martes , 19 marzo 2024

Lebensborn, granjas de producción de niños

Por: Franck Fernández Estrada (*)

Fuente: Diario de Yucatán

Fue solo a finales del siglo XIX que comenzaron a instalarse en las mayores ciudades las primeras plantas de generación eléctrica. Consecuentemente, no había ni teléfono, ni radio, ni televisión y aún mucho menos internet, YouTube ni redes sociales.

La forma ideal para comunicarse era a través de los diarios que, en aquellas épocas, eran mucho más grandes en tamaño que los que conocemos hoy y con muchísimas páginas. Los anuncios clasificados en aquellos tiempos eran voluminosos. Incluso era el lugar donde algunas personas dejaban mensajes a otras para que se les contactara.

Decididamente el más importante en Gran Bretaña, ya desde esa época, era el periódico “The Times”. Cuando Charles Darwin publicó su teoría de la evolución de las especies y que el hombre descendía de los monos, una muy ofendida y elegante señora de sociedad hizo público su descontento en “The Times”, alegando que ella podía garantizar que en su familia no había ningún mono.

Y es que esto de la evolución de las especies que formuló Darwin fue un ingrediente que, como en cocina, se acomodó a muchas salsas. Una de las más abyectas formas de utilizar esta teoría evolucionista fue la que utilizaron los nazis en su intento de justificar que su raza aria era superior a las demás. Ya incluso antes de obtener el poder por vía democrática en 1933, Adolfo Hitler había manifestado su criterio de raza superior y la necesidad de un espacio vital para la nación alemana. Dicho en otras palabras: el resto de la humanidad nos estorba y al resto de los territorios, primero los europeos y después los de todo el planeta, son para los alemanes. Pero estas ideas no se aplicaban a cualquier alemán.

Pronto se instauraron leyes que, para obtener cualquier trabajo público, o incluso para mantener el que ya uno tenía, había que presentar un certificado de pureza de sangre aria de cinco generaciones. Se prohibieron las bodas entre personas de diferentes razas y se promulgó un largo etcétera de prohibiciones. Desdichado aquel que no pudiera hacerlo. También pronto empezaron a masacrar a cuanta persona ellos consideraran no era digna de vivir en este mundo, mundo futuro al que consideraban idílico. Toda persona que no fuera de la raza aria debía morir.

No dejaron de ser objeto de estas masacres sistemáticas las personas con discapacidades físicas o mentales. Ellos también molestaban a este régimen. Sabiendo que iban a una guerra y que, como es natural, habría muchos muertos.

Heinrich Himmler, el director de la SS, siguiendo los preceptos del médico Gregor Ebner, creó toda una serie de casas para madres e hijos con el fin de aumentar la natalidad. Inicialmente era el lugar donde madres solteras podían venir a ocultar su vergüenza, embarazo y el nacimiento de un hijo bastardo. El Estado se hacía cargo de todos los gastos de la madre y del hijo.

Era necesario crear el Hombre Nuevo para el futuro. Este fue el comienzo de lo que más tarde serían verdaderas granjas en las que chicas que respondieran a los criterios de la pura raza aria podían venir a tener encuentros con jóvenes, también de la raza aria y, de preferencia, miembros de la SS, la élite de la sociedad nazi.

Inicialmente estas granja se crearon en Alemania siendo fundada la primera de ellas en Baviera pero, en la medida en que Alemania fue invadiendo a sus vecinos, se crearon otras en Holanda, Bélgica, Francia, Polonia y Noruega. Noruega era algo muy apreciado por estos cretinos, porque consideraban que Noruega era la cuna de la raza vikinga que, en definitiva, era la raza de la que procedían los arios. Los criterios eran tener cabello rubio, ojos claros, excelente salud y buena estatura… porque el Hombre Nuevo tiene que ser alto… bello… fuerte.

Secuestro de niños

Como la producción de niños arios no iba al ritmo que necesitaba Hitler, decidieron secuestrar a niños que tuvieran el aspecto ario de las ocupadas Unión Soviética, Polonia, Checoslovaquia y Serbia. Eran enviados a un campo que existía en la ciudad polaca de Lodz donde se estudiaban y confirmaban todos los criterios raciales. Los niños que pasaban estos exámenes se entregaban a familias de adopción alemanas, ignorando en la mayoría de los casos los padres adoptivos el origen eslavo de los niños que recibían en sus hogares.

Pero antes había un período de preparación que podía durar entre 4 y 6 meses. Allí se les enseñaba el alemán, se les lavaba el cerebro diciéndoles que pertenecían a una raza superior y aquellos que se atrevieran a pronunciar una sola palabra en su idioma natal eran violentamente golpeados como castigo.

Todo esto es muy cruel. Pero hay aún más crueldad en todo esto. Los niños que no pasaban los criterios de selección racial de plano iban a la cámara de gas. Cuando las tropas aliadas llegaron a estas granjas de niños, generalmente se encontraron locales vacíos o madres y niños abandonados a su suerte. Los profesionales que los cuidaban, médicos y enfermeras, e incluso soldados y personal de intendencia, tuvieron a bien quemar la mayor parte de la documentación para no dejar traza de su crimen antes de huir.

Las jóvenes noruegas

Particularmente cruel fue el trato a las chicas noruegas que, por voluntad propia y no obligadas, tuvieron la mala suerte de enamorarse de algún soldado alemán invasor. Con la liberación de Noruega fueron rechazadas, sus hijos eran apartados de la sociedad y a muchas de ellas las obligaron a irse a Alemania. Casi 70 años más tarde, el gobierno de Noruega oficialmente les pidió perdón, a pesar de que ya prácticamente no quedaba ninguna de estas jóvenes madres que tuvieron la desgracia de enamorarse de un enemigo. Pero ahí estaban aún sus allegados y, en particular, sus hijos. La vergüenza y el secretismo alrededor de todo esto es tan grande que muchos de estos niños no conocen nada de sus orígenes. Algunos ni siquiera saben cuál fue su nombre real.

En momentos en que el grupo ABBA, que tanto nos deleitó con sus hermosas melodías en los años 70 y 80, sale nuevamente a la palestra del showbiz, no podemos menos que hablar de Frida, que no es sueca como muchos podrían pensar, sino noruega. Ella es una de estas hijas de la vergüenza. A diferencia de la mayoría, la cantante del grupo de pop sí tuvo la posibilidad de conocer su historia e incluso tener el nombre y la dirección de su padre biológico con el que se puso en contacto más adelante en Alemania.

Esto de las teorías del Hombre Nuevo no es exclusivo de los nazis. Regímenes no específicamente fascistas han empleado la misma teoría del Hombre Nuevo para perpetrar todo tipo de desmanes, incluso regímenes que sobreviven en nuestros días y que aún son aplaudidos por algunos. Así que, estimados lectores, ante cualquiera que venga con ideas supremacistas o xenófobas, sepan que están absolutamente equivocados. Genéticamente todas las razas tenemos más en común que lo que nos diferencia. No existen ni superiores ni inferiores. Como dijo el Señor, todos somos sus hijos. Pero incluso para aquellos que no son creyentes la cosa no cambia, todos somos iguales y tenemos los mismos derechos ante la ley.

(*)Traductor, intérprete y filólogo; correo electrónico: altus@sureste.com

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