sábado , 20 abril 2024
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La bondad de Lady Godiva

 

Franck Fernández

 

En el libro de lectura con el que aprendí a leer en mi más temprana infancia recuerdo la historia de mamá cochina con sus siete cochinitos.

El cochinito uno vio un iguanito y, al contarle la historia al cochinito dos, exageró un poco en cuanto al tamaño de la cola. Así del segundo al tercero y a los demás. Cuando el séptimo cochinito llegó a contar la historia a mamá cochina, ésta gritó: ¡corran, eso es un cocodrilo! Así son las leyendas, sobre todo si son antiguas. Las leyendas pasan de boca en boca y de generación en generación cambiando un poco cada vez.

En la comunicación oral, por mucha buena voluntad que uno pueda poner, se va deformando la información y a la larga cambia.

Los hechos que les quiero contar tuvieron lugar en la ciudad inglesa de Conventry, una de las más antiguas de Inglaterra siendo ya famosa en el medioevo.

Esta ciudad fue martirizada durante la Segunda Guerra Mundial con fuertes bombardeos aéreos debido a las importantes fábricas que allí había.

La Luftwaffe alemana realizó más de 500 bombardeos, dejando a la ciudad prácticamente destruida. Goebbels incluso inventó el verbo “conventrizar” para calificar el acto de destruir una ciudad con bombardeos aéreos. Hoy en día se puede contemplar la vieja catedral de Coventry en el estado en que quedó después de dichos bombardeos. Algunos incluso dicen que el bombardeo de Dresde fue en venganza al martirio de Coventry.

Les quiero hablar de Lady Godiva. Cómo leyenda que es, sólo Dios sabe qué es verdad y qué no.

Lady Godiva es un personaje por todos conocidos, que aparentemente vivió poco después del año 1000. Es cierto que era condesa, casada con Leofric, Conde de Mercier y Señor de la ciudad de Coventry.

La leyenda nos cuenta que, debido a los altos impuestos que imponía el Conde, los ciudadanos estaban muy descontentos.

Godiva, que era una mujer muy pía y generosa, le pidió a su esposo aligerar las cargas a sus ciudadanos.

El esposo siempre se negó, pero Lady Godiva insistió tanto que él la reto a que disminuiría los impuestos si ella se paseaba desnuda por el mercado de la ciudad. Ésta es la historia como ha llegado a nuestros días.

En escritos de los años 1250, no se nos habla de su desnudez. Algunos escritos dicen que llevaba una manta de color piel para cubrirla, otros hablan de que cubría su desnudez con su larga cabellera dejando al descubierto sólo sus piernas, otros narran que los ciudadanos de Conventry cerraron púdicamente las ventanas de sus casas para no ver a la dama como vino al mundo. Incluso se cuenta del sastre de la ciudad, Tom, que acechó por la ventana y, al verla desnuda, se quedó ciego por castigo divino.

Lo cierto es que, en los años 1200, el rey Eduardo I de Inglaterra ordenó que se investigara en los escritos de la época para saber si realmente esta historia era cierta.

Se confirmó que en esa época existió un tal Loefric, Conde de Mercier y Señor en Coventry. También es cierta la existencia de su esposa Godiva, nombre latinizado del antiguo sajón Godgifu “regalo de Dios”.

Godiva estaba casada en segundas nupcias con Leofric, pues ya era viuda, lo que nos hace pensar que seguramente no eran tan joven como cuentan.

Cierto es que Godiva contribuyó a la edificación de conventos benedictinos. También se confirmó que en esa época se dejaron de cobrar peajes por el paso de peatones por la ciudad, no así para caballos.

Nunca sabremos cuánto hay de cierto.

Con el paso del tiempo las artes se inspiraron en este tema. Existen numerosos cuadros que representan a una hermosa y joven Lady Godiva montada sobre un espléndido corcel cubriendo su desnudez con una hermosa y larga cabellera.

También se han hecho piezas de teatro, películas y se han erigido estatuas.

Ya en nuestra época, en 1926, se utilizó el nombre de Lady Godiva al fundar una de las más famosas casas de chocolates belgas.

La primera tienda de esta casa chocolatera se estableció en la Gran Plaza de Bruselas, donde aún la podemos encontrar.

Lo que debemos recordar es su bondad contra las injusticias de su esposo.

El esposo siempre se negó, pero Lady Godiva insistió tanto que él la reto a que disminuiría los impuestos si ella se paseaba desnuda en el mercado de la ciudad.

Traductor, intérprete y filólogo.altus@sureste.com

Fuente: Diario de Yucatán

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