Unas horas después de reunirse en la Ciudad de México con Enrique Peña Nieto, el candidato presidencial republicano Donald Trump reiteró su promesa de construir un muro en la frontera sur y obligar al gobierno mexicano a pagar por esa obra.
“Número uno, construiremos una gran muralla a lo largo de la frontera sur y México pagará el 100% de la construcción. No lo saben todavía, pero van a pagar por el muro”, amagó Trump durante su discurso en Phoenix, Arizona, donde dio a conocer los detalles de su nuevo proyecto migratorio.
Con una actitud totalmente distinta a la que tuvo al lado de Peña Nieto en Los Pinos, Trump retomó su retórica antimigratoria y subrayó un perfil dañino de los inmigrantes indocumentados.
“Los inmigrantes indocumentados son personas sin educación y sin habilidades, que le están robando los empleos a los estadunidenses”, definió el candidato presidencial republicano.
Como era de esperarse, una vez que regresó a Estados Unidos al concluir la breve visita a Los Pinos, por cortesía de Peña Nieto, Trump retomó el tema de cerrar la frontera con México y criminalizar a los inmigrantes indocumentados.
“Construiremos un muro impenetrable, alto y bello”, aseguró Trump ante los gritos de apoyo sus seguidores en Phoenix.
La nueva estrategia de migratoria de Trump, además del muro fronterizo, prometió que de ganar la presidencia de Estados Unidos, el martes 8 de noviembre, desde su primer día como mandatario ordenaría la deportación inmediata de los inmigrantes indocumentados con antecedentes penales, que están en la cárcel y que cometan cualquier delito.
Al detallar su proyecto migratorio, Trump sostuvo que con su mandato se acabarán las políticas de detener a indocumentados en la frontera para después dejarlos en libertad. “Serán deportados”, sentenció.
Tras manifestar que habrá “cero tolerancia” para los inmigrantes indocumentados con antecedentes penales, el multimillonario candidato presidencial informó que “triplicará” el número de agentes federales dedicados a procesar las deportaciones.
No sólo eso, además, anunció la creación de un equipo de tarea, exclusivamente dedicado a la deportación de indocumentados con antecedentes penales.
Como parte de la criminalización de inmigrantes indocumentados, Trump también anunció que bajo su presidencia dará autoridad a los policías de cualquier ciudad o pueblo para detener inmigrantes indocumentados, amén de contratar a otros 5 mil agentes de la Patrulla Fronteriza que reforzarán la vigilancia de las fronteras de Estados Unidos, especialmente la que comparte con México.
Respecto de su reunión y viaje a México, Trump brevemente aseguró que Peña Nieto es “un hombre que me gusta y respeto”.
Sentenció que si es presidente de Estados Unidos, se fincará una relación con México.
“Mi amor por la gente de México y su liderazgo”, acotó Trump.
Su discurso en Phoenix también fue aprovechado para criticar la política migratoria del presidente Barack Obama, y de su contrincante Hillary Rodham Clinton, la candidata demócrata.
“Es nuestro derecho como nación soberana elegir a los inmigrantes indocumentados que nos quieran”, indicó Trump.
A Clinton y a todos los que promueven una reforma migratoria integral, que busque regularizar el estatus de residencia laboral y de residencia, que estima hay en Estado Unidos, Trump los acusó de promover una amnistía y desestimar los intereses de los ciudadanos estadunidenses.
“El bienestar de los estadunidenses tiene que ser la prioridad”, manifestó Trump, quien en otro casillero de su política migratoria acotó que obligaría a los 23 países, de donde se estima son los inmigrantes indocumentados, a recibir a éstos cuando sean deportados bajo su presidencia.
“Los vamos a tratar con gran dignidad, con equidad, pero la gran compasión será para los ciudadanos de Estados Unidos”, aclaró el candidato presidencial republicano.
Bajo su propuesta de política migratoria, Trump habló de la necesidad de ser más rigurosos para someter a revisión a los inmigrantes musulmanes que quieran emigrar a Estados Unidos.
En términos generales, Trump responsabilizó a los inmigrantes de todo tipo de violencia.
Incluso victimizó a la ciudadanos de su país, y acusó a los inmigrantes indocumentados de ser los causantes de muchos delitos, como el asesinato.
De la migración legal que llega a Estados Unidos, Trump garantizó a sus seguidores que bajo su presidencia será a su vez reformada, pero con base en los intereses de los trabajadores estadunidenses.
El decálogo de la política migratoria, según el mismo Trump, será la solución al problema de la inmigración indocumentada.
El candidato republicano dejó en el aire el tema del resto de los 11 millones de inmigrantes indocumentados que no tienen antecedentes penales, respecto de su regularización laboral y de residencia.
“Regresen a casa y soliciten una entrada legal a Estados Unidos, cumpliendo con todos los detalles que he descrito”, condicionó Trump en Phoenix.
“No habrá amnistía, nuestro mensaje al mundo será este: No podrán obtener residencia legal ni la ciudadanía entrando como indocumentados”, remató el candidato presidencial republicano.
Fuente: Proceso