viernes , 29 marzo 2024
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Mea culpa por AMLO

Denise Dresser*

Fuente. Diario de Yucatán

Andrés Manuel:

He dedicado los últimos meses a discernir las razones de mi desazón con tu gobierno. Ayer, como millones de mexicanos, decidí no participar en la revocación del mandato, a pesar de creer en los instrumentos de la democracia directa.

No podía prestarme a un ejercicio de distorsión que, desde el principio, ha corrido en contra de su intención fundacional. Más que un ejercicio de participación ciudadana, se convirtió en una plataforma de promoción personal. Más que un proceso de rendición de cuentas, se volvió una cruzada ilegal contra el árbitro electoral.

Día tras día, tú y funcionarios de tu gobierno se dedicaron a trastocar el espíritu y el proceso de la democracia. Me pregunto a qué atribuyes tu viraje de candidato de todos, a Presidente del “pueblo” cuya membresía controlas. Por qué sientes la imperiosa necesidad de pelear, descalificar, inventar enemigos para después colgarlos desde el patíbulo en Palacio Nacional.

Por qué has cerrado los caminos para transformar, y has abierto las compuertas a la soberbia. Tu vocabulario no es el de un estadista en el gobierno; es el de un marrullero que ha secuestrado al gobierno. Hablas en plural pero actúas en primera persona.

Destruyes la posibilidad de espacios democráticos en los que ciudadanos encuentren verdaderos mecanismos de vigilancia. Te tocaba ensamblar la democracia sostenible en el futuro, pero la has desmantelado con más opacidad y más discrecionalidad, más amiguismo y más clientelismo.

Ganaste porque, como lo escribió José Merino (“Nexos”, 2018), la nuestra había sido una democracia de despojos, en la cual los ciudadanos contábamos con poquísimos mecanismos de control político o judicial para incidir en lo público.

Hoy tenemos menos, aunque hayas hecho creer que tenemos más. ¿Para qué sirve la revocación del mandato si fue simulada para ratificarte? ¿Puede haber Estado de derecho con un fiscal general que se ha comportado como un criminal?

¿Acaso las “consultas populares” han derivado en un sistema representativo, garante de derechos, que haya roto las complicidades entre élites políticas y económicas? Hemos pasado de una autocracia institucionalizada, a otra autocracia personalizada.

Los mecanismos de gobernabilidad autoritaria siguen ahí, usados por ti. La complicidad entre élites permanece, pero ahora controlada y aprovechada por ti. Los acuerdos cupulares entre partidos para intercambiar votos y negociar candidaturas prosiguen, liderados por ti.

La debilidad del sistema de pesos y contrapesos se ha acentuado, las carencias de competencia económica se han ensanchado. La mañanera se aprovecha del poco peso de un sistema de medios independientes e informativos, y de la distribución discrecional de la publicidad oficial.

Si antes los ciudadanos éramos los convidados de piedra, ahora muchos somos sujetos de tu burla, tu desdén, tu acusación de “aspiracionistas”.

A otros los compras con programas sociales, o los acarreas vía operadores electorales, o los vuelves cómplices de su propio despojo al unir el voto con el bienestar. Y el despojo ha ido demasiado lejos. Pasó que acumulamos muertos por Covid, desaparecidos, homicidios y feminicidios a niveles barbáricos. Pasó que no crecimos, y ahora padecemos la estanflación. Pasó que acumulamos escándalos de corrupción que involucran a tu gobierno, y con algunas excepciones, han quedado en la total impunidad.

Voté por ti creyendo que romperías con el pasado que heredaste del PRI y del PAN, no que reproducirías o profundizarías sus vicios. Voté por ti creyendo en que erigirías instituciones incluyentes, neutrales y efectivas, no que las morenizarías.

No pensé que centrarías las soluciones solo en ti, cogobernando con las Fuerzas Armadas. No creí que abandonarías la tarea de reconfigurar las instituciones de nuestra democracia y más bien te abocarías a destruirlas. Me equivoqué. Te lo digo con toda honestidad.

Aunque he compartido tu diagnóstico sobre el país de privilegios y desigualdades, ahora me apabulla tu vocación de destrucción institucional. No estás concibiendo ciudadanos autónomos y emancipados, sino súbditos dependientes y controlados.

Por haber creído y pensado y apostado a una verdadera transformación —hoy descarrilada— tengo una deuda con el país. Pero mi error fue el de la ingenuidad. El tuyo es ser cómplice y beneficiario del viejo México, con el cual te tocaba romper. Ayer lo ratificaste.

ATICO. Hemos pasado de una autocracia institucionalizada a otra personalizada. Los mecanismos de gobernabilidad autoritaria siguen ahí.— Ciudad de México.

denise.dresser@mexicofirme.com

*Periodista

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