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No cabe la menor duda que el polémico cartel de la Feria Internacional de la Lectura (FILEY), ha causado mucha indignación en la sociedad al elegir para efectos de promoción una imagen que lleva implícita la violencia de género remarcada, además, con la frase: “Castígame , pero déjame leer”.
Es inadmisible para una institución como la Universidad Autónoma de Yucatán, encargada de la realización de dicha Feria de la Lectura de Yucatán, por lo que de manera unánime se alzaron las voces de protesta de asociaciones civiles y de la sociedad en general , denunciando lo ofensivo que resulta la publicación de semejante cartel, protesta que han intentado callar otras voces que tratan de hacer ver y sentir como normal la violencia ejercida en contra de las mujeres, o como una exageración de feministas.
Si bien fue torpe y errónea la elección de semejante imagen, fue aún más torpe el intento de justificación de la misma, pues no sólo avalaron la normalización de la violencia de género, si no que toda la campaña en sí está basada en imágenes que justifican otras violencias, como lo es el homicidio, en “El resplandor”, canibalismo en “El silencio de los inocentes”, y así podemos seguir enumerando todas las imágenes violentas de dicha campaña publicitaria, que además trata de poner al mismo nivel de las obras literarias universales, dudosa literatura como puede ser “Las 50 sombras de Grey” de cuya película fue tomada la imagen que nos ocupa. ¿Por qué en lugar de fotografías de películas no se tomaron ilustraciones de los libros?
Más lastimosa y pobre fue la conferencia de prensa en la que hay que señalar tanto el señor Rodolfo Cobos Argüelles, director de la FILEY, como Alejandro Pulido, de quien fue la idea de esta tan mala campaña de divulgación, quien fue el o la encargada de llevarla a cabo y sobre todo, cuánto costó y de donde salieron los dineros para costear tan deleznable promoción y divulgación de la Feria.
Pero siendo como es, una Feria Internacional, el asunto no queda en casa, ya que al calce de los carteles van los logos y nombres de los participantes, y en este caso, la cuestión alcanza a la República de China, país invitado, y al vecino Estado de Campeche y su Universidad, también invitados especiales de este evento, que pretende calificarse como el mejor del sureste.
Este asunto no debe quedar zanjado con unas disculpas apresuradas y torpes, sino que debe existir una sanción tanto para el director como el comunicador, aunque el rector se lave las manos diciendo que la FILEY es independiente de la UADY y solo intervino por la polémica que se generó.
La gran mayoría de quienes han seguido este asunto a través de redes sociales y publicaciones han repudiado el contenido misógino del material de promoción de la FILEY, por lo que se espera que las sanciones sean tan severas como la agresión de género.
