jueves , 18 abril 2024
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Archivos mayas, claves

Rodrigo Llanes Salazar (*)

Fuente: Diario de Yucatán

  • A la memoria de Jorge España Novelo

Los archivos suelen ser considerados “fuentes” para la investigación histórica y la escritura de la historia. No obstante, los archivos también pueden ser considerados como objetos de estudio por sí mismos. Esta perspectiva nos conduce a preguntarnos quiénes fueron las personas y grupos que elaboraron y resguardaron los archivos; quiénes tienen acceso a ellos, quiénes los codician y quiénes los han destruido; cómo y con qué fines han sido utilizado estos documentos; en qué soportes se han producido, en qué lugares han sido conservados, qué oportunidades y problemas implica su digitalización y preservación para el futuro.

Estas y otras cuestiones son abordadas en el libro colectivo “Actores, redes y prácticas dialógicas en la construcción y uso de los archivos en América Latina (siglos XVI-XXI)”, editado por las investigadoras Caroline Cunill, Dolores Estruch y Alejandra Ramos, y publicado por el Centro Peninsular en Humanidades y Ciencias Sociales (Cephcis) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Aunque todo el libro es muy sugerente, pueden resultar de particular interés para la audiencia lectora de Diario de Yucatán tres capítulos que abordan lo que podemos denominar “archivos mayas”: documentos escritos, resguardados, distribuidos y utilizados por personas y comunidades mayas de la península de Yucatán.

El antropólogo norteamericano Paul Sullivan, autor del fascinante libro “Diálogos inconclusos”, que trata sobre las relaciones entre mayas y extranjeros a partir de la Guerra de Castas, escribe sobre “Los archiveros mayas de lo sagrado” para contar la historia de cómo algunos manuscritos en lengua maya han sido codiciados por locales y extranjeros.

Su capítulo nos ilumina sobre una de las facetas más notables de la conquista y colonización del pueblo maya: la enajenación y destrucción de los textos mayas, siendo el caso más conocido el Auto de Fe de Maní.

La destrucción de los archivos mayas fue una de las expresiones de la empresa colonizadora de los españoles por erradicar la “idolatría” y “herejía” de los mayas, pero constituye solo una parte de la historia colonial.

Sullivan también destaca el papel de los escribas y archiveros mayas. Como ha documentado la historiadora francesa Caroline Cunill, investigadora de la Escuela de Estudios Superiores en Ciencias Sociales de la Universidad de París, desde el siglo XVI diversos mayas aprendieron la escritura del alfabeto latino para hacer valer sus intereses.

En este sentido, Sullivan describe que, después de la época colonial, durante la Guerra de Castas, circularon documentos escritos por los mayas e incluso emergió un nuevo tipo de escrituras sagradas.

En palabras de Sullivan, “en las horas más lúgubres, cuando los rebeldes mayas contemplaban su exterminación en los bosques del oriente de la península de Yucatán, Dios comenzó a hablarles, reasegurándoles de la victoria, ordenándoles que siguieran luchando y que continuaran teniendo presente Su sacrificio por ellos y Su promesa de vida eterna para los fieles y firmes”.

Estas palabras, añade Sullivan, fueron recibidas primero de forma oral, pero luego fueron escritas y preservadas en manuscritos conocidos como los “Sermones de Juan de la Cruz”, “antiguo testamento” o “santo almahtan”. Sullivan también describe el “Chilam Balam de Tuzik”, el cual es el último ejemplar de su género que se halla todavía en una comunidad maya.

Por su parte, Cunill explica por qué y cómo los escribanos de los siglos XVI y XVII crearon múltiples archivos en Yucatán. De acuerdo con Cunill, tanto el almacenamiento como la conservación de los archivos, comúnmente llamados “papeles” en esa época, eran labores de los escribanos, quienes conservaban en sus casas dichos documentos. Esta situación generó una dispersión en los papeles, así como su lamentable pérdida.

Ante esta situación, la Corona introdujo el libro como una tecnología alternativa a la dispersión de los papeles. Pero no solo la Corona tuvo interés en preservar dichos documentos. Cunill expone varios ejemplos, tanto de mayas (como el intérprete Gaspar Antonio Chi) como de españoles (como el defensor de indios Francisco Palomino), que demostraron conciencia del valor de los documentos y la necesidad de conservarlos y protegerlos.

En palabras de Cunill, “diversos actores sintieron la necesidad de crear sus propios archivos para conservar la historia legal de un asunto, proteger la memoria de los privilegios de una familia o salvaguardar el devenir de una comunidad política”.

Finalmente, Julien Machault, doctorante en Estudios Mesoamericanos en la UNAM, analiza su experiencia en la investigación de los “Títulos de Ebtún”, unos 350 documentos notariales, administrativos y legales, fechados entre 1600 y 1840. Como explica el autor, estos documentos han servido a los pobladores de Ebtún para la defensa del patrimonio del pueblo en varios conflictos sobre tierras en el período colonial.

Al realizar su trabajo de archivo, el comisario municipal de Ebtún preguntó a Machault, “¿Ya sabes cuándo se creó el pueblo?” De acuerdo con el autor, solo una persona del pueblo le expresó haber entendido el contenido de “el libro”, como se refiere la población local a los “Títulos de Ebtún”.

A partir de la pregunta de cuándo se creó el pueblo, Machault explora las concepciones de la historia de los pobladores de Ebtún. Por ejemplo, algunos asocian la fundación del pueblo con el paso de “Jesukristo”, quien, según relatan, al ser perseguidos por los judíos hizo una parada en el pueblo, cerca del cenote.

Asimismo, los pobladores de Ebtún se refieren a períodos históricos como “la guerra” (la Guerra de Castas) y “la esclavitud” (la época del henequén), los cuales son susceptibles de repetirse. Así, la omnipresencia de agentes externos a la comunidad, explica Machault, ha sido interpretada como un posible período de nueva esclavitud.

Para algunos pobladores de Ebtún, la llegada de maquiladoras, el proyecto de construcción de una parada del tren bala y de instalar un parque fotovoltaico, representan el alejamiento de los jóvenes con respecto al trabajo agrícola. En contraste, para un poblador, “el libro” enseña “el buen manejo de las tierras y las buenas prácticas agrícolas”. Según observa Machault, para este poblador “los textos coloniales contienen la enseñanza de los ancianos que sabían las maneras para una buena administración del pueblo y de sus recursos”.

Los anteriores son tres botones de muestra de cómo los archivos son mucho más que fuentes para el conocimiento de la historia; nos revelan también el papel político de los archivos —de su elaboración, conservación y destrucción— así como el papel activo de los mayas como creadores y guardianes de dichos documentos.

El próximo jueves 8 de junio, una de las editoras del libro, la Dra. Caroline Cunill; la Dra. Laura Machuca Gallegos y quien esto escribe tendremos el gusto de presentar el libro “Actores, redes y prácticas dialógicas en la construcción y uso de los archivos en América Latina” en la casa Lol-Be del Cephcis.

El evento se iniciará a las 17:00 horas con una conferencia de la Dra. Cunill titulada “Cartas inéditas en lengua maya acompañadas de su traducción castellana (siglo XVI): desafíos metodológicos”. Conociendo el excelente trabajo de la Dra. Cunill, estoy seguro de que el evento será de gran interés para cualquier persona conocedora y con inquietud de conocer más sobre la historia de Yucatán y la lengua y cultura maya.— Mérida, Yucatán.

rodrigo.llanes.s@gmail.com

Investigador del Cephcis-UNAM

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