miércoles , 24 abril 2024
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Comerciantes, albañiles y niños, beneficiados con ingresos en cementerios

Limpieza y arreglo de tumbas se vuelven en estos días una fuente de ingresos para las personas que se dedican a recorrer los cementerios ofreciendo servicios, principalmente albañiles, y grupo de niños y jóvenes que a cambio de propina limpian las tumbas, desyerban y acarrean el agua para las flores que la gente deposita a la memoria de sus difuntos.

Las vendedoras de flores, ubicadas en la avenida principal del Cementerio General, coinciden en manifestar que las épocas pasadas fueron las mejores, pues las familias acostumbraban al acudir a recordar a sus difuntos pasar antes por una veladora y sus ramos de flores para que la “tumba no se viera triste”.

“Era durante todo el año. No como ahora, que sólo se acuerdan de sus difuntos una vez al año, luego los tienen abandonados”, dice María Palomo, quien forma parte de una tradición familiar de vendedoras de flores, que inició hace más de 50 años su madre.

Señaló que los cambios se pueden notar hasta en la variedad de flores que se venden hoy en día, como gladiolas, pompones, tejanas, margaritas, entre otras, que las traen por lo general de la Ciudad de México y Chiapas.

“Antes lo común era encontrar las llamadas ‘amor seco’, ‘abanico’ y cempasúchil, entre otras, que las cultivan en Kanasín. Ahora hay que comprar las flores de otros lugares, y por eso sale más caro al pagar el costo de traslado”, señaló la florista.

Guadalupe Grajales, quien tiene más de 60 años dedicados a vender flores en el cementerio, labor que antes hicieron su madre y abuelita, lamenta que ya no se acostumbre tanto, como antes, a respetar estos días. De hecho, a los jóvenes no les llama la atención venerar a los difuntos, son “muy irrespetuosos”.

“Me ha tocado ver cómo algunos hijos traen a su madre, ya mayor de edad, prácticamente empujándola, diciéndoles: ‘Camina más rápido, prende tu veladora, reza y ya nos vamos porque tengo otras cosas qué hacer’”, explica.

En la entrada del cementerio y en las principales calles, varios niños y jóvenes se acercan a las personas que visitan a sus difuntos a ofrecer sus servicios de limpieza de tumbas o desyerbe.

La mayoría no es la primera vez que realiza esa labor, como José Pérez Pacheco y Víctor González Pérez, quienes han limpiado tumbas en los últimos tres años, y en los días “buenos”, el 1 y 2 de noviembre obtienen unos 200 pesos.

Dijeron que ayer, lunes, “estuvo frío el día. No hemos sacada casi nada de dinero, llevamos unas tres horas aquí, pero ya mañana creo que nos irá mucho mejor”, comentan ambos jóvenes, de 15 años de edad, vecinos de la Melitón Salazar, y estudiantes de la Escuela Secundaria Técnica 66 de la Santa Rosa.

El pago depende ya sea lo que el cliente quiera o acuerdan un precio que puede ser hasta de 40 pesos por limpieza.

Otros más pequeños, Atzel, de ocho años, y Kevin, de 10, también lamentaron que no habían limpiado ninguna tumba, y eso que llegaron apenas los retiraron de la escuela en la primaria, a las 11 de la mañana.

“No hubo clases solo fuimos por lo del Janal Pixán y nos retiraron”, expresaron y subrayaron que no les da miedo estar en el cementerio limpiando tumbas.

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