Duro e inflexible, como en su tiempo fue señalado el aquel afamado y odiado por sus métodos, Javier Coello Trejo “El Fiscal de Hierro”, esas dos características se requieren del hombre o la mujer que llegue a ocupar la oficina principal de la Fiscalía General del Estado.
Con la ley en una mano y en la otra, con el mazo dando, es lo que espera Quintana Roo de su nuevo fiscal general, el ser modositos y catedráticos no dio buenos resultados, así lo dejó claro el otrora fiscal del fracaso Miguel Ángel Pech Cen.
Del descaro a la impunidad
El periodo de transición que vivió el organismo, que pasó de procuraduría a fiscalía, con nuevas funciones y la entrada en vigor del nuevo Sistema de Justicia Penal, no le sentó bien a Miguel Ángel Pech, y la FGE se convirtió en la incubadora de la impunidad, con muy escasos resultados en investigaciones y resolución de casos, un número mínimo de aprehensiones, que luego resultaban en sujetos liberados, fomentaron el incremento de los delitos de alto impacto.
Tan sólo en el 2018, la cantidad de homicidios dolosos, según datos oficiales del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, de enero hasta septiembre de este año, se contabilizaron 564, pero en todo el 2015, antes de la era Pech Cen, se registraron 228, lo que da como resultado que la percepción de la población, sobre que la delincuencia se impone a la ley es justificable.
Los delitos patrimoniales, son otra modalidad imparable, ahora, cualquiera se apropia de un inmueble y para sacar a los intrusos el viacrucis de los propietarios lleva años, motivado por lagunas en la legislación, impunidad y complicidad de las autoridades.
Si se toma en cuenta que Cancún es uno de los lugares con mayor plusvalía del país, esto redunda en pérdidas millonarias para ejidatarios e inversionistas. De enero a septiembre de este 2018, se denunciaron 476 despojos de propiedades, todas ellas de costos millonarios.