martes , 19 marzo 2024

Yo, ”Sor Juana Inés”

Denise Dresser (*)

Fuente: Diario de Yucatán

Sor Juana Inés de la Cruz es conocida por su defensa de la educación y los derechos de las mujeres, así como por su lucha contra la discriminación y la represión en una época en la que la igualdad de género y la libertad de expresión eran poco comunes.

En su obra más conocida, la Respuesta a Sor Filotea, Sor Juana impulsa el derecho de las mujeres a educarse y a desarrollar sus talentos, argumentando que Dios ha dado a todas las personas la capacidad de conocer y que, por tanto, no hay razón para impedir a las mujeres el acceso a la educación.

También critica la doble moral de la sociedad de su época, que exigía a las mujeres que se comportaran de manera virtuosa y casta, pero que a su vez las marginaba y las reprimía.

A pesar de que su obra fue considerada subversiva y peligrosa en su época, Sor Juana se mantuvo firme en su defensa de la igualdad y la justicia, convirtiéndose en una figura importante en la historia de México y en la lucha por los derechos de las mujeres en todo el mundo.

Lo curioso es que yo no escribí una sola palabra de lo anterior. Lo escribió una aplicación de inteligencia artificial: (https://chat.openai.com/chat).

En las últimas semanas se ha dado un cambio inmenso en términos de la relación de los seres humanos con las máquinas.

Y vaya que el mundo se ha cimbrado. Para una nueva compañía y una nueva plataforma, cuesta tiempo difundir, explicar, desarrollar y que la gente se dé cuenta de lo que hiciste y cuánto importa.

A Netflix le tomó 3.5 años llegar a un millón de usuarios. Pero las cosas se aceleran día a día. A Instagram le tomó dos meses y medio. A Open AI, la aplicación de inteligencia artificial, le tomó cinco días. Nada más.

Mientras nosotros vivimos ensimismados con la 4T, otros contemplan y arman el futuro. Mientras en México construimos aeropuertos y refinerías inútiles, otros visualizan el futuro a una velocidad que atropella a quien no entiende las reglas, y buscan resucitar el pasado al peor estilo de Echeverría y López Portillo.

Rehusarse a preparar alumnos con educación de excelencia, destruir la ciencia y a los científicos, menospreciar a emprendedores y empresarios por conservadores y fifís, entraña condenar al país a la obsolescencia, a la pobreza, a ser irrelevante.

Afuera, el mundo se mueve a pasos acelerados, en ámbitos donde la inteligencia artificial desplazará a los seres humanos.

López Obrador promete un futuro más próspero, pero lo basa en un pasado que ya no existe, en una economía que ya no crece, en un sueño que producirá menos ingreso y más “pobreza digna, no aspiracioncista”.

La 4T piensa que la retórica vale lo mismo que el resultado. Que la escenificación lleva a la transformación. Que destruir es necesario para llegar a la Tierra Prometida.

Y mientras tanto, el mundo tecnológico, el que inventa e innova, pasa inadvertido, despreciado y menospreciado por quienes se enriquecen robando lo poco que queda.

Por quienes solapan al narco que ordeña negocios familiares e ignora al crimen que saquea a Pemex.

El minigobierno actual celebra obstaculizar, bloquear, impedir. Aun cuando quiere, aun cuando se propone hacer algo, solo logra producir ocho vuelos diarios en un aeropuerto de uso obligatorio por un decreto presidencial.

Acaba inaugurando refinerías que no producen un solo litro de gasolina. Construye trenes que deshacen la naturaleza sin llegar a ningún lado.

Y en Palacio Nacional piensan que mintiendo a diario se puede construir una realidad duradera a largo plazo.

En la cabeza del Presidente, la ilusión vale lo mismo que la realidad. La 4T critica a los que hacen, a los que innovan, a los que aspiran a más, porque no saben lo que es generar empleos que duren o edificar instituciones que gobiernen.

No se dan cuenta de que, sin inversión productiva y crecimiento, hay cada vez más pobres, más división, más violencia.

Y enfrentados en el cuarto año con estas realidades siguen culpando a “otros”, continúan inventando sabotajes. No tienen las agallas para reconocer errores, corregir el rumbo o sancionar a ministras apócrifas de una Suprema Corte obligada a pagar el costo reputacional.

Al contrario, redoblan esfuerzos por deshacer. Denuestan en mañaneras cada vez más largas al que ose discrepar, al que ose innovar. Son, como diría Sor Juana, “hombres necios” que desprecian no solo a las mujeres, sino a gran parte del país que mal gobiernan.— Ciudad de México.

denise.dresser@mexicofirme.com

*Periodista

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