jueves , 28 marzo 2024

Dulce María Sauri Riancho: Progreso agraviado

Imprudencia y oportunidad

Dulce María Sauri Riancho (*)

Publicado en Diario de Yucatán

Progreso ha sufrido a lo largo de su historia fuertes huracanes, pero ninguno quizá más violento que las palabras de la secretaria de Turismo, Michelle Friedman. Desde su perspectiva, resulta más fácil destruirlo que componerlo, dando a entender de esa manera el elevado grado de dificultad para transformar al principal puerto de Yucatán en un destino agradable y atractivo para los visitantes. Al igual que muchos, me sentí primero agraviada por las expresiones de la novel funcionaria. La molestia pronto fue sustituida por la preocupación. ¿Qué significa el puerto de Progreso para el gobierno de Mauricio Vila? Me puse entonces a hurgar en el baúl del pasado de la que fue, para Yucatán, por 80 años, la única puerta al mundo del comercio.

Hace casi 148 años, el 1 de julio de 1871, fue inaugurado el puerto de Progreso, una vez que la antigua aduana colonial fue trasladada desde Sisal.

Era no sólo el punto de la costa más cercano a Mérida, sino también se localizaba en medio de la emergente zona henequenera de la porción noroccidental de la península.

El muelle “nuevo”, edificado por la compañía danesa Christiane & Nielsen, fue inaugurado en 1947, tras once años de construcción. Al paso del tiempo, la fibra fue sustituida por los hilos y jarcias yucatecas que salían de Progreso al mundo. Progreso era el punto de embarque hacia el centro del país, pues el ferrocarril que uniría por tierra a la península se inauguró hasta 1950 y fue apenas en 1958 cuando se pudo transitar sin cambiar de tren en Campeche, al concluir la introducción de la vía ancha hasta Mérida.

A mediados del siglo pasado, la caída de la demanda de los productos henequeneros impactó severamente la economía peninsular. El puerto: su muelle, su aduana, sus bodegas y sus trabajadores sufrieron el deterioro. Para entonces, la pesca ribereña tradicional iba en camino de transformarse en pesca comercial, lo que demandaba barcos de mayor tonelaje y capacidad, bodegas refrigeradas, fábricas de hielo y fileteadoras, y sobre todo un puerto de abrigo dónde refugiarse. Así surgió Yucalpetén, inaugurado en 1968, que dio un fuerte impulso a la pesca de escama y a su exportación.

La puerta de Yucatán al mundo se hizo pequeña e insuficiente para satisfacer las necesidades del estado. Fue en 1985 cuando dio inicio la construcción del puerto de altura, inaugurado cuatro años después, el 5 de octubre de 1989. El viaducto alcanzó siete kilómetros mar adentro; se construyó la terminal remota, patios de maniobras, la terminal granelera y se dio paso al arribo de embarcaciones de más de 20 mil toneladas de capacidad. Víctor Cervera Pacheco logró extraer del gobierno federal el financiamiento necesario para esta magna obra, que permitió la importación de granos —maíz, sorgo, soya— a precios competitivos para sostener a las industrias porcícola y avícola.

Además, se estableció la terminal de descarga y almacenamiento de combustibles —gasolinas, turbosinas, diésel—, gracias a la cual, en esta coyuntura de desabasto, ha permitido que Yucatán no padezca las carencias de otras partes del país.

Desde su fundación, el puerto de Progreso y sus playas han sido destino de vacacionistas que van a disfrutar de la “temporada” o a pasar el día. Ricos y pobres se apropian cada verano del tranquilo y cálido mar progreseño. Miles de casas ocupan la franja costera entre Chuburná y Telchac. Las marinas de Yucalpetén y Telchac albergan embarcaciones recreativas y yates, además de barcos pesqueros.

En esta compleja y vital sociedad se enclava el turismo de cruceros, objeto de preocupación de la secretaria del ramo. Es cierto que ella tiene como obligación principal velar por la promoción y el fortalecimiento de esta actividad tan relevante para la economía de Yucatán. Pero, con todo respeto, el turismo de cruceros no es el eje de la vida del puerto ni se puede concebir un programa de desarrollo integral que gire de manera preponderante en torno suyo. Y allá surge esta preocupación que comparto: ¿qué ha sucedido con el proyecto de aumentar la profundidad del canal de acceso al puerto de altura e incrementar la superficie de la terminal remota? ¿Y el ramal ferrocarril que conectaría con Poxilá y Hunucmá? ¿Qué ha pasado con el puerto seco y el patio de maniobras para contenedores? Y en la pesca de altura: ¿cómo apoyar a patrones y trabajadores que se dedican a ella? ¿Y los ribereños?

Incluso, en el sector turismo habría muchas cuestiones que abordar. Por ejemplo, la presión que los visitantes temporadistas hacen sobre los servicios de agua y electricidad, basura y desechos líquidos, entre otros. Suficientes para los pobladores permanentes, son rebasados por la demanda estacional. O la posibilidad de reforzar la dinámica de renta de viviendas a extranjeros. Pero, ¿cómo hacerlo cuando son víctimas frecuentes de robos sin resolver? La ocupación irregular de terrenos de la ciénaga y su relleno con basura para edificar vivienda precaria va mucho más allá del paisaje y los olores pestilentes. Atañe a la seguridad y la salud de cientos de personas que, aun conociendo el riesgo y la transgresión de la ley federal, viven en condiciones precarias.

Un joven presidente municipal, de edad semejante y mismo partido que Mauricio Vila, gobierna Progreso. La imprudencia verbal de su secretaria colocó al gobernador como rehén del principal puerto yucateco. Con hechos, ellos y ella tendrán que enmendar la plana de su “metida de pata”. Ella no sólo habrá de resolver paisaje y servicios para los cruceristas, sino impulsar un verdadero programa integral de desarrollo turístico para el municipio. Ellos habrán de coordinar esfuerzos entre órdenes de gobierno; conciliar intereses y moderar apetitos de ganancia fácil; acometer las obras de infraestructura indispensables para garantizar la expansión del transporte marítimo y el crecimiento de la pesca y el turismo. El agravio es grande. La tarea también. ¡Viva Progreso!— Mérida, Yucatán.

dulcesauri@gmail.com

Licenciada en Sociología por la Universidad Iberoamericana, con doctorado en Historia. Ex gobernadora del Estado y diputada federal del PRI por la vía plurinominal

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