Signada por investigadoras y docentes de varias universidades, llegó a la redacción de Visión Peninsular una carta dirigida a la responsable de la Rectoría de la UACM, Patricia Arenas, en la cual piden su intervención para frenar con carácter de urgente, el flagelo del acoso que se presenta contra docentes y alumnas de los diferentes centros educativos y universitarios.
A continuación, el texto íntegro de la carta:
URGEN MEDIDAS EFECTIVAS PARA ERRADICAR EL ACOSO Y LA PERSECUCIÓN EN LA UACM
Ciudad de México, a 11 de septiembre de 2019
Patricia Arenas
Responsable de la Rectoría de la UACM
Al Consejo Universitario
A la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES)
Enteradas de los recientes casos de acoso y hostigamiento contra la profesora Claudia Domínguez y estudiantes del posgrado en derechos humanos de la UACM, plantel del Valle, académicas feministas con distintas especialidades condenamos enérgicamente estos hechos e instamos a ustedes, como máximas autoridades de esta casa de estudios a tomar medidas inmediatas y profundas para detener lo que consideramos una oleada de violencia de género contra las mujeres, intolerable en el ámbito académico.
Queremos recordar aquí que desde hace más de veinte años las mexicanas y las mujeres en el mundo hemos luchado por el establecimiento de políticas públicas que garanticen los derechos de las mujeres, en particular a la igualdad y a una vida libre de violencia en el ámbito público y privado, sobre todo en las universidades. En términos jurídicos, la Convención Interamericana Belem do Pará inscribe la obligación de los Estados de prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres y desde 2007 contamos en México con la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, además de que la Ley para Prevenir y Eliminar la Discriminación también contiene lineamientos que obligan a proteger a las mujeres de conductas y prácticas nocivas para su desarrollo personal e intelectual.
Las universidades públicas y privadas tienen la obligación de apegarse al orden constitucional que desde la reforma de 2011 incluye el marco jurídico internacional de los derechos humanos. Muchas universidades, como la UACM, cuentan ya con un protocolo para actuar ante el acoso y la violencia de género pero han sido y son omisas. Así, como ha sucedido ya antes y sucede hoy en la UACM, no se previene el acoso y el hostigamiento, se protege a los acosadores, no se da seguimiento a las denuncias de estudiantes y profesoras y se les revictimiza. En el caso de la UACM notamos de hecho un patrón sistemático de hostigamiento y acoso contra académicas, que ya ha afectado seriamente el desarrollo profesional de otras y afecta hoy a la Mtra. Domínguez así como a las estudiantes que hacen investigación con perspectiva de género.
Como académicas feministas, no podemos quedarnos calladas ante esta serie de agravios patentes, a los que se ha añadido la descalificación de la perspectiva de género y de la teoría y metodología feministas que son reconocidas en México y en las mejores universidades del mundo como herramientas críticas indispensables. En el caso de nuestro país, además, integrar la PEG en la política pública y en la educación en todos sus niveles es una obligación constitucional. Al permitir ataques contra quienes tienen un pensamiento crítico, las autoridades son también responsables de minar la liberta de cátedra y la libertad de pensamiento que son condiciones sine qua non de la vida universitaria.
Por ello, les instamos a tomar medidas urgentes para detener la violencia laboral, sexual e institucional que conllevan las conductas relacionadas con el caso de la Profesora Domínguez y las estudiantes del posgrado en derechos humanos. Demandamos también que como autoridades de esta universidad envíen un mensaje claro y contundente de no tolerancia al acoso y el hostigamiento y no protejan a ningún acosador, ya sea estudiante o académico o administrativo.
Llamamos además a todos los rectores y rectoras a responder de manera activa y constructiva ante el movimiento #MeToo y todas las denuncias que se han hecho en las universidades públicas y privadas. Su silencio es complicidad.
Atentamente,
Irma Saucedo, investigadora independiente; Lucía Melgar, investigadora asociada, ITAM; Luciana Ramos Lira, investigadora; Ma. Guadalupe Huacuz, profesora UAM-X