mayor claridad en el caso del periodismo. Académicos, medios o periodistas independientes y con posiciones críticas hacia las dos fuerzas en disputa son atacados en redes sociales todos los días por seguidores de ambas fuerzas.

Por ejemplo, en los comentarios a una de sus notas publicadas en redes sociales, un portal de noticias puede ser calificado como un medio pro-AMLO por el rebaño de Claudio X González y, en los comentarios a otra, publicada con minutos de diferencia, como medio anti-AMLO por los pastoreados por el Presidente.

Así, ambos grupos acusan a un mismo medio o persona, en el mismo día, de perder su objetividad, de haber decaído por haberse vendido a la fuerza contraria. La narrativa binaria puede conducir a la esquizofrenia.

Desde luego, cada grupo exige objetividad y premia a quienes la exhiben. Pero su definición de objetividad es muy peculiar, pues a su entender este término es sinónimo de fidelidad. “Objetivo” es aquel medio que dice lo que se quiere escuchar. Y lo que se quiere escuchar es únicamente aquello que perjudica al rival o que favorece a la fuerza con que se simpatiza.

Lo importante para efectos de este análisis es que las listas de Claudio X y de AMLO ponen la letra escarlata sobre las personas dedicadas al periodismo y a la academia que se rehúsan a complacer a los fanáticos de alguno de estos bandos. Por ende, aumentan de forma importante la presión sobre éstos. En este contexto, lo verdaderamente valiente es asumir que la falta de “compromiso” con las dos fuerzas implica recibir agresiones por parte de los fanáticos de ambas.

Algo similar ocurre con el aspecto económico. Para algunos académicos, medios y periodistas resulta sumamente lucrativo predicar para el coro. Y es que al producir contenido y documentos que complacen a uno de los grupos de fanáticos en disputa, se abre la puerta a la recepción de apoyos por parte de la fuerza que este grupo sigue, y también a contar con una audiencia fiel por motivos distintos a la calidad de su trabajo. Valiente es aceptar el riesgo de perder seguidores y de terminar produciendo contenidos para un grupo reducido que el compromiso con la calidad implica.

Valor

La noción de valor que supuestamente implica sumarse a una de las fuerzas en disputa claramente no se sostiene. ¿Qué hay de la noción de que tomar partido por la fuerza que un líder encabeza significa asumir la responsabilidad que el momento histórico demanda?

Para ver por qué la segunda noción tampoco tiene fundamentos, basta con considerar que ésta implica una confusión radical; a saber, la falta de distinción entre la fidelidad hacia un conjunto de ideas y la fidelidad hacia las personas que dicen representarlas.

Uno puede aceptar que el momento actual ciertamente demanda cambios radicales en lo económico, social y ambiental; que el modelo que hemos seguido hasta ahora en estos tres aspectos es insostenible. Ciertamente me incluyo entre quienes piensan que éste es el caso.

Pero de ello no se sigue que uno deba ser fiel predicador del Presidente o de su fuerza. Una persona puede estar decididamente comprometida con la redistribución del ingreso, la igualdad, los derechos humanos, el fracaso del modelo neoliberal o la honestidad, sin comprometerse a sumarse a la fuerza de AMLO que dice representar estas ideas -incluso habiendo votado esta persona por el Presidente.

Y es que a través del compromiso con las ideas y no con la fuerza o la persona que dice representarlas, es posible evaluar a esa persona y a esa fuerza. De lo contrario, los ideales o principios que se defienden serían tan flexibles como la voluntad o intereses de un puñado de líderes contemporáneos.

Lo verdaderamente difícil cuando se busca el cambio real no es seguir a quien lo promete, sino no desviarse de los ideales en que uno cree y cuestionar las omisiones o errores de quien dice representarlos, incluso cuando esta persona parece simpática o la esperanza es urgente.

“Estar” con López Obrador y su fuerza o con Claudio X González y la suya no es entonces señal alguna de valor. Tampoco lo es de responsabilidad ante el momento tan complicado que México enfrenta.

Fidelidad

En consecuencia, la fidelidad total que demandan de académicos y periodistas y que buscan asegurar a través de sus listas no honra o enaltece. Tampoco honra o enaltece aparecer en la lista de la fuerza contraria a la que uno defiende. Dado el contexto que aquí he descrito, si acaso, lo que verdaderamente enaltecería es aparecer en ambas listas, pues ello implicaría un trabajo de calidad y crítico

O por ponerlo de otra forma, el verdadero honor no es “estar” con Obrador o con Claudio X, sino no “estar” con ninguno de éstos. Incluso si se simpatiza con ellos o se apoya las ideas que defienden.— Edimburgo, Reino Unido

asalgadoborge@gmail.com

Antonio Salgado Borge

@asalgadoborge

Doctor en Filosofía (Universidad de Edimburgo)

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