viernes , 29 marzo 2024
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Artículo diecinueve

Opinión, expresión y el reto de 2019

Antonio Salgado Borge (*)

Publicado en el Diario de Yucatán

La Declaración Universal de Derechos Humanos celebró este año su aniversario 70. La importancia y la trascendencia de este documento difícilmente pueden ser sobreestimadas. Esta declaración constituye, de acuerdo con la ONU, “un ideal común por el que todos los pueblos y naciones deben esforzarse”. El fin: “Que tanto los individuos como las instituciones, inspirándose constantemente en ella, promuevan, mediante la enseñanza y la educación, el respeto a estos derechos y libertades, y aseguren, por medidas progresivas de carácter nacional e internacional, su reconocimiento y aplicación”.

La relevancia de este aniversario llevó al doctor Rodrigo Llanes a convocar a varias personas a colaborar en la elaboración de un documento, titulado “28/70. 28 reflexiones desde Yucatán a 70 años de la Declaración Universal de Derechos Humanos”. Cada una de las personas que formamos parte de este ejercicio intentamos analizar qué tan lejos nos encontramos de cumplir con las aspiraciones expresadas en la Declaración, o qué tanto hemos logrado desde entonces. Mi participación se centró en el Artículo 19, que tiene que ver con la libertad de expresión. Las amenazas a este derecho son, a mi juicio, parte importante de los retos que en materia de derechos humanos enfrentaremos en Yucatán y en México el próximo año. Por ende, he considerado adecuado dedicar mi último artículo de 2018 ha explicar por qué es este el caso.

El artículo 19 de la Declaración Universal de Derechos Humanos dice textualmente lo siguiente: “Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión”.

En nuestro tiempo, la facilidad de comentar sobre cualquier contenido a través de las redes sociales puede crear la ilusión de que las condiciones relacionadas con el artículo 19 están aseguradas. En este contexto, uno podría tomar la letra de este artículo como un valor entendido o como algo sobre lo que ya no tiene sentido preocuparse. Sin embargo, al menos dos razones para afirmar que este no es el caso.

(1) La primera tiene que ver con la violencia contra la prensa. Para ver cómo se relaciona esto con el artículo 19, es importante considerar que la libertad de opinión y de expresión fluye en dos sentidos. Esto es, cada ser humano tiene derecho a no ser molestado y a difundir sus opiniones, pero también a estar informado y a tener acceso a las opiniones de otras personas. En la libertad de prensa este flujo bidireccional encuentra una de sus manifestaciones más importantes. Por ende, garantizar la libertad del periodismo permite la posibilidad de las personas relacionadas con el periodismo a expresarse mediante afirmaciones de hechos u opiniones, pero también la posibilidad de que las personas que integran una sociedad conozcan el estado de cosas de asuntos de interés público y que puedan formar un criterio al respecto. Una verdadera democracia, en consecuencia, no puede dejar de reconocer y garantizar este derecho.

El problema es que, contrario a lo que la pluralidad de voces, de plataformas y de medios parece indicar, la libertad de prensa en el mundo se ha venido deteriorando. En su rating de libertad de prensa, la organización Freedom House distingue entre tres niveles: (1) libre, (2) parcialmente libre y (3) no libre. En el último de estos niveles encontramos a países como Rusia, China, Arabia Saudita, Venezuela. Y también a México. Nuestro país tiene hoy menor libertad de prensa que en 1994. México fue el país con más periodistas asesinados en los dos últimos años . 48 periodistas fueron asesinados en nuestro país durante el sexenio de Felipe Calderón (2006-2012) —más del doble que en el sexenio anterior- y durante el sexenio de Enrique Peña Nieto esta habría llegado al menos a 47 (2012-2018). Aunque en Yucatán las agresiones son menos y no tan violentas, éstas no dejan de ser constantes e inaceptables. De acuerdo con Luis Knapp, coordinador del Programa de Defensa de la organización llamada “Artículo 19”, las agresiones a la prensa en nuestro estado son frecuentemente perpetradas por funcionarios públicos.

A la violencia tenemos que sumar casos de periodistas, como Carmen Aristegui o Gutiérrez Vivó, que llegaron a perder su trabajo como represalia a su labor crítica. Además, los gobiernos en México también censuran indirectamente a través del enorme gasto en publicidad oficial del que dependen cada vez más medios. En Yucatán, esto se manifiesta en forma de una sinfonía de aplausos a cada paso dado por el gobernador en turno, incluidos Rolando Zapata y Mauricio Vila. El resultado: ni cada periodista tiene el derecho de expresarse ni cada persona en Yucatán tiene garantizado poder recibir informaciones. Por ende, en 2019 la atención de la prensa libre y de la ciudadanía crítica tendría que estar puesta en lo que hagan o dejen de hacer los gobiernos de AMLO y de Vila en este sentido.

(2) La segunda amenaza para el Artículo 19 proviene del surgimiento de personas o grupos que, pretextando el ejercicio de su derecho de opinar, buscan cancelar la posibilidad de seres humanos de expresar su humanidad libremente. Por ejemplo, con la excusa del derecho a la libertad de opinión, contenidos racistas o sexistas o ataques al Estado laico han aparecido en la arena pública a través de organizaciones de ultraderecha. Apelar a la libertad de opinión para discriminar u ofender o confundirla con la “libertad religiosa” implica, de plano, no entender cómo funciona la libertad de opinión -los efectos derivados de lo opinado pueden limitar esta libertad- o querer engañar con la apariencia de una lógica de sentido común. No es casualidad que, a la par de la aparición de expresiones de odio disfrazadas de “libertad de expresión”, los crímenes de odio —como feminicidios o agresiones a personas LGBTI+— hayan crecido en países como Estados Unidos, Canadá o México.

A lo anterior tenemos que sumar que usar como pretexto la libertad de opinión para promover un discurso que busca privar del reconocimiento pleno de su humanidad a otros individuos es evidentemente un contrasentido. Y es que el discurso de odio incluye contenidos que, en caso de ser materializados, terminarían por cancelar efectivamente el derecho a la libre expresión. Si bien no es nueva, esta tensión ha cobrado especial relevancia ante la forma en que grupos reaccionarios o neofascistas han puesto en riesgo los derechos humanos —incluido el artículo 19— alrededor del mundo.

La tarea de las personas interesadas en defender el derecho a la libertad de expresión y opinión pasa, en buena medida, por hacer distinciones relevantes y por poner sobre la mesa las condiciones presentes y futuras requeridas para hacer viable una sociedad donde esté garantizada esta libertad. Para ello, es necesario estudiar a fondo la naturaleza de las amenazas que enfrenta este derecho, incluidas la naturaleza del discurso de ultraderecha y la forma en que este se esparce por medios digitales. Pero también es necesario estudiar la naturaleza de la libertad de expresión y contar con elementos para, mediante razones y con base en hechos, entender en qué consiste nuestro derecho a opinar libremente y separar sus límites de sus amenazas.

El Artículo 19 es sin duda un elemento indispensable en sí mismo para el reconocimiento pleno del flujo bidireccional de información y de la humanidad de todo individuo. Por los motivos explicados, también lo es para el futuro de la Declaración Universal de Derechos Humanos completa; sería una verdadera tragedia que este artículo sea explotado por grupos antiderechos como la fisura que puede llevar a resquebrajar toda esta declaración. Lo cierto es que para las personas interesadas en defender las medidas que requiere un ideal de respeto, reconocimiento y aplicación de derechos y libertades, 2019 será un año con mucho trabajo.

Excurso

Esta columna no se publicará la próxima semana. Por ende, aprovecho esta ocasión para agradecer a las lectoras y lectores de Diario de Yucatán su acompañamiento durante 2018 y para desearles un mejor 2019.— Mérida, Yucatán.

asalgadoborge@gmail.com

Antonio Salgado Borge

@asalgadoborge

Candidato a doctor en Filosofía (Universidad de Edimburgo). Maestro en Filosofía (Universidad de Edimburgo) y maestro en Estudios Humanísticos (ITESM)

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