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Un largo historial de violencia y amenazas de muerte que culminó en su feminicidio, venía sufriendo desde años atrás años Jéssica Esmeralda Cano Baas, según datos provenientes de la investigación ministerial.
En el mes de marzo, Eduardo Enrique Real Castillo (no Leal como se publicó en un principio) la amenazó de muerte, pero fue la intervención de un familiar lo que repelió el ataque de su victimario; desde ese entonces la ahora occisa había sido acosada y amenazada.
En la misma investigación señala que la última ocasión en la cual recibió amenazas, antes del brutal feminicidio fue hace tres semanas cuando su aun cónyuge, le envió mensajes amenazándola con matarla a ella y a sus hijos si no regresaban.
Jésica Esmeralda había interpuesto una denuncia en el 2015, ante el Ministerio Público, por el delito de lesiones y violencia familiar, sin embargo, en diciembre de ese año la muchacha le otorgó el perdón.
La Fiscalía, informó que ayer por la noche puso a disposición de un juez de control al presunto homicida por el delito de feminicidio agravado. Los familiares piden que las autoridades apliquen todo el peso de ley contra el asesino.
Es lamentable como siempre detrás de un feminicidio hay como telón de fondo un largo historial de violencia familiar, que deja en entredicho la labor de las instituciones, casi siempre omisas en la atención a las mujeres víctimas de violencia, y habría que cuestionar, si en todos aquellos casos en que la víctima ha denunciado y otorgado el perdón, no es por la intervención de los mediadores en el conflicto que acaban por convencer a la víctima de regresar con el agresor, en nombre de la “unión de la familia” que casi siempre cuando llega a instancias judiciales, ésta ya es difícil de salvar y la mujer se vuelve un número más en la lista, a causa de haber otorgado un perdón que nunca debió haber sido.
