viernes , 7 febrero 2025
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Percepción de impunidad

Othón Baños Ramírez (*)

Fuente: Diario de Yucatán

El linchamiento de Tekit el pasado 27 de enero es un hecho bárbaro que habla del momento social que vive México, Yucatán en particular. ¿Qué tendría que ocurrir en una comunidad para que un grupo tome la justicia por propia mano? Es una de las preguntas que muchos nos hacemos.

Como hecho social, se le puede abordar desde diferentes ángulos. Hay tres elementos esenciales concurrentes: la percepción de impunidad —que no es lo mismo que la impunidad sustantiva—, estigma de drogadicto y las redes sociales.

Tekit es una comunidad donde predomina el empleo en las fábricas de ropa típica y de otra parte un número importante de jóvenes viene a Mérida a ganarse la vida. Hace ya varias décadas que Tekit dejó de depender del cultivo del henequén. La agricultura que se practica es de subsistencia, sin capacidad para constituir el eje de la conducta y vida de la comunidad como en el pasado.

El visitante que llega a Tekit observa una ciudad pequeña con muchos negocios de ropa típica yucateca. Es una comunidad industriosa y tranquila, pero no ajena a los problemas sociales que se observan en muchas ciudades del país.

Así que es una comunidad, podría decirse periurbana, donde hay una alta división del trabajo, con alta dosis de individualismo y al mismo tiempo predominio de la solidaridad mecánica. Es decir, lo que hace a la población una comunidad es el consenso y no las costumbres. Muchas costumbres del pasado sobreviven, por supuesto, nunca mueren, pero ahora son un elemento más de la solidaridad mecánica, construida por consenso, propia de la ciudad.

La solidaridad mecánica es una fuerza potencial que está siempre presente y surge, como hay muchos registros, ante la percepción de peligro de los miembros más débiles de la comunidad —como son los niños y la mujeres— y ante los desastres naturales.

Claro que no todos los crímenes cobran presencia de la solidaridad mecánica. Se requiere que sea un crimen brutal, despiadado, como en este caso, contra un personaje débil y querido por la comunidad.

Percepción de impunidad: Es necesario señalar que previo al asesinato el joven ya había demostrado una conducta violenta contra otras personas de la comunidad. Por eso percibieron que el caso de “Doña Candy” podría quedar en la impunidad.

Un número importante de personas para lograr la justicia se levantó contra el agresor supuestamente “protegido” por el poder, no como en Fuente Ovejuna contra el abuso de poder del Comendador, sino contra la impunidad frente al poder policíaco y judicial que se hace de la vista gorda. No se conocen las evidencias confirmativas, pero a los ojos de la comunidad el caso podría quedar impune, junto a sus delitos anteriores.

El papel que jugaron las autoridades policiacas presenciales que no fueron capaces de impedir el acto es materia de otro tipo de análisis.

Estigma de drogadicto: El agresor es un joven que atacó a las puertas de su casa y mató a una mujer indefensa y querida por la comunidad.

El joven agresor que fue linchado ya era identificado como drogadicto violento y sus actos, incluyendo un crimen hace 4 años, supuestamente quedaban en la impunidad. Lastimosamente, la presencia de drogas entre la población joven en los municipios de Yucatán es una realidad que día a día se hace más notoria.

Las redes sociales: la velocidad con la que fue convocada la comunidad a este acto bárbaro es otro elemento que juega un papel importante. Según la prensa (Diario de Yucatán, 29 de enero de 2025) el crimen ocurrió a las cuatro de la tarde y ese mismo día a las 11 30 de la noche ya estaban linchando al joven en una calle céntrica de la ciudad.

Los mensajes de la convocatoria circularon con un elevado enojo por parte de los cibernautas. El enojo llegó a tal grado que muchos perdieron el respeto a la vida humana del agresor. Los videos que circulan en las redes sociales son una muestra del paroxismo vivido por la gente que participó y/o rodeó en el acto.

En suma, más que otra cosa, lo que demuestra el linchamiento de Tekit es que entre los yucatecos hay una alta percepción de la impunidad que impera en el ámbito de la justicia.

De otra parte, los municipios de la exzona henequenera no están ajenos a los problemas de la violencia provocada por el consumo de las drogas entre los jóvenes.— Mérida, Yucatán.

bramirez@correo.uady.mx

(*) Doctor en Sociología, investigador de la Uady

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