lunes , 15 septiembre 2025
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“La ronda de noche”, una belleza barroca

Franck Fernández (*)

Fuente; Diario de Yucatán

Siempre me gustó ver en la televisión dibujos animados (cuando era muy pequeño) y documentales. Por esa vía fue que desde mi más temprana edad conocí muchas obras de arte, de la pintura, de la escultura, de la arquitectura. Incluso extractos de hermosas obras de la música clásica.

Fue así como desde pequeño conocí esta hermosa obra de la pintura de Rembrandt. Con mi primer viaje a Ámsterdam en 1983, este cuadro era la razón principal de mi desplazamiento hasta el país de los tulipanes, zuecos y molinos de viento. Ese cuadro es la famosa “La ronda de noche”.

“La ronda de noche” es uno de los cuadros más emblemáticos y fascinantes del pintor neerlandés Rembrandt van Rijn. Es considerado una obra maestra del barroco.

Este cuadro, cuyo título original es “De Nachtwacht (La guardia nocturna)”, es uno de los más famosos de este Museo Real de Ámsterdam, Rijksmuseum en neerlandés. Su historia y su génesis están llenas de intriga, innovación artística y contexto histórico, lo que le otorga una relevancia especial en la historia del arte.

Para entender el significado y la importancia de este cuadro, es necesario remontarse al siglo XVII, una época clave para los Países Bajos y explorar la relación entre el pintor y los encargos de los burgueses, así como la singularidad de la obra en su contexto.

Durante el siglo XVII, los Países Bajos experimentaron una notable expansión económica, especialmente las ciudades de Ámsterdam, Rotterdam y La Haya. Tras la separación de España en 1648, los Países Bajos se convirtieron en una potencia comercial y cultural.

La burguesía, es decir, la clase media enriquecida por el comercio y la industria, alcanzó un poder y una influencia considerables.

Este grupo social, que incluía a los mercaderes, los artesanos, los políticos y los oficiales de la milicia, comenzó a encargar obras de arte como una forma de ostentar su recién adquirido estatus y prestigio. Los retratos grupales de compañías de milicia y gremios eran una de las maneras más comunes en las que los ciudadanos de Ámsterdam exhibían su poder y unidad social.

La formación de las “compañías de arcabuceros”, que era un tipo de milicia ciudadana, fue muy popular en las ciudades neerlandesas. Estas compañías no solo tenían una función militar, sino también un carácter de camaradería y prestigio social. Las personas que pertenecían a ellas, generalmente ciudadanos adinerados, deseaban inmortalizar su unión y su servicio a la ciudad mediante retratos que capturaran la apariencia de su grupo, así como su estatus y respeto dentro de la comunidad.

En 1642, un grupo de oficiales de la compañía de arcabuceros de Ámsterdam encargó a Rembrandt un retrato grupal en el que se representara a sus miembros más destacados. Esta obra sería el retrato oficial de la milicia. El grupo de oficiales estaba compuesto por 18 personas. El contrato que se firmó con Rembrandt estipulaba que cada uno de los miembros debía aparecer de manera destacada en la obra. En principio, la obra debía ser una simple representación formal de los oficiales de la compañía. Sin embargo, Rembrandt, conocido por su estilo único y su enfoque innovador, decidió llevar la obra mucho más allá de un simple retrato colectivo.

El cuadro se completó en 1642 y, aunque en su momento generó controversia, con el tiempo ha sido reconocido como una de las obras más destacadas de la pintura barroca. En su composición, Rembrandt no se limitó a representar a los individuos estáticos y alineados como era habitual en la pintura de retratos grupales de la época. En lugar de ello, su obra se caracteriza por el dinamismo y el drama, lo que otorga a la escena un carácter de acción.

El título “La ronda de noche” es en realidad un nombre erróneo, ya que el cuadro no representa una “ronda nocturna” en el sentido literal de la palabra. El uso del término “noche” proviene de una interpretación posterior debido al tono oscuro de la pintura, que se atribuyó incorrectamente a la luz nocturna. Sin embargo, el cuadro originalmente no estaba concebido como una representación en horas de la noche. El nombre proviene de la restauración que la obra sufrió en el siglo XIX, cuando se descubrió que la pintura, originalmente más brillante, había oscurecido con el tiempo debido a capas de barniz que se aplicaron sobre ella.

Una de las características más notables de “La ronda de noche” es el magistral uso de la luz y la sombra, una técnica conocida como claroscuro, que Rembrandt perfeccionó a lo largo de su carrera. Esta técnica consiste en el contraste intenso entre las áreas iluminadas y las sombrías para crear una sensación de profundidad y drama. Dentro del cuadro, la distribución que hace Rembrandt de los personajes no solo destaca su importancia, sino que también crea una atmósfera de acción y movimiento.

Además, la composición de la obra es completamente innovadora. Parece que los oficiales están en movimiento, como si se estuvieran preparando para una misión o una salida, lo que le otorga al cuadro una sensación de vida y actividad. Este enfoque rompió con las convenciones tradicionales de la pintura de retratos y le dio un carácter mucho más moderno y cinematográfico.

Cuando “La ronda de noche” fue presentada en 1642 no fue recibida de inmediato con entusiasmo. Algunos de los miembros de la milicia estaban descontentos con la obra debido a la manera en que sus figuras eran representadas. En particular, algunos de los oficiales consideraron que sus figuras no estaban lo suficientemente destacadas o que no se les daba la importancia que se merecían. A su vez, otros criticaron el enfoque inusual de Rembrandt y su tratamiento de la luz. A pesar de estas críticas, el cuadro logró mantenerse como una pieza importante de la colección de la ciudad de Ámsterdam y se convirtió en un referente en la historia del arte. Con el paso del tiempo, la obra adquirió mayor reconocimiento, especialmente por su capacidad de captar la esencia de la época. El dinamismo y la expresividad de los personajes, junto con la maestría técnica de Rembrandt, hicieron que “La ronda de noche” se convirtiera en uno de los iconos más importantes de la pintura barroca.

“La ronda de noche” es una obra de arte revolucionaria que desafió las convenciones de la pintura de la época, utilizando técnicas innovadoras como el claroscuro y una composición dinámica que rompió con la tradición de la pintura estática. Su historia, marcada por la controversia inicial, ha contribuido a su consolidación como una de las obras más admiradas de la historia del arte occidental. A través de este cuadro, Rembrandt no solo inmortalizó a un grupo de hombres en movimiento, sino que también nos ofreció una visión única de su genio artístico, convirtiéndolo en uno de los grandes maestros de la pintura barroca.

Si tiene la posibilidad de visitar esta maravillosa ciudad de Ámsterdam, sepa que su primera visita se la debe dedicar al Rijksmuseum para deleitarse no solo con “La ronda de noche” sino con muchas otras obras que aloja este Museo Real. Cerca está otro extraordinario museo, este dedicado al también pintor neerlandés Vincent van Gogh. A visitar sin moderación.

(*) Traductor, intérprete y filólogo.

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