martes , 19 marzo 2024

Los procesos de Salem

Por: Franck Fernández Estrada(*)

Fuente: Diario de Yucatán

Todos hemos escuchado la expresión “cacería de brujas”. Casi siempre relacionadas con persecuciones de personas por motivos religiosos, aunque principalmente por desacuerdos políticos. Hay dos grandes cacerías de brujas que me vienen a la mente. Una fue durante la época llamada del Macartismo cuando el senador Arthur McCarthy, a comienzos de los años 1950, generó una verdadera histeria contra toda persona que tuviera ideas incluso moderadamente de izquierda ante el temor que se tenía en los Estados Unidos por la expansión del comunismo a nivel mundial. Otra que me viene a la mente es la persecución a los homosexuales en Cuba en los años 1960 y 1970, condenándolos por cualquier motivo que fuera o llevándolos a los campos de concentración de trabajos forzados UMAPs.

Pero ni remotamente estas han sido las únicas cacerías de brujas o represiones contra un grupo de personas que, de alguna forma, no respondan a la media social o a los intereses del régimen en turno. Pero también tiene una connotación directa, es decir, literalmente cacería de brujas. Evidentemente, como en los últimos siglos ha prevalecido un gran machismo en casi todas las sociedades del planeta, el eslabón débil culpable de cualquier cosa que ande mal es la mujer, responsable de todos los males de la humanidad desde la época de Eva.

Esto no quiere decir que solamente a las mujeres se les acusara de brujas. También a hombres, pero en menor medida. Sin lugar a duda, la cacería de brujas más importante que conoció el Nuevo Continente se dio en el actual estado de Massachusetts, en las cercanías de la ciudad de Boston que, ya para aquellas épocas, era una importante ciudad. De Inglaterra habían llegado los colonos anglicanos a colonizar las nuevas tierras que, no debemos olvidar, ya tenían dueños: los amerindios autóctonos. Contra los verdaderos propietarios de la tierra lucharon los recién llegados para poderse instalar y crear sus ciudades.

Los eventos que les quiero narrar se produjeron entre los años 1692 y 1693. La historia los recoge con el nombre de Los procesos de Salem. Pero debemos tener claro algo sobre el nombre Salem. Había dos Salem. Salem Puerto y Salem Village que hoy día lleva el nombre de Danvers. Los poblados no estaban muy cerca si lo contamos en millas, que es como se cuenta allá. Sin embargo, los de Salem Village dependían del pastor de Salem Puerto. En estos momentos, los colonos pasan por un muy mal momento. La Inglaterra lejana estaba enfrascada en guerras y no podía apoyarlos de ninguna forma ante la situación que estaban viviendo allá en Massachusetts. Los incesantes ataques de los amerindios, deseosos de recuperar sus tierras, y también de los militares franceses que se habían acantonado en lo que hoy en día es Quebec en Canadá hacían que se vivieran momentos de angustia.

No había una autoridad legalmente establecida, por lo que el reverendo de Salem Puerto era quien fungía como ley y autoridad. Todo comenzó durante el glacial invierno de 1692. Betty Parris y Abigail Williams, respectivamente hija y sobrina del reverendo Samuel Parris, enfermaron. Las chicas tenían 9 y 11 años respectivamente. Los síntomas que tenían las dos pequeñas eran que hablaban en un idioma desconocido, se ocultaban de los otros miembros de la familia, caminaban arrastrando los pies, sufrían fuertes convulsiones y alucinaciones. Los médicos, incapaces de diagnosticar el mal que las niñas sufrían, evidentemente diagnosticaron un problema de posesión satánica. El reverendo William Parris era el pastor de la iglesia de Salem Village, que pretendía separarse de Salem Puerto y establecerse como ciudad. Bajo presión, las niñas confesaron que habían sido embrujadas por tres mujeres: Sarah Good, Sarah Osborne y Tituba. Sara Good era una pordiosera que había perdido la razón y los lugareños no la querían. La segunda, Sarah Osborne, era una mujer mayor, enferma, ya en cama y muy pía. La tercera, Tituba, era la esclava de la familia Parris y procedía de Barbados, en las Antillas Menores. Los historiadores no se han puesto de acuerdo en si era una negra africana o una indígena antillesa isla con piel muy oscura.

Inmediatamente fueron encarceladas las tres mujeres. A pesar de ello, las dos jovencitas continuaban con sus trastornos. Es más, otras chicas comenzaron a tener el mismo tipo de padecimiento. Aumentaba la cantidad de mujeres acusadas de asociación con el maligno. Bajo los interrogatorios solamente se salvaban de la pena máxima aquellos que reconocían su error y acusaban a otros de estar también en componendas con Satanás. Las dos Sarah de las que hemos hablado fueron condenadas, no así Tituba porque, para salvar su pellejo, reconoció su mal proceder y denunció a otros. Y la lista continuaba. Muchas personas de Salem Puerto fueron acusadas, muchas de ellas con cierto estatuto económico, propietarios de tierras, que era de esta forma como medía la riqueza en aquellas épocas.

Uno de los hombres acusados, Gilles Corey, a diferencia de todos los otros que habían sido acusados y condenados a muerte en la horca, murió bajo el peso aplastante de enormes piedras colocadas sobre su pecho hasta que lograran aplastarlo. Y esto por la sencilla razón de que el hombre, posiblemente por orgullo propio, no quiso confesar ni defenderse del hecho de participar en los aquelarres. Tres días agonizó el pobre hombre bajo del peso de tan enormes piedras. Llegaron incluso a acusar de ser bruja a una niña de 4 años. Las cosas estaban a tal punto que las cárceles se llenaron y los que no estaban presos estaban inmersos en el tema de la persecución, por lo que se desatendieron los cultivos y los animales, creándose paralelamente una peligrosa situación económica.

El final de toda esta historia fue cuando llegó un nuevo gobernador real para Massachusetts, Sir William Phips, quien intervino para acabar con los procesos después de un llamamiento del clero de la ciudad de Boston. Poco a poco fueron liberados los que aún no habían muerto en la cárcel o los que no habían sido ahorcados injustamente. Llegó el momento en el que las acusadoras tuvieron que retractarse. Inteligentemente las mandaron a vivir lejos para no causarles problemas. En total fueron 20 las personas asesinadas de esa forma, de ellas 16 mujeres.

¿Las razones? Pues nadie se ha puesto realmente de acuerdo. Repito que, en estos momentos, los colonos vivían rodeados por enemigos y se veían realmente abrumados por la situación, lo que generaba al mismo tiempo una situación propicia al pánico. Las niñas eran el eslabón más bajo dentro de la escala social y quizás todo esto fue una invención para darse ellas mismas importancia. Otra de las hipótesis que surgen es que todo esto fue tramado para apoderarse de las tierras de los acusados puesto que, una vez ya no estaban en este mundo, las propiedades se ponían en pública subasta. Así se saldaban algunas cuentas pendientes entre vecinos.

Existe una cuarta teoría que es la más aceptada en esos momentos y es que la cebada y la sémola que se sembraban en las tierras cercanas a Salem Village estaban infectadas por el hongo Claviceps purpurea, que crece en las espigas de los cereales. Este hongo afecta a 17 variedades diferentes de cereales. Las condiciones en que se multiplican son humedad y calor, precisamente las condiciones meteorológicas de la primavera de 1692. Los que no apoyan esta teoría alegan que, al moler el grano, si éste está contaminado por el hongo, la harina toma un cierto color rojizo, cosa que no hubiera pasado desapercibida para los molineros.

Las reacciones por el consumo de cereales contaminados con este hongo causan una enfermedad llamada ergotismo y presenta padecimientos similares a los que manifestaban las chicas dizque poseídas por el diablo. Por demás, el claviceps purpurea es rico en ácido lisérgico, que es una sustancia similar al LSD. Nunca sabremos exactamente cuál de estas hipótesis o combinación de ellas fueron las responsables de esta histeria colectiva que terminó con la vida de 20 inocentes. Cierto es que el tema de los procesos de las brujas de Salem fue muy importante dentro de la historia de la futura nación norteamericana haciendo que se relegaran a los fundamentalistas religiosos.

El tema ha sido ampliamente utilizado como inspiración para obras de arte. Desde cuadros hasta películas pasando también por la literatura, siendo la más importante de estas obras la novela de Arthur Miller “Las Brujas de Salem” que fue publicada en 1952 y que se llevó al cine con el mismo nombre en 1953. Estos años fueron los de mayor persecución del macartismo, por lo que podremos entender que fue una forma de protesta del gran escritor norteamericano.

En este hecho también se inspiraron series de televisión y otras películas. Seguramente recordaremos a Elizabeth Montgomery, la deliciosa brujita de la serie “Hechizada”, retomada con el mismo nombre por Nicole Kidman y Shirley MacLaine, entre otros, y “Abracadabra” interpretada entre otros por la multifacética Bette Midlet y cuya continuación nos anuncia Disney para las fechas de Halloween de 2022.

(*)Traductor, intérprete y filólogo; correo electrónico: altus@sureste.com

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