jueves , 28 marzo 2024

Maltratan lo positivo

Sergio Aguayo

Fuente: Diario de Yucatán

Como ha ocurrido con otros temas de la agenda pública, ya se polarizó la discusión sobre el accidente en el Metro. Para algunos se trata de un sabotaje que justifica la presencia de la Guardia Nacional (GN); para otros, la causa está en la falta de mantenimiento y presupuesto y el despliegue de la GN es otro paso hacia la militarización.

El siete de enero murió Yaretzi Adriana Hernández Fragoso (estudiante de la UNAM de 18 años) en un accidente del Metro y el doce se presentó la jefa de Gobierno en la mañanera. Mientras daba cifras para refutar la versión de un mantenimiento descuidado y un presupuesto escaso, deslizó en tres ocasiones la idea de que los “episodios” se salen “de lo normal” (en Twitter los llamó “hechos atípicos”).

Con ese supuesto solicitó al presidente seis mil efectivos de la GN. Obtuvo una respuesta positiva y relampagueante: en unas cuantas horas ya estaban desplegándose por los andenes.

Como empezaron las críticas, al día siguiente —13 de enero— el presidente se lanzó contra el Centro Prodh y Amnistía Internacional; las acusó de ser parte de “una banda de malhechores”. Aprovechó una pregunta a modo para dedicar 15 minutos a despotricar contra medios, analistas y académicos que han creado una “red de componendas y complicidades” con la ultraderecha conservadora. Sobre esa base, los afines a la 4T promovieron en redes sociales la versión de que estamos ante un sabotaje.

La versión oficial no ha prendido. El 17 de enero, “El Financiero” dio los resultados de una encuesta nacional sobre la opinión de los precandidatos de Morena. Como la levantaron entre el 6 y el 11 de enero muestran el impacto de los “incidentes”. Sheinbaum perdió cinco puntos en las preferencias de la población en general (pasó de 46 a 41 por ciento) y cayó ocho puntos entre los morenistas (de 41 a 33 por ciento). ¿Por qué no prendió la interpretación de la 4T?

La principal causa está en la debilidad extrema de la historia oficial. Está cosida con la saliva dejada por las opiniones y carece de evidencia confiable y estrategia clara. Un agravante es el apresuramiento.

La jefa de Gobierno informó en la mañanera del 12 que el día previo “por la tarde” solicitó la GN al presidente. Debe haber tomado la decisión en ese mismo momento porque a las 14 horas del día siguiente llegaron los uniformados a las estaciones.

Hay más dudas que certidumbres. Ejemplos: Sheinbaum habla de “hechos atípicos” sin explicarnos cuáles son los “típicos”, tampoco nos dicen cuánto tiempo estará desplegada la GN y quién pagará la factura y excluyen del análisis a las policías capitalinas, etcétera. Me centro en el desconcertante menosprecio a la estrategia de seguridad capitalina.

La jefa de Gobierno ha invertido mucho tiempo y dinero a la seguridad. Casi siempre está en las Mesas de Paz y se ha empeñado en la construcción de herramientas que están funcionando mejor que en otras entidades. Lógico que presuma los resultados en la promoción de su precandidatura.

Elogios justificados si pensamos en el informe de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) sobre los avances en la investigación del atentado contra Ciro Gómez Leyva.

Y, sin embargo, la SSC fue borrada de la historia oficial. Jamás fue mencionada en las alocuciones matutinas donde lanzaron la hipótesis del complot. La única explicación lógica es que al silenciar las capacidades policiacas capitalinas aparecen los militares como los mejores garantes de la seguridad de los usuarios del Metro.

Absurda la desaparición en el discurso de la dupla SSC-Fiscalía que debería haber investigado primero los “hechos atípicos” para que, si encontraban un patrón maligno, les fuera útil para armar una estrategia que, tal vez, justificaría el despliegue militar.

Despreciaron el método científico para embarcarse en insinuaciones y acusaciones sin fundamento con lo cual debilitan su causa y lastiman el prestigio de los militares y de los policías capitalinos.

Inevitable pensar que el objetivo de la presencia militar ha sido desviar la atención por razones electorales. Menosprecian el peso que han tenido los resultados en materia de seguridad en la precampaña de la jefa de Gobierno. Maltratan lo positivo, cuando deberían fortalecerlo y cuidarlo.

(Colaboraron Roberto Roldán Vargas y Mónica Vázquez Ruiz).— Boston, Massachusetts.

@sergioaguayo

Investigador y analista

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