Frank Fernández Estrada (*)
Fuente: Diario de Yucatán
Con cada presidencia en los Estados Unidos, la nueva primera dama norteamericana suele dar su toque personal a la Casa Blanca, que será durante cuatro años la residencia oficial de la familia.
Cuentan que al llegar a la Casa Blanca, Jackie Kennedy habría dicho: —Es más sombría que la Lubianka. Aparentemente su predecesora, Mamie Eisenhower, no habría hecho bien su labor de decorar la Casa Blanca o, de plano, a la exquisita Jackie esa decoración no le convenía para nada. Pero, ¿a qué se refería Jackie al hacer alusión a la Lubianka?
La Lubianka es uno de los edificios más emblemáticos y siniestros de Moscú, cuya historia está profundamente marcada por la represión política, el autoritarismo y el espionaje.
Desde su construcción en el siglo XIX hasta su papel en la Unión Soviética e incluso con posterioridad, la Lubianka ha sido un símbolo de poder y control, representando el rostro de los sistemas de seguridad y vigilancia que dominaron el régimen soviético. En este artículo les quiero exponer los aspectos más relevantes de este histórico edificio, su función a lo largo del tiempo y su relación con los eventos políticos de la época.
La Lubianka es uno de los edificios más emblemáticos de Moscú
La Lubianka es un complejo arquitectónico que se encuentra en el corazón de Moscú, cerca de la Plaza Lubianka. Su construcción comenzó en 1897 y fue diseñada inicialmente como la sede de la Administración Central de Correos del Imperio Ruso. Sin embargo, la historia del edificio dio un giro dramático a partir de 1917, con la Revolución Rusa. Tras la Revolución Bolchevique, el edificio fue expropiado y, en 1922, pasó a ser la sede de la OGPU (Comité de Estado para la Protección del Orden Público), que fue una de las primeras agencias de seguridad del régimen soviético.
Posteriormente, en 1934, la Lubianka se convirtió en la sede de la NKVD (Comisariado del Pueblo para Asuntos Internos), la famosa policía secreta soviética bajo el control de Iósif Stalin. Esta institución fue clave en la represión masiva que tuvo lugar durante el Gran Terror de finales de los años 30, cuando cientos miles de personas fueron arrestadas, torturadas y ejecutadas.
Bajo el gobierno de Stalin, la Lubianka se convirtió en uno de los símbolos de la represión política del régimen soviético. A lo largo de los años 30 y 40, los prisioneros políticos, intelectuales, opositores y miembros de partidos disidentes eran arrestados y llevados a la Lubianka, donde eran interrogados, torturados y, en muchos casos, ejecutados.
Las víctimas de la Lubianka incluían a personas de todos los niveles de la sociedad soviética, desde oficiales militares hasta funcionarios del Partido Comunista, sin dejar de contar a algunos de los aliados más cercanos de Stalin. Durante el Gran Terror, el NKVD utilizó el edificio para llevar a cabo purgas masivas.
El proceso de interrogatorio en la Lubianka era brutal. Los prisioneros eran sometidos a torturas físicas y psicológicas para obtener confesiones que en muchos casos eran falsas, pero que se utilizaban como base para juicios políticos fraudulentos. La Lubianka también fue un centro de ejecución, con numerosas personas fusiladas en su interior.
Con el final de la Segunda Guerra Mundial y la consolidación del poder soviético, la Lubianka continuó desempeñando un papel clave en la represión, pero también se convirtió en un centro de operaciones para las actividades de inteligencia y contrainteligencia de la URSS. La KGB (Comité para la Seguridad del Estado), que reemplazó a la NKVD en 1954, tomó el control de las instalaciones de la Lubianka. El edificio se convirtió en el centro de espionaje soviético durante la Guerra Fría. Además de la represión interna, la KGB utilizó la Lubianka para gestionar las actividades de espionaje en el extranjero, supervisar las agencias de inteligencia de otros países y coordinar la lucha contra los enemigos del estado, tanto dentro como fuera de la URSS.
Con la disolución de la Unión Soviética en 1991, la KGB fue desmantelada y reemplazada por el FSB (Servicio Federal de Seguridad de Rusia), que heredó muchas de las funciones de la antigua KGB. El edificio de la Lubianka siguió siendo un centro de poder dentro del nuevo sistema de seguridad ruso, pero también se convirtió en un sitio de triste memoria histórica.
En la década de 1990, el edificio se convirtió en un símbolo, tanto de la lucha por los derechos humanos como del autoritarismo persistente en la Rusia possoviética. Durante este período, la Lubianka fue objeto de protestas y críticas, particularmente por su papel en la represión de los opositores políticos. Hoy en día, la Lubianka sigue siendo la sede del FSB y, aunque no tiene el mismo nivel de terror asociado con ella que en el pasado, sigue siendo vista con desconfianza por muchos debido a su historia de violaciones de derechos humanos. El edificio se encuentra bajo una vigilancia constante y permanece cerrado al público, aunque se ha propuesto que se convierta en un museo de la represión.
A lo largo de la historia moderna de Rusia, este edificio de la Lubianka ha representado el rostro de la opresión, el control vigilancia y el miedo. En sus pasillos se han escrito algunas de las páginas más oscuras de la historia de la Unión Soviética, marcadas por las purgas estalinistas, las violaciones de derechos humanos y la represión política. A pesar de la disolución de la URSS y la transformación del aparato de seguridad ruso, la Lubianka sigue siendo un recordatorio tangible de las costumbres autoritarias del pasado, que continúan moldeando la política y la sociedad de Rusia.
A medida que Rusia sigue siendo un lugar de gran complejidad política, la Lubianka se mantiene como un testigo silencioso, reflejando tanto la gloria como las sombras de la historia soviética y possoviética.
(*) Traductor, intérprete y filólogo