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Anonimus
Para nadie es un secreto. En Los Pinos se maneja el arribo del secretario de Salud, José Narro, como una carta fuerte para competir por la candidatura del PRI de Enrique Ochoa Reza para las elecciones presidenciales del año 2018, en donde el real contrincante es Andrés Manuel López Obrador.
La caída estrepitosa y consistente en las encuestas de la administración de Enrique Peña Nieto, así como los conflictos entre Miguel Osorio Chong con muchos integrantes del gabinete, dejaron al gobierno federal entre la espada y la pared para seleccionar un candidato que pueda competir realmente con “El Peje”.
Lo que nadie oculta es que en los últimos meses el candidato que avanza en silencio es el exrector de la UNAM, José Narro.
Primero lo promocionaron en una competencia de “guacamole”, en el que por cierto perdió gracias al excelente sazón de Claudia Ruiz Massieu, una política de carrera que sabe muy bien competir y prepararse; después al secretario de Salud lo enviaron como representante del presidente en el informe del gobernador de Guanajuato, Miguel Márquez, en donde muchos dicen que lució como pocos.
Al interior de la comunidad universitaria hay posiciones divididas, ya que mientras unos lo critican por su cercanía con el presidente Peña Nieto; otros aprueban su gestión al frente de la UNAM y lo ven con buenos ojos para competir por un partido en penumbras que requiere una figura como Narro Robles.
Por lo pronto mañana será la estrella del gobierno federal en el aniversario luctuoso de Luis Donaldo Colosio, y aunque nadie lo dice, es el funcionario público con mejor aceptación en la opinión pública para representar al PRI en la carrera por competir contra AMLO en las elecciones presidenciales del año 2018.