Yucatán busca que los pueblos mágicos que ostentan este nombramiento en la entidad se desarrollen de acuerdo a sus propias capacidades y atractivos.
El empresario turístico Jorge Escalante Bolio señaló que los pueblos mágicos de Sisal y Maní aún tienen que recorrer un proceso de consolidación, por lo que hay que empujarlos para que mejoren sus experiencias.
Sin embargo, aclaró, no hay que amontonar el destino de pueblos mágicos porque se diluye el atractivo pues no ganan ni unos ni otros.
Dijo que Izamal sigue siendo el principal pueblo mágico de la entidad y es el que genera más por sí mismo, seguido de Valladolid, que ha aprovechado su cercanía a Cancún y Chichén Itzá para consolidarse en el mercado turístico.
La llamada «Ciudad de las Tres Culturas» adquirió la categoría de pueblo mágico en 2002, por lo que el flujo de visitantes creció de manera importante desde entonces, atraídos por sus calles y sus sitios históricos como el Convento de San Antonio de Padua, y los históricos, como la pirámide Kinich Kakmó.
En el caso de Valladolid, el entrevistado apuntó que los prestadores de servicios turísticos de Valladolid se han puesto las pilas porque han realizado infraestructura muy buena y han aprovechado atractivos valiosos lo que ha hecho que este destino sea muy fuerte, también.
«Cada uno tiene su propio mercado. Izamal sigue siendo el pueblo mágico romántico, cultural, colonial, que presenta también arqueología y una vida contemporánea. Valladolid tiene más la actividad deportiva o experiencias», concluyó.