Franck Fernández Estrada (*)
Fuente: Diario de Yucatán
En casa, cuando alguien hace algo, por ejemplo cuando cambia un objeto de su posición y después lo niega (por indisciplina u olvido) decimos que quien lo hizo fue el fantasma de Canterbury. Y es que este fantasma de Canterbury es una de las leyendas más emblemáticas de Inglaterra, una historia que se ha transmitido a través de los siglos y que sigue siendo un tema de fascinación tanto para los amantes del misterio como para los interesados en la historia de la región.
Canterbury, una ciudad famosa por su catedral y su rica herencia medieval, también alberga una de las historias de fantasmas más conocidas del país.
Esta leyenda no solo es una parte fundamental del folklore local, sino que también refleja las tensiones entre lo mundano y lo sobrenatural, lo real y lo imaginado, temas que han sido abordados en múltiples obras literarias y culturales a lo largo de la historia.
La historia del fantasma de Canterbury se remonta a la época medieval, una época en la que las creencias en lo sobrenatural estaban profundamente arraigadas en la vida cotidiana.
La figura central de la leyenda es un espíritu que se cree ronda los alrededores de la Catedral de Canterbury, un edificio que ya por sí mismo está cargado de historia y significado religioso. La catedral, que es uno de los sitios más sagrados del cristianismo en Inglaterra, fue el escenario de la muerte del arzobispo Thomas Becket en 1170, un evento que conmocionó al mundo cristiano. Según la leyenda, el fantasma de Canterbury es el espíritu de un sacerdote que, por algún acto terrible, fue condenado a vagar por la ciudad, buscando redención o simplemente atormentado por su propio pecado. Algunas versiones de la historia sostienen que este sacerdote fue alguien cercano a Thomas Becket, mientras que otras afirman que se trata de un sacerdote anónimo que cometió un pecado mortal en la catedral. Lo que es común en todas las versiones es la idea de que el fantasma no descansa en paz y sigue merodeando por los pasillos oscuros y las criptas de la catedral.
El fantasma de Canterbury ha sido avistado en varias ocasiones a lo largo de los siglos. Los testigos han descrito al espectro como una figura alta, vestida con ropas sacerdotales tradicionales, pero con un rostro cubierto por la sombra, lo que añade un aire de misterio a su presencia.
Las apariciones no son frecuentes pero, cuando se producen, suelen estar acompañadas por fenómenos extraños: temperaturas que bajan repentinamente, susurros ininteligibles y una sensación palpable de inquietud en el aire.
Los avistamientos más notorios han ocurrido durante la noche, en momentos en que la catedral está vacía o casi desierta, lo que incrementa el aire de desolación que rodea estas experiencias. Se dice que el fantasma no interactúa directamente con las personas, sino que se limita a aparecer de manera etérea, observando desde las sombras o cruzando pasillos desiertos. En ocasiones, se ha informado que los avistamientos se producen en lugares específicos de la catedral, como la famosa Sala del Capítulo o las criptas subterráneas, lugares asociados con la muerte y el descanso eterno, lo que nos puede hablar de una relación entre el espectro y los temas de sacrificio y martirio que dominan la historia del lugar.
Aunque no todos los relatos del fantasma de Canterbury están directamente relacionados con la figura de Thomas Becket, no se puede ignorar la conexión entre la muerte de este arzobispo y la leyenda de nuestro fantasma. Becket, quien fue asesinado en 1170 a manos de sus propios seguidores debido a su conflicto con el rey Enrique II de Inglaterra, es uno de los mártires más célebres de la cristiandad. Su asesinato en la catedral fue un acto brutal que conmocionó a la Iglesia y provocó una gran ola de veneración hacia él. En este contexto, algunos creen que el fantasma que se aparece en la catedral podría estar relacionado con los eventos de esa época, como una representación simbólica de las almas perdidas que quedaron atrapadas en el espacio sagrado tras el asesinato de Becket. La Catedral de Canterbury en sí misma juega un papel crucial en la leyenda del fantasma. Es un lugar de culto y, al mismo tiempo, también es un monumento a la historia, con sus intrincadas estructuras y la atmósfera solemne que se siente al caminar por sus pasillos.
Durante siglos, la catedral ha sido un sitio de peregrinaje, con miles de devotos que vienen desde todo el mundo para rendir homenaje a Becket y otros santos. Además, la propia arquitectura gótica de la catedral, con sus altas naves y oscuros recovecos, crea un escenario perfecto para leyendas de lo sobrenatural. Los altos vitrales, las bóvedas, las criptas y los pasillos que serpentean por el interior de la catedral han sido descritos como laberintos que no solo guardan los restos de santos y arzobispos, sino también las memorias de aquellos que han vivido y muerto en sus muros.
Hoy en día, el fantasma de Canterbury sigue siendo una figura central en la cultura popular local y en el imaginario colectivo.
La leyenda se ha mantenido viva no solo a través de relatos orales, sino también en el arte, la literatura y el cine. La fascinación por lo paranormal y lo inexplicable siguen siendo fuertes y la catedral sigue siendo un lugar de referencia para aquellos interesados en explorar el misterio de los fantasmas.
La figura del sacerdote errante que busca expiar un pecado cometido en vida resuena con las preocupaciones de la humanidad sobre la vida después de la muerte y la posibilidad de encontrar la paz en medio del sufrimiento. Es un recordatorio de que las historias de fantasmas, aunque sean inquietantes, a menudo están relacionadas con las emociones más profundas de los seres humanos, como la culpa, el arrepentimiento y el deseo de perdón. Por todo esto que les he explicado, el fantasma de Canterbury es una historia que conecta el pasado medieval de la ciudad con el presente y que sigue alimentando el misterio que rodea a la Catedral de Canterbury. Un lugar sin dudas a visitar si está de visita por Inglaterra.
(*) Traductor, intérprete, filólogo.