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Tribunal da por cerrado el debate por un feminicidio
El psicólogo Tomás Arturo Dzul Peniche fue la última persona que compareció en el juicio oral contra los dos presuntos asesinos materiales de la señora Emma Gabriela Molina Canto.
Ayer, el Tribunal decretó que el debate se cerró, con lo cual se inició de manera oficial el estudio de las pruebas que se pusieron a disposición del Tribunal durante las 19 audiencias públicas y más de 140 horas.
El profesional indicó al Tribunal que los acusados sufrieron tortura por parte de las autoridades y que su confesión fue luego de los malos tratos.
La semana pasada ese estudio había sido desacreditado por la psicóloga Verónica Franco May, cuyo análisis del dictamen fue por encargo de la coadyuvancia de la parte acusadora.
A lo largo de las 19 sesiones se presentaron 56 testimoniales, 36 documentales y 34 pruebas materiales.
Entre las pruebas presentadas estuvo el testimonio de un testigo protegido, quien a cambio de no ser sujeto a proceso judicial cooperó con las autoridades al grado de que relató con lujo de detalle cómo se fue tejiendo el atentado contra Emma Molina.
Aún está por confirmar el día que se realizará una nueva audiencia donde las partes involucradas expondrán sus alegatos finales, es decir, sus motivos para que el Tribunal condene o absuelva a los acusados; asimismo, se daría la oportunidad para que los acusados rindan su declaración, aunque esto es poco probable que ocurra.
Luego de esa audiencia, el Tribunal fijará una nueva diligencia, probablemente para el viernes, a fin de que se emita la sentencia, es decir, si es condenatoria, como se espera que suceda, o si los absuelve y decreta su inmediata liberación.
Luego de esa diligencia se fijará una nueva audiencia para la individualización de las penas, donde las partes tendrán la oportunidad de exponer sus ideas acerca de la resolución.
La parte acusadora dijo que se cumplieron todos los requisitos para demostrar que los sujetos estuvieron y perpetraron el crimen el 27 de marzo del año pasado.
Indicaron que esperan una condena de al menos 30 años de prisión.
En cambio, la defensa dijo que se quedaron muchos cabos sueltos, por lo cual no se demuestra plenamente que sus defendidos fueron quienes cometieron el crimen por lo cual hay dudas razonables para que sean exonerados.
Contrario a crímenes que causaron conmoción en la sociedad, el juicio no generó mucha expectación, apenas acudían algunos familiares de la víctima y en ocasiones estudiantes de criminología.— David Chan Caamal
