miércoles , 8 mayo 2024
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Un capítulo de Mario Villanueva

En Cozumel

Ernesto Arévalo Galindo (*)

“Haz justicia con alguien y acabarás por amarlo. Pero si eres injusto con él, acabarás por odiarlo”. John Ruskin, escritor y reformador social británico.

Mario Villanueva Madrid regresó a Chetumal. Sin libertad pero, al menos, en su tierra para mitigar en lo posible los años de sufrimiento por sus actos cometidos durante su sexenio como gobernador de Quintana Roo. La historia lo tiene juzgado, pero el hombre lo ha condenado más de la cuenta.

Aclaro no saber de leyes, pero conozco a exgobernantes y funcionarios públicos activos que robaron todo lo humanamente posible y abrieron las puertas del Estado a la delincuencia organizada. ¡Vaya! Hasta candidatos a puestos de elección popular en la actualidad.

Amado, temido y odiado, como buen político. Así recuerdo a Mario Villanueva a principios de abril de 1993, cuando realizó su primera visita como mandatario a la isla de Cozumel.

La era de Miguel Borge Martín (1987-1993) había terminado. Los reflectores de la política iluminaban al nuevo gobernador, con amplias expectativas por su alto grado de popularidad desde sus etapas como presidente municipal de Benito Juárez y posteriormente como senador de la República.

Aún no asumía la presidencia municipal de Cozumel Germán García Padilla (1993-1996), programada para el 10 de abril. Sin embargo, prácticamente ya tomaba decisiones y ordenaba ejecutarlas, con el aval del amigo de la infancia.

Al respecto, Luis González Flores (1990-1993) esperó, llegado el día de la Sesión Pública y Solemne, para oficializar el cambio de mando en el Poder Ejecutivo local.

¡Acto seguido! Poner orden en el ambiente político. Sin omitir el social. Tampoco el económico. El Grupo Cozumel, integrado por Roberto Borge Martín, hermano del gobernante saliente y padre de Roberto Borge Angulo; Sergio Gracia Aguilar (q.e.p.d.), los hermanos Lenin y Franco González Padrón, y Víctor Santín Padilla, entre otros empresarios, sufrirían lo que fue calificado en aquella época como “persecución política”.

Sus reclamos no tuvieron mucho eco en la sociedad. Ellos anhelaron un núcleo corporativo, cuyos integrantes deberían ser personas afines y de ciertos apellidos, para abarcar y manipular la actividad comercial y los servicios turísticos de la ínsula del Caribe mexicano. Aún poseían el control de la transportación marítima de pasajeros y de carga, a través de sus navieras, pero no el control político.

Miguel y Luis eran el pasado. Mario y Germán eran el presente.

Paulatinamente, el Grupo Cozumel fue aniquilándose por los manejos turbios de sus finanzas, por las deslealtades entre sus miembros y por la vocación turística de Cozumel, esta última que reclamó por su propia inercia la llegada de una empresa en el más estricto sentido de la palabra para ofrecer certeza, capacidad y seguridad en cuanto al servicio de transportación marítima de pasajeros y de carga, como parte del desarrollo social y económico.

Por aquellos años, el Grupo Aviomar empezaría a operar la ruta federal Cozumel-Playa del Carmen-Cozumel avalado por la trayectoria del prestigiado empresario yucateco José Trinidad Molina Castellanos (q.e.p.d.), quien fuera fundador de varias empresas e instituciones en la Península de Yucatán.

En una ocasión, el propio Roberto Borge me negó la existencia del Grupo Cozumel; lo anterior, en una entrevista realizada en la sala de su casa para hablar sobre la trayectoria de su hijo, quien disputaba la gubernatura del Estado. No puedo negar que siempre fue amable, pero cuando abordó el tema en mención no controló muy bien su vocabulario.

Mario Villanueva Madrid (1993-1999) abrió las puertas a muchas inversiones. Inició una nueva etapa para Quintana Roo.

Sin embargo, el carácter por momento autoritario, la desavenencia con el Consulado General de los Estados Unidos en Mérida, el no cumplir un acuerdo político con la familia Joaquín y el distanciamiento con el presidente Ernesto Zedillo Ponce de León empezaron a “marcar” el final de su sexenio.

¡Hombre juzgado! Pero, sobre todo, un ser humano con sus virtudes y sus defectos.

Con derecho a la libertad. Con derecho a la paz.

¡Bienvenido!— Cozumel, Quintana Roo.

arevalo61@yahoo.com.mx

Periodista

Fuente: Diario de Yucatán

 

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