Ciudad de México.- En las primeras horas del 1º de septiembre, terminó el fuero del senador priísta, Félix Arturo González Canto, y al mismo tiempo se reactivarán las siete carpetas de investigación que hay en su contra, dos del orden federal y cinco del fuero común, con lo que se agilizarán la solicitudes para las correspondientes órdenes de aprehensión que lo llevarían a hacerle compañía a su malogrado discípulo Roberto Borge Angulo, y a Mario Ernesto Villanueva Madrid, todos ellos ex gobernadores de Quintana Roo.
Entre las denuncias destaca el expediente por el homicidio de la menor de 16 años de edad, Mayra Beatriz Ayuso Rodríguez.
Todo apuntaba a Felix Gonzalez Canto, entonces alcalde de Cozumel; testimonio que fueron acallados hoy se reactivan y aquellos jovencitos compañeros de estudio de Maura, que fueron amenazados por los guaruras de Feliz Gonzalez, hoy son adultos libres, con voz y memoria.
CASO MAYRA
A sólo unos cuantos meses de haber asumido la Alcaldía de Cozumel, cometería uno de sus primeros delitos que se hizo público y causó gran escándalo y que hasta la fecha permanece impune y representa una de las acusaciones más graves en su contra.
Se trató del asesinato de una jovencita menor de edad, de 15 años, a la que embarazó el edil, quien presuntamente la mandaría “asustar” para que no le exigiera nada, sólo que a los matarifes que envió se les pasó la mano y terminaron asesinándola.
Para evadir a la justicia, intención que ha logrado hasta la fecha, manipuló a funcionarios corruptos, desapareció la averiguación previa inicial y la duplicó con diferente culpable e incluso hasta “desapareció” el feto para evitar los estudios genéticos que demostrarían su paternidad.
La mañana del 5 de diciembre de 1999, Salvador Rocha Vargas, director de Seguridad Pública de Cozumel, invitó a los reporteros policíacos “a un decomiso de armas”. Los llevó a un restaurante del centro de la ciudad y luego de aparatoso operativo los policías salieron del establecimiento donde “aseguraron” un cuadro con una colección de balas.
Ese había sido el resultado del “arsenal” que se iba a asegurar, que en realidad resultó una escena montada para distraer la atención de los medios informativos, ya que de manera simultánea, en otro punto de la ciudad, las autoridades hacían el levantamiento del cadáver de la joven Mayra.
El Ministerio Público Mario Cajúm Fernández, inició la averiguación previa 1100/99 y las investigaciones llevaron a la detención de Juan Carlos Padilla Alcocer, quien confesó haber matado a golpes a la adolescente, junto con su cómplice José Enrique, por encargo de un señor de apellido Rocha.
El jefe de la Policía Municipal en esa fecha era Salvador Rocha Vargas, vinculado en casos de pederastia, cargo al que había ascendido por órdenes del entonces presidente municipal de Cozumel, Félix González Canto.
“Bajamos a Mayra en un lote baldío, a un costado del aeropuerto y le advertimos acerca de la actitud que estaba tomando con el señor presidente, de quererlo extorsionar por un supuesto embarazo, poniéndose ésta impertinente, por lo que tuvimos que tranquilizarla a golpes, y como estábamos ya alcoholizados se nos pasó la mano y la abandonamos en el lugar, pero la intención no era matarla, sino nada más darle un susto”, declaró Padilla Alcocer.
En su declaración, Padilla Alcocer aportó elementos que apuntaban a la prostitución infantil y pederastia en la isla, práctica en la que estaría involucrado Rocha Vargas, quien controlaba una red de explotación sexual infantil, a la que el alcalde González Canto era uno de sus asiduos clientes.
Dijo que llegó a Cozumel con José Enrique y se hospedaron en el hotel El Cozumeleño, donde hablaron con el señor Rocha, quien les dijo que tenían que encontrar a Mayra, que les iba a brindar un servicio en el que se incluía el sexo, pero la finalidad principal era darle un susto porque estaba extorsionando al “señor presidente”, al que con anterioridad ella le había dado un servicio.”
Por “el encargo” les pagaron 20 mil pesos iniciales y después, una vez muerta la jovencita, Rocha Vargas, quien nunca fue llamado a declarar, les dio otra cantidad igual y les prometió que iba a manejar la situación “con gente de muy arriba” para protegerlos.
Después se fueron a vacacionar a Cancún, donde se gastaron el dinero de su fechoría.
La investigación y captura de Padilla Alcocer, la realizó el comandante de la Policía Judicial de Cozumel, Jorge Picasso Sosa, quien firmó el “informe de investigación”, el 8 de enero de 2000, con la declaración ministerial de Padilla Alcocer.
Sin embargo, repentinamente el comandante Picasso fue cambiado de adscripción y el presunto culpable, luego de declarar ante el Ministerio Público fue puesto en libertad.
De Padilla Alcocer y su cómplice, que nunca fue detenido, no se volvió a saber nada. Se les perdió todo rastro y después “desaparecieron” las hojas de la declaración de Padilla Alcocer, en las que implicaba a Rocha Vargas y a González Canto.
Fidel Villanueva Rivero, uno de los sospechosos en el extravío del expediente, pasó de funcionario a magistrado presidente del Tribunal Superior de Justicia del Estado y Gaspar Amador García Torres, otro de los implicados, de presidente de la Comisión de Derechos Humanos en Quintana Roo se convirtió en procurador del Estado.
Pocos medios difundieron el caso con profesionalismo, la mayoría calló por órdenes de “arriba” y otros más, pasquines y revistas, consiguieron atractivos convenios, tras publicar que solamente se trataba de chismes para perjudicar “al señor presidente”.
Al día siguiente del hallazgo del cuerpo de Mayra, en la “Isla de las Golondrinas”, con inusual actividad se desmontó el terreno del lugar de los hechos y, en tiempo récord, fue levantada una enorme y opulenta construcción.
Pero aún faltaban algunos elementos para desvirtuar los hechos y dirigirlos a cualquier otro punto, en el que no se relacionara a Félix González Canto, así que repentinamente, por el mismo hecho, se integró otra averiguación previa, la 438/99 y ¡con otros culpables!
Como resultado de la segunda averiguación, fueron aprehendidos dos amigos de Mayra, Alejandro Ciau Polanco, de 19 años, y Norma Páez, de 15. Se les detuvo por “sospechosos”.
Ambos fueron sometidos a tortura, el primero para que se confesara culpable y la segunda para que lo incriminara.
Luego de varios días, la chica fue liberada bajo fianza, pero Alejandro fue consignado y tuvo que pasar 10 meses en la cárcel de Cozumel, hasta que las autoridades ya no pudieron sostener las acusaciones, se reconoció su inocencia y quedó libre, totalmente exonerado.
Una nota de Alejandro, dejada en la libreta de Mayra, había sido motivo suficiente para que los “investigadores” dedujeran que el joven había sido el novio que la embarazó y por eso la había asesinado.
Sin embargo, por testimonios de compañeros de la joven, se conoció otro nombre relacionado con el asesinato de la joven, el de Agustín Rangel Interián, alias “El Pelos”; chofer de Félix González.
“El Pelos” pasaba a buscar al colegio a Mayra, se estacionaba a unas cuadras, a bordo de una Suburban gris, propiedad del Ayuntamiento de Cozumel y de uso exclusivo del entonces presidente municipal y la joven se subía a la camioneta y en cuanto a los señalamientos que calificaban a Mayra como sexo servidora, se estableció que fueron obtenidos mediante torturas entre compañeros de la misma víctima.
La desaparición de la primera averiguación previa, hizo que la madre de la jovencita, Ana Isabel Rodríguez Mejía, presentara una nueva demanda no sólo por el asesinato de su hija, sino por doble homicidio, ya que también había sido asesinado el bebé no nato, que murió dentro del vientre de Mayra.
“Es un delito porque en los documentos “desaparecidos” se señala a los autores materiales del delito de homicidio de mi hija y de su hijo no nacido, y de igual forma se indica que el autor intelectual es Félix González Canto”, acusó la madre, por lo que pidió la exhumación del cadáver de su hija y del bebé, a efecto de la realización de un estudio de ingeniería genética (ADN).
El procurador Carlos Humberto Pereira, aseguró que en 30 días estaría listo el resultado del estudio de ADN al feto, aunque transcurrido el plazo, dijo que no se había realizado “porque se investigaba un homicidio, no una paternidad”.
Lo cierto es que al exhumar los restos de Mayra, el pomo donde debía de estar el feto, sí estaba, pero no así el feto, también había desaparecido y conocer el resultado del ADN era determinante para una nueva línea de investigación y, lo más importante, se podría haber determinado la paternidad del feto con un examen a los implicados.
Han transcurrido 19 años del asesinato de Mayra y sigue impune.
Todo apuntaba a que la fiscalía salió para proteger al entonces alcalde, por eso desaparecieron expedientes, por eso NO se supo el resultado de la prueba genetica del hijo que Mayra llevaba en sus entrañaba cuando fue brutalmente ahorcada.
Todo apuntaba a FELIX GONZALEZ CANTO y todo sigue apuntalando a ese pervertido que gustaba hacer fiestas sexuales con adolescentes .