lunes , 6 mayo 2024
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La gran evasión de la 4T

Sergio Aguayo

Fuente: Diario de Yucatán

La tragedia de Ciudad Juárez tiene su origen en la reticencia a reconocer que el crimen organizado tiene el control de las fronteras y es un factor central tras las migraciones.

En la “Declaración sobre Migración y Protección” de junio de 2022 México, Estados Unidos, Canadá, Brasil y otros 17 países del hemisferio se comprometieron a luchar por el tránsito “seguro” y “digno” para los migrantes, y prometieron combatir a “quienes abusan de ellos” y “violan [sus] derechos humanos”. Incluyeron de pasada y sin entusiasmo el peso del crimen organizado en el fenómeno migratorio.

La negación de la 4T a admitirlo es absurda porque meses antes había aparecido el Índice Global de Crimen Organizado 2021 que detalla el poder alcanzado por los criminales en 193 países. Un reconocimiento tácito de la importancia del tema es que el estudio haya sido financiado por el Departamento de Estado estadounidense y la Unión Europea. De acuerdo con el Índice, México es el cuarto país más afectado por el crimen organizado, que tiene en la trata de personas una de sus actividades más lucrativas (los tres primeros son el Congo, Colombia y Birmania).

México es ferviente negacionista. En las reacciones oficiales jamás se mencionó el factor criminal que aparece con frecuencia en los documentos hackeados a la Sedena. Uno, particularmente claridoso, es de agosto de 2022. Lo elaboró el Centro Nacional de Fusión de Inteligencia-Sureste y es sobre Veracruz. Identifica con nombres y apodos a una banda que trafica con migrantes y señala en particular a dos comandantes y un agente de la Guardia Nacional que dan “el libre tránsito a los traficantes de indocumentados” que conocen la “clave” utilizada por delincuentes y autoridades. Supongo que en algún recoveco del ciberespacio está un mapa más completo de esta vertiente delincuencial.

Es añejo el maltrato y extorsión a migrantes y la corrupción de autoridades municipales, estatales y federales. Lo novedoso en el siglo XXI es lo masivo del éxodo y el peso de los criminales. Esto se debe a la cantidad de dinero en juego. Quienes lo han estudiado estiman que la delincuencia organizada obtiene siete mil millones de dólares anuales por traficar con migrantes.

Lo sórdido de la migración por México salió a la luz con el incendio de Ciudad Juárez. Reconfirmamos las noticias dispersas sobre la ineptitud, el desorden y la corrupción del Instituto Nacional de Migración. Su comisionado, Francisco Garduño, se ha negado a dar explicaciones y debería estar detenido; sigue en el cargo porque disfruta de la impunidad que le dispensa la amistad del presidente.

La reacción de Andrés Manuel López Obrador ha sido lamentable e insensible. Me detengo en el hecho que confirma el desdén mostrado a las víctimas en sus cuatro años en el cargo. Desde antes del incendio tenía programada una visita a Ciudad Juárez para reunirse con el personal de la Secretaría del Bienestar. Mantuvo el viaje, pero se negó a dialogar con quienes protestaban por la tragedia, menospreció a una activista y no visitó a los heridos que convalecen en los hospitales de la ciudad.

La tragedia también exhibió la responsabilidad de Estados Unidos y los miedos de los organismos multilaterales humanitarios que ni han sido capaces de defender a los migrantes ni han impulsado una discusión de alto nivel sobre los millones de personas que deambulan por el mundo huyendo de las violencias.

La magnitud de la victoria de Morena en el 2018 se explica, en parte, por el voto humanitario. Creímos en sus promesas de una revolución ética que erradicaría la corrupción y la violencia. Ciudad Juárez saca a la luz la podredumbre del Inami, el enorme poder de las bandas criminales protegidas por funcionarios de los tres niveles de gobierno y un Presidente que dispara regaños en lugar de hechos. Entretanto, la franja decente de la 4T está sumida en un mutismo que degrada nuestra transición democrática.

En momentos como este, nos llega desde el siglo XX una frase del filósofo Antonio Gramsci. La escribió cuando padecía, enfermo y marginado, los rigores de una cárcel del fascismo italiano: “El viejo mundo se muere. El nuevo tarda en aparecer. Y en ese claroscuro surgen los monstruos”.— Boston, Massachusetts.

@sergioaguayo

Investigador y analista. Colaboraron Jorge Araujo Justo y Valeria Hernández Almaguer

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