sábado , 20 abril 2024
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A desmilitarizar el país

Denise Dresser (*)

Fuente: Diario de Yucatán

  • Razones para marchar el 6 de septiembre a las 8 p.m., del Ángel de la Independencia al Senado de la República, con veladora en mano.

1) La Cuarta Transformación se está convirtiendo en la Cuarta Militarización, aunque López Obrador y sus seguidores afirmen lo contrario.

Según el Inventario Nacional de lo Militarizado, creado por el CIDE, las Fuerzas Armadas hoy controlan más de 246 actividades que estaban antes en manos de civiles, aunque no tengan la preparación, la experiencia o la capacidad para llevarlas al cabo.

Acciones neurálgicas de la vida económica, la salud pública, y las comunicaciones están en manos de personas que no han sido examinadas para los puestos que ocupan, y que actúan al margen de las leyes de transparencia y los controles democráticos.

AMLO ha subcontratado franjas importantes del gobierno a una fuerza que no está obligada a rendir cuentas y no puede ser sancionada por la población si incurre en actos de corrupción o viola los derechos humanos o se alía con el crimen organizado.

López Obrador está creando un gobierno paralelo y un nuevo poder fáctico que no podrá ser removido si traiciona a la democracia o acaba reprimiendo a los ciudadanos. Su gobierno ha engendrado un nuevo poder fáctico, por encima de las instituciones electas y renovadas democráticamente.

2) La militarización no ha cambiado de naturaleza solo por el hecho de estar dirigida por AMLO, el bueno. Las masacres del pasado siguen ocurriendo, las ejecuciones extrajudiciales no han terminado, la corrupción militar no ha dejado de existir.

Los motivos que impulsaron a tantos a rechazar el despliegue y empoderamiento de las Fuerzas Armadas bajo Calderón son idénticos. Los mandos que permitieron las masacres de Allende, Tlatlaya, San Fernando y Ayotzinapa siguen siendo los mismos; sólo han cambiado de puesto o de localidad geográfica.

Cinco colaboradores del general Cienfuegos —secretario de la Defensa durante el peñanietismo— ocupan puestos de alto mando en el actual gobierno.

El belicismo no se transforma en humanismo, solo porque AMLO lo decrete y muchos le crean sin chistar.

3) La militarización no mejorará la situación de inseguridad y criminalidad que asola al país. Esa ha sido la estrategia instrumentada desde 2007, y los efectos han empeorado.

El lopezobradorismo llegó al poder criticando la barbarie desatada por Calderón, y no debe prestarse a exacerbarla.

La 4T jamás podrá reivindicar sus credenciales de movimiento transformador si despliega una estrategia de seguridad que es una versión facsimilar de lo que denunció en el pasado.

AMLO y Morena no podrán argumentar de manera legítima que promueven la paz y la tranquilidad, cuando recurrirán a las casacas, los rifles y los tanques para obtenerla.

4) Si permitimos que López Obrador viole de manera descarada la Constitución a través de una legislación tramposa, votada fast track en la madrugada, y usando los métodos del peor agandalle priista, le estaremos dando licencia para hacerlo una y otra ve

Si el propio Presidente pisotea la legalidad, será imposible construir lo que México nunca ha tenido y necesita: un Estado de derecho confiable y creíble.

Si AMLO logra lo que quiere —el control de la Guardia Nacional por la Sedena— estará mandando el mensaje de “aquí mando yo”, no el mensaje de “nadie por encima de la ley”.

5) Habrá que marchar por lo que sí queremos: una retirada gradual de las Fuerzas Armadas, acompañada de esfuerzos concertados, bien financiados y de largo plazo para construir buenas policías.

Las Fuerzas Armadas no pueden reemplazar las labores policiales porque no saben cómo. Se les entrena para disparar y matar, no para investigar, aprehender o aportar pruebas al Ministerio Público.

La tarea civil es prevenir y controlar el crimen; la tarea militar es aniquilar al enemigo.

Los datos, las cifras, las investigaciones independientes, la experiencia internacional, la perspectiva histórica y comparativa evidencian lo mismo: más militarización, más muerte; más militarización, más inseguridad; más militarización, más amenazas a la democracia.

Una estrategia de seguridad pública controlada por las Fuerzas Armadas nos coloca en la categoría repudiable de países autoritarios como Arabia Saudita, Yemen, Irán, Corea del Norte y Siria.

No debemos prestarnos a la simulación que intenta justificar la militarización. Y no debemos sumarnos al autogolpe.— Ciudad de México.

denise.dresser@mexicofirme.com

Periodista

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