viernes , 29 marzo 2024
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Aumento de casos de violencia de género en Yucatán

Carlos Fernando Cámara Gutiérrez

Publicado en Diario de Yucatán

Agresiones a la mujer

En Yucatán, en lo que va del año, las autoridades han confirmado los asesinatos de cinco mujeres, víctimas de feminicidios.

Aunque el número es menor al del mismo período en 2017, el fenómeno de las mujeres afectadas por la violencia en la entidad es más grave de lo que parece a simple vista. El año anterior hubo nueve feminicidios.

Datos recabados por el colectivo Mujeres sin Maquillaje, basados en informes de la Secretaría de Salud, demuestra que el problema de la violencia contra las yucatecas no es menor ni invisible, es grave y tiende a aumentar de manera peligrosa en la entidad.

“Además de los cinco feminicidios verificados de manera oficial, de enero al corte de septiembre se han registrado 862 casos de mujeres atendidas en clínicas por lesiones, la mayoría en comunidades rurales del interior del estado. Sin embargo, la realidad es mucho más cruenta y el dato podría duplicarse ya que tenemos informes de otras víctimas que prefieren no acudir a recibir atención médica por considerar que no son tan severas sus heridas”, afirma María Eugenia Núñez Zapata, integrante del organismo civil.

En coincidencia, Marbella Casanova Calam y Layda Rodríguez Torres, también colaboradoras de Mujeres sin Maquillaje, consideran que la violencia de género va en aumento en la entidad, a pesar de que solo se conocen, en nueve meses de este año, 44 casos publicados en algún medio, de los 864 que están en las estadísticas de la Secretaría de Salud.

Para las activistas, ese panorama hizo más triste y evidente la importancia que se le da a esa situación que daña el tejido social de Yucatán, ya que el jueves 25 pasado se conmemoró una fecha más de la Campaña Naranja Únete, que se recuerda cada mes rumbo al Día Internacional para la Erradicación de la Violencia contra las Mujeres, mejor conocido como Día Naranja, efeméride que será el próximo domingo 25.

De acuerdo con la agrupación yucateca creada en enero de 2016, el Día Naranja tiene como propósito llamar la atención de la sociedad y del gobierno para emprender acciones concretas para promover y fomentar la cultura de la no violencia.

En todo el mundo, cada 25 de noviembre se conmemora el Día Internacional para la Erradicación de la Violencia contra las Mujeres, decretado oficialmente por la Organización de las Naciones Unidas en 1999.

Detonantes de violencia

Estudios realizados y avalados con datos recabados por la red de colaboradores del colectivo Mujeres sin Maquillaje, de enero a octubre, según el protocolo correspondiente, hubo cinco feminicidios en territorio yucateco. Resultados indican que la violencia intrafamiliar, generados por el consumo excesivo de alcohol y la drogadicción son tres de los principales motivos que orillan a los feminicidios locales.

“En Yucatán, a diferencia de otros estados del país, en el 95% de los feminicidios hay una relación de parentesco, una de las ocho causales que se incluyen en el Código Penal de 2017. En el quinto apartado, para aplicar el protocolo de feminicidio, se estipula: ‘Haya existido entre el sujeto activo y la víctima una relación sentimental, afectiva o de confianza’”, precisa María Eugenia Núñez.

“Las muertes por violencia de género no son originadas por criminales o asesinos seriales, por lo general son por esposos o parejas, o que han convivido con las víctimas, una de las ocho causales necesarias para aplicar el protocolo y determinar un feminicidio en Yucatán”, agrega.

Acoso y amenazas

Los otros puntos que se consideran en la norma que define un feminicidio en la entidad son: la víctima presenta signos de violencia sexual de cualquier tipo, previas o posteriores a la privación de la vida; a la víctima se le hayan practicado mutilaciones genitales o de cualquier otro tipo cuando éstas impliquen menosprecio a la mujer o a su cuerpo.

También que existan antecedentes de violencia familiar, laboral o escolar, motivada por razones de género, del sujeto activo contra la víctima, y la pretensión infructuosa del sujeto activo de establecer o restablecer una relación de pareja o de intimidad con la víctima. Además, que existan datos que establezcan que hubo amenazas relacionadas con el hecho delictuoso, acoso o lesiones del sujeto activo contra la víctima; que la víctima hubiera sido incomunicada, cualquiera que sea el tiempo previo a la privación de la vida, y el cuerpo de la víctima sea expuesto o exhibido en un lugar público.

Crímenes por odio

El primero de los feminicidios de este año ocurrió el 28 de enero pasado, cuando el taxista Freddy Medardo Can Ojeda fue vinculado a proceso penal por el asesinato de una mesera identificada por las siglas R. del C. L. M. en un tramo de la carretera Maxcanú-Halachó.

La segunda víctima fue Julia Carolina Ortega Kantún, ahorcada por su pareja, Jesús Manuel Chan Huchim, el 26 de marzo, después de una fuerte discusión cuando ambos ingerían bebidas alcohólicas en una casa de la colonia Dolores Otero.

El 20 de agosto, Carlos Felipe Valle Yah violó y asesinó a una niña de seis años en Tahdziú, cuando estaba bajo los influjos de alguna droga. El homicidio de la menor causó una agitación social en la comunidad, en el Cono Sur. El caso se considera el primero, desde que se tipificó el feminicidio en Yucatán en 2014, en el que la pena se aplica a un adulto por la muerte de una pequeña.

El cuarto feminicidio sucedió dos días después, el 22 de agosto. Juan Antonio Parra Tec privó de la vida a la chiapaneca Marcelina Pérez Patishán, su pareja sentimental en una casa del fraccionamiento Pedregales II CTM, en Kanasín.

El más reciente hecho de violencia por género fue el 4 de octubre. Alexis González Villalobos, conocido como “El feminicida de la Nueva Kukulcán”, ultimó a su antigua compañera B. L. B., de 16 años, por la vía del estrangulamiento después de una fuerte discusión en la casa de Alexis, en la calle 8 entre 87 y 89 de la colonia Nueva Kukulcán.

En 2017, de febrero a diciembre las autoridades policíacas y judiciales tuvieron conocimiento de nueve feminicidios, tres de ellos en junio. El más sonado fue el asesinato de Emma Gabriela Molina Canto, el 27 de marzo, a manos de dos sicarios tabasqueños presuntamente contratados por su exesposo, Martín Alberto Medina Sonda, preso en un penal de Villahermosa, Tabasco. El proceso en su contra por el delito que tiene como pena máxima 50 años sigue en desarrollo.

Ataques “sutiles”

Para Marbella Casanova, Layda Rodríguez y María Eugenia Núñez, del colectivo Mujeres sin Maquillaje, el feminicidio no es el único delito importante que se presenta en Yucatán contra las mujeres. También hay otras formas más sutiles, ignoradas, o poco conocidas o difundidas de violencia por género que, en su opinión, no son debidamente atendidas por las autoridades.

“Se trata de las mujeres que debido a los golpes y agresiones físicas y psicológicas también sufren. Son las víctimas de violencia que por la gravedad de sus heridas son atendidas en clínicas u hospitales, principalmente de comunidades rurales, aunque también hay casos en Mérida”, indica María Eugenia Núñez.

Gracias a un equipo de colaboradores y a información que obtienen de las estadísticas de la Secretaría de Salud, el colectivo Mujeres sin Maquillaje establece el número de féminas que son agredidas, por lo general por sus esposos o parejas.

De enero a septiembre se contabilizaron 864 casos, de los cuales 262 ocurrieron en mayo y junio, con 131 cada mes, respectivamente. En 2017 la cifra ascendió a 1,567 mujeres lesionadas, de las cuales la prensa escrita o digital solo dio a conocer 73 de los casos.

“Los municipios donde con mayor frecuencia se presentan las agresiones a mujeres víctimas de violencia de género son en las comunidades del sur, oriente y en el cinturón metropolitano que rodea a la capital yucateca. Ahí es donde la organización civil ya detectó más hechos de este tipo”, señalan las activistas.

Para las integrantes de Mujeres sin Maquillaje, los feminicidios y la violencia contra las mujeres no es un fenómeno social que solo corresponda resolver al Estado, sino también a la sociedad. No es un asunto que solo deban atender las instituciones oficiales, añaden, es un problema que a todos atañe y del que todos deben contribuir.

“Las secretarías estatales de Educación, Salud y la recién creada de la Mujer deben poner en marcha programas integrales para detener el problema de la violencia contra las mujeres. Como organismo civil pedimos que las propuestas que se le presentaron al gobernador Mauricio Vila Dosal se tomen en consideración. La única forma de que las tasas de feminicidios no se incrementen es con planes concretos, con estudios críticos que se centren en la construcción de indicadores desagregados por género”, apunta María Eugenia Núñez.— Carlos Fernando Cámara Gutiérrez

 

 

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