martes , 19 marzo 2024

Persecución palaciega

Gobierna intimidando

Denise Dresser (*)

Fuente: Diario de Yucatán

AMLO contra los médicos. AMLO contra los niños con cáncer. AMLO contra los profesionistas con posgrados en el extranjero. Y ahora, en el episodio más reciente de “La Cuarta Demonización”, AMLO contra los científicos. Lamentable y paradójico: un hombre que luchó durante años para ser Presidente de México, pero desprecia a tantos de sus habitantes. Para él, los investigadores y los pensadores y los académicos no son el pueblo; son los expoliadores. Y como tales, merecen cárcel primero, y juicio después. Lo que estamos presenciando es una persecución palaciega, disfrazada de desmantelamiento al viejo régimen. Lo que estamos padeciendo es una cruzada contra los críticos, disfrazada de combate a las élites. Lo que debemos denunciar es una purga de quienes piensan distinto, presentada como una limpia de quienes fueron sucios. El Estado criminalizando, el Estado negando la presunción de inocencia, el Estado violando el debido proceso, el Estado saltándose esos “tecnicismos legaloides”, sin los cuales no existe la justicia. Solo la venganza.

Mientras deja en libertad a Ovidio Guzmán y da un trato privilegiado a su familia. Mientras demuestra parálisis y pasividad ante 80 homicidios al día. Mientras minimiza el feminicidio y las desapariciones forzadas y el maltrato a migrantes y las ejecuciones extrajudiciales cometidas por las Fuerzas Armadas y las violaciones a los derechos humanos y la impunidad del 98 por ciento de los crímenes cometidos en el país. Mientras no toca a Pío López Obrador, o sanciona a Bartlett, o investiga las empresas fantasma, o el aumento de las adjudicaciones directas. Las prioridades están en otra parte. En los centros de investigación donde labora la “delincuencia organizada”. En los pasillos de la academia donde trabajan los lavadores de dinero. Para los criminales verdaderos hay “Pax AMLOísta”; para los criminales inventados hay prisión preventiva oficiosa. Para los que pactan con el poder, hay perdón y olvido; para quienes lo cuestionan, hay intimidación y desproporción.

Porque exigir la aprehensión inmediata y el traslado a la cárcel del Altiplano es desproporcionado. Porque insistir en el arresto de presuntos culpables, aunque dos jueces lo hayan negado por falta de pruebas, es espeluznante. Porque ignorar lo expuesto por la Suprema Corte sobre la legalidad de los fondos transferidos al Foro de Ciencia y Tecnología es aberrante. Reproduce los peores vicios del sistema judicial que el PRI creó, y quienes lo heredaron no han querido cambiar. La vieja PGR dando mazazos a los enemigos, y otorgando impunidad a los amigos. La nueva Fiscalía General haciendo lo mismo, pero con esteroides, bajo el mando de alguien desatado, a quien el Presidente “no le da órdenes”, pero avala lo que hace. Ambos, exponentes del mismo patrón y es perverso. Los prejuicios personales convertidos en política pública. Los revanchismos políticos alimentando la injusticia. El rencor justificando la violación a las garantías individuales.

Basta con examinar lo que ha hecho Gertz Manero con el poder que tiene y AMLO le ha permitido ejercer. La presentación y luego el retiro —por el repudio generado— de una iniciativa que criminalizaba a periodistas. La falta de acción en los casos de Ayotzinapa, Lydia Cacho, y Odebrecht. El abuso del puesto contra su familia política. La exoneración del general Cienfuegos. El cumplimiento de solo 2 de sus 34 obligaciones legales, según el balance hecho por colectivos ciudadanos. La contratación de programas de espionaje de teléfonos móviles. La eliminación de la obligación de la Fiscalía de participar en labores de búsqueda de desaparecidos. La presión al Conacyt para que le otorgara la categoría de Investigador Nivel III, lo cual indignó a la comunidad académica. La revelación de casas y cuentas no declaradas de quien pretende encarcelar a sus críticos.

Cuestionar el comportamiento del Presidente y su fiscal no equivale a defender a delincuentes. Criticar la desproporción de la prisión preventiva no significa ignorar posibles irregularidades cometidas por científicos, o cualquiera que use recursos públicos. Es participar en ese acto revolucionario “de decir la verdad en tiempos de mentiras”, como alertaba Orwell. López Obrador gobierna amenazando, gobierna amedrentando, gobierna intimidando. Lo suyo no es una transformación histórica; es una persecución palaciega.— Ciudad de México.

denise.dresser@mexicofirme.com

Periodista

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