sábado , 27 abril 2024
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Rita Hayworth, de belleza única

Frank Fernández Estrada (*)

Fuente: Diario de Yucatán

Por la meca del cine han pasado decenas, quizás cientos de muy hermosas mujeres. Los especialistas dirán que la más hermosa de ella fue la judía austriaca Hedy Lamarr que le dio su rostro a la famosa Blancanieves de Disney.

Pero hoy les quiero hablar de otra bella mujer que no solo fue famosa por su belleza, sino también por convertirse en un “sex symbol”. Ser un “sex symbol” era realmente la antítesis de su verdadera personalidad. Les quiero hablar de Rita Hayworth, que nació en Brooklyn con el nombre de Margarita Carmen Cansino.

Era hija de dos bailarines, el padre judío sefardí y la madre mitad irlandesa mitad americana. Desde que Margarita fue capaz de ponerse de pie, sus familiares le enseñaron bailes españoles, puesto que a esto se dedicaban su padre y su madre.

Desde muy temprano participó como bailarina en teatros. Pronto toda la familia se mudó de Nueva York a Hollywood, con la esperanza de poder trabajar en el cine pero, por falta de contratos, Eduardo Cansino, su padre, se presentaba en Tijuana acompañado de su hija de tan solo 12 años, aunque ya era toda una señorita desarrollada. Realmente parecía tener 22.

El padre le mandó a teñir el pelo de negro para que tuviera una apariencia más madura y latina. Debido al trabajo al que la sometía su padre, Margarita Carmen nunca logró terminar ni la escuela secundaria.

Durante los años 30 muchos norteamericanos viajaban a Tijuana para poder beber, recordemos que en ese momento prevalecía la ley seca en Estados Unidos.

Pronto su padre abusó de ella haciéndola mujer y la proponía a cuanto productor eventualmente pudiera darle algún papel. A los 16 años participó en su primera película llamada “Cruz del diablo” y en 1935 trabajó al lado de Dolores del Río en la película “En caliente”. Poco a poco fueron surgiendo otras películas.

Con tal de salir de la tutela de su padre, en 1937 se casó con su primer esposo, que fue el que la llevó a buenos papeles en Hollywood. Su nombre era Edward Judson, pero el precio seguía siendo el mismo, acostarse con cualquier productor que pudiera representar una eventual fuente de trabajo. Durante este periodo cambió su nombre a Rita Hayworth y fue cuando obtuvo mucha presentaciones en películas.

Fue Hudson quien hizo que se sometiera a un tratamiento de electrólisis para aumentar el tamaño de frente, retirando para siempre el cabello, que comenzaba muy debajo de la frente y le tiñó el pelo de pelirrojo, lo que la hacía más norteamericana. De su primer esposo se divorció para poco después casarse con Orson Welles. Welles fue el gran amor de su vida y también el padre de su primera hija, Rebecca Welles. El detalle es que Orson no quería a nadie más que a sí mismo. No se ocupaba ni de su esposa, ni de su hija, multiplicando infidelidades con otras mujeres. No obstante, de aquella época data una de sus mejores películas producida por el propio Wells, “La Dama de Shanghái” para la que Welles le cortó el pelo y la tiñó de rubio platinado, lo que influyó al poco éxito taquillero de esta gran película. Así fue el segundo fracaso matrimonial al tenerse también que divorciar de Orson Wells.

Durante la Segunda Guerra Mundial, gracias a hermoso rostro y a su bella silueta, Rita Hayworth se presentaba en carátulas de revistas. De forma que los soldados norteamericanos que partían al frente se llevaran la fotografía de esta mujer a la que calificaron como “Novia de América. Fue la “pin-up” preferida de la época junto con la también actriz Betty Gables. Mucho colaboró Rita con el gobierno de Estados Unidos para recaudar fondos para la guerra y presentándose en espectáculos para los soldados en el frente. Cuentan que en uno de sus espectáculos en el Pacífico, el combate se paralizó ante su presencia y los japoneses, cuyas líneas se encontraban a tan solo 50 m, también pararon las hostiles para poder disfrutar del espectáculo de Rita Hayworth que cantaba y bailaba.

En 1946 surge su película mítica. Aquella mujer, que por naturaleza era muy introvertida, acomplejada por sus pocos conocimientos debido a su elemental educación, se enfrentó a un personaje de carácter en una película mítica llamada Gilda. La escena la inmortaliza con un provocativo traje de noche de satén negro y quitándose tan solo el guante derecho, representando con eso un muy erótico “striptease”. Los encargados de la censura no sabían qué hacer porque, a pesar de la enorme carga erótica de la escena, no podían clasificarla como obscena ni contraria a los buenos modales. La película Gilda marcó el momento para conquistar el mercado europeo.

Se presentó primero en Bruselas en un festival internacional de cine, donde hizo una apoteósica aparición. Elsa Maxwell, comentarista de la vida de los artistas del momento y gran celestina, organizó una gran fiesta de disfraces solo con el objetivo de presentar a Rita Hayworth con Alí Khan, hijo del Aga Khan, líder supremo de los musulmanes ismaelitas.

Para la boda, Alí, quien era un hombre bien parecido y multimillonario, organizó una fiesta que, por su lujo, solo fue opacada por la de Grace Kelly con el príncipe Rainiero, poco tiempo más tarde. Sin embargo, Rita tampoco fue feliz con este hombre. Su fama de playboy conquistador de bellas mujeres y sus múltiples viajes para visitar hipódromos y ver correr a su imponente colección de caballos de carrera, hacía que también dejara abandonada a Rita, esta vez con su segunda hija, Yasmine Aga Khan que llevaba el título de princesa. Un buen día, Rita decidió tomar a su hija y embarcarse en un trasatlántico que la llevó de regreso a Estados Unidos.

El director de los estudios Columbia Pictures, Harry Cohn, le abrió nuevamente las puertas de este estudio, a pesar de que ella allí se sentía extraordinariamente explotada. Frank Sinatra diría más tarde: – Columbia Pictures es Rita Hayworth. Fue el momento en que lanzó nuevas películas. Sobre todo, antes había hecho, de la mano de Fred Aster, Jean Kelly, películas donde ella daba rienda suelta a sus facilidades para el baile. Más tarde Fred Auster confesaría que ella había sido su mejor pareja de baile durante toda su carrera (muy a pesar de Ginger Roger).

Y llegó el momento de su cuarto matrimonio, esta vez con Dick Haynes, quién la inició en el alcohol. Más tarde confesaría que antes de él ella detestable el alcohol. El divorcio se produjo alegando abuso doméstico.Se separó de Dick y se casó con su quinto y último esposo, James Hill, cantante de profesión y cuya vida profesional ya estaba en caída. Rita tuvo que cubrir sus enormes deudas, incluso pensiones a hijos que antes del matrimonio, James le había ocultado a Rita. Se divorciaron en el mismo año de su matrimonio, en 1958. Si bien Rita había sido una actriz extraordinariamente disciplinada en sus horarios y compromisos laborales, a partir de los 40 años empezó a tener problemas con los guiones, que no lograba recordar. Todos pensaban que se debía al exceso de alcohol. Sin embargo, un mal mayor comenzaba a roer a Rita. El cerebro de aquella que había sido la novia de América, hermosa y de un espléndido cuerpo cada vez se deterioraba más, así como su rostro. Por mucho que trabajaban los maquillistas, eran evidentes las secuelas que sobre su bello rostro había dejado el alcohol.

Rita Hayworth, desde el punto de vista político, siempre simpatizó con el Partido Demócrata y no le gustaban las armas. En 1947, mientras estaba casada con Orwell, se notificó ampliamente en la prensa que los Estados Unidos preparaba una bomba atómica a detonar en el archipiélago de Bikini que llevaba el nombre de Rita Hayworth y con su imagen como “pin-up”. Esto causó un enorme enfado en la actriz. Esa bomba nunca fue detonada.

La realidad de su salud de esta sufrida mujer detonó durante un vuelo a vuelo a Londres en 1976. En el avión tuvo una reñida pelea con su representante, quien, por mucho que trataba de calmarla, solo hacía enfurecerla más. Los periodistas, alertados del escándalo, vinieron a fotografiarla al salir del avión. La imagen de Rita Hayworth, absolutamente descompuesta y despeinada; le dio la vuelta al mundo. Todos culpaban al alcohol. Fue en ese momento que su hija Yasmine decidió ponerla en manos de especialistas, quienes diagnosticaron la enfermedad del Alzheimer en 1980.

Yasmine con facilidad obtuvo la custodia parental de su madre, que hasta ese momento había vivido en California y se la trajo a vivir en un apartamento contiguo al suyo frente al Central Park de Nueva York. A partir de ese momento fue un verdadero descenso a los infiernos. Fue Rita Hayworth quien le puso un rostro a esa enfermedad, sensibilizando al mundo entero con los horrores que causa en el cerebro del enfermo y dándole mayor visibilidad, haciendo que se realizaran mayores investigaciones para su tratamiento. Rita Hayworth llegó incluso a olvidar su propio nombre y su hija, Jasmine se daba cuenta que la reconocía porque al verla le sonreía.

Fue el momento. de hacer las paces con su primera hija Rebecca, a la que hacía muchos años ya no veía. En un momento de lucidez, viendo llorar a Yasmine delante de la cama, le dijo: -Hija no llores por mí, he tenido una vida espléndida y tú has sido el mejor regalo que me ha dado esta vida. En 1987, la prensa mundial dio la noticia de la muerte de aquella bella mujer, que tan enamorados había tenido en todo el mundo, aquella que había sido abusada por su padre desde los 13 años y que la vendía, al igual que su primer esposo, a cualquiera que pudiera proponerle un eventual papel en Hollywood. No pensemos que todo el oropel y lujo que vemos en los actores y las grandes cantidades de dinero que ganan van seguidos de felicidad.

(*) Traductor, intérprete y filólogo.

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