El gobierno del Estado, a través de un comunicado, hace referencia a la decisión de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) respecto a la Ley del Transporte, en el rubro de la legalización de los servicios de transporte de pasajeros por medio de plataformas tecnológicas.
La SCJN determinó que la Ley Estatal de Transporte, en todos sus términos, es una norma obligatoria y aplicable, además validada constitucionalmente, toda vez que ha sido revisada por el Máximo Tribunal de la Nación.
La decisión de la SCJN, se ha resumido en cinco puntos importantes y reconoce, como primer punto, la capacidad del Estado de Yucatán como competente para legislar y regular en materia de transporte de pasajeros a través de plataformas tecnológicas, en las actividades de empresas como Uber o Cabify.
El segundo punto, refiere a las empresas de este tipo; deben registrarse adecuadamente y recibir una constancia, como lo han hecho ya cuatro empresas de Transporte por Plataforma Tecnológica que operan con normalidad en el estado; el tercer punto, es el registro de autos que presten el servicio de plataformas digitales, y obtener un certificado vehicular.
El cuarto punto indica el requisito para obtener el certificado vehicular, ser dueño del vehículo y el cual podrá tener hasta tres choferes autorizados, incluido el propietario.
Por último, el quinto punto, señala que todo pago de servicios de transporte a través de dichas plataformas, será únicamente mediante una tarjeta de crédito o débito, y no se aceptarán pagos en efectivo.
Observando con detenimiento esta decisión de la SCJN y analizando los cinco puntos en que se resume su decisión, es claro que todo está enfocado en una mayor seguridad para el usuario.
Es verdad que la llegada de UBER representó, en su momento, una excelente opción al pésimo servicio de taxis convencionales, con el paso del tiempo se fue deteriorando, sobre todo cuando ya perdió la selectividad en cuanto a los choferes, y fueron contratadas personas de otras entidades, desconocedoras de la ciudad, que se guían por el GPS e ignoran las indicaciones del usuario. En mi caso personal, tuve algunas experiencias desagradables, pero la peor, fue un día que me dirigía a un fraccionamiento del norte de la ciudad, y el chofer estuvo dando vueltas ¡hora y media! Porque el GPS lo mandaba a otro sitio, hacía caso omiso de las indicaciones que se daban, incluidas las de la dueña de la casa a donde me dirigía, o en otra ocasión, del joven que creía que el Parque de la Madre estaba en alguna colonia lejana.
Y más recientemente, la semana pasada, un destacado maestro de la UADY reportó que el chofer de UBER, un veracruzano, le robó el celular.
Así, que no podemos más que estar de acuerdo con estas medidas, que sin duda, representan un grado más de seguridad para los ciudadanos que utilizamos estos servicios con frecuencia.