jueves , 25 abril 2024
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El Plan C de AMLO

  • El Plan A propuesto por AMLO buscaba “limpiar” a la autoridad electoral vía una reforma constitucional, pero no contó con los votos necesarios. El Plan B intentaba desfondarlo con un recorte presupuestal que lo hubiera hecho inoperante.

Denise Dresser

Fuente: Diario de Yucatán

El presidente López Obrador se ha vuelto tan predecible. Una marioneta de sí mismo. Un vídeo atorado en el botón de “replay”. Una grabación en altavoz que siempre repite el mismo mensaje, como esos carros que recorren las colonias repitiendo: “Se compran colchones, estufas, refrigeradores, y algo de fierro viejo que venda”. Sólo que su recado reiterativo es más siniestro

Ofrece componer la democracia descompuesta, combatir a la oligarquía enquistada en la Suprema Corte, y desmantelar los privilegios de la casta dorada.

Pero la tonada tramposa de la transformación esconde su verdadera intención. Es, y siempre ha sido, el Plan C. “C” de centralización, “C” de colonización, “C” de cuatitud, “C” de control.

Eso es lo que motiva el comportamiento presidencial, el de su partido y el de sus facilitadores. Eviscerar o embolsarse a las instituciones para que siempre sean suyas. Aunque el agandalle —al peor estilo PRIANista— entrañe romper todas las reglas de la convivencia democrática.

La trampa de la simplificación

Basta con analizar lo que ha sucedido con el INE. El Plan A propuesto por AMLO buscaba “limpiar” a la autoridad electoral vía una reforma constitucional, pero no contó con los votos necesarios. El Plan B intentaba desfondarlo por la vía de un recorte presupuestal que lo hubiera hecho inoperante.

La narrativa oficial ha ido cambiando día tras día, y en función de lo que ordena el Presidente a través de la mañanera.

Y de ahí un cortejo de escritores, intelectuales, propagandistas, moneros, YouTuberos y encargados de la comunicación social del gobierno reproducen el mensaje sin chistar. El INE = oligarquía = mafia en el poder = Norma Piña = saqueadores = enemigos del pueblo. A quemarlos a todos en una pira ceremonial.

Afortunadamente no todo el país ha caído en la trampa de la simplificación, o en la fosa de la sinrazón.

Las marchas multitudinarias en defensa de una conquista generacional —elecciones libres y limpias— lo demuestran.

La suspensión temporal del Plan B —impulsada por el ministro Laynez en la Suprema Corte— lo constatan. Detrás del oficialismo, se cuela la realidad. Al margen de la tropelía, asoman atisbos de ciudadanía. Como lo es el valiente voto particular de Maite Azuela, miembro del Comité Técnico de Evaluación de quienes serán los nuevos consejeros y consejeras del INE.

Maite Azuela señala la maniobra morenista sin miedo y sin cortapisas: de la lista final de 20 personas, su consideración es que “6 aspirantes no cumplen con el perfil de imparcialidad y autonomía que prevé la convocatoria”.

En consecuencia, votó en contra de la integración de la lista porque es una mujer honorable, es una ciudadana intachable, e hizo el trabajo que le tocaba. Percibió —con razón— que entre los finalistas hay personas demasiado cercanas al gobierno actual, con parentesco con miembros de la 4T, o que incluso han trabajado para Morena.

Esa falta de autonomía corre en contra del perfil apartidista que necesitan tener. Aumenta el riesgo de la subordinación política que debería descalificarlas de entrada.

Caballo de Troya en el INE

En la quinteta de mujeres que aspiran a la presidencia del INE, 4 de ellas son morenistas/lopezobradoristas. Si no obtuvieran el respaldo de la oposición, y alguna resultara electa vía tómbola, Morena —por probabilidad— obtendría su caballo de Troya. Otra mujer dispuesta a hacer lo que Rosario Ibarra ha hecho al frente de la CNDH: alinear a la institución cerca del gobierno y lejos de las víctimas. Otra mujer enfilada para llegar al INE y dinamitarlo desde adentro.

Por parentesco y afiliación política no cumple con los requisitos de autonomía e independencia para ser árbitro electoral. Igual que 5 perfiles más.

Cómo opositor, AMLO lo habría denunciado.#PlanC pic.twitter.com/gKgT8BAHCP

— Denise Dresser (@DeniseDresserG) March 27, 2023

El plan con maña es evidente. El impacto de la sobrerrepresentación morenista en el Comité Técnico es obvio. Ante la contención constitucional que la Suprema Corte podría imponerle al Plan B, el oficialismo echa mano del Plan C. Si AMLO y Morena no pueden desbaratar al INE, intentarán controlarlo, colocando a sus cuates. Harán lo que antes criticaban. Repetirán la maniobra que el PRI y el PAN llevaron al cabo en 2003 para instalar a los suyos en el Consejo General, excluyendo al PRD. Entonces, AMLO denunció aquel pacto como un agandalle antidemocrático; ahora lo imita.

Tenía la oportunidad histórica de reparar el daño hecho a la institución, y convocar a la “C” de consenso. Pero el Plan C no es creación de un estadista que busca lo mejor para la democracia. Es obra de un “ambicioso vulgar”. Y estoy usando las palabras del propio López Obrador.— Ciudad de México.

Correo: denise.dresser@mexicofirme.com

*) Periodista

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