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José Santiago Healy
Fuente: Diario de Yucatán
Sin gran pena ni gloria se llevó al cabo esta semana la Cumbre de las Américas que reunió en Los Ángeles, California, a varios presidentes y representantes de los gobiernos del continente.
Las ausencias del presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador y de los primeros mandatarios de Cuba, Nicaragua, Venezuela quienes no fueron invitados, se convirtió en la noticia del momento, pero eso no impidió que la reunión se llevara al cabo.
Se trata de la novena edición de una cumbre americana, la primera fue en Miami, Florida, en 1994, en esa ocasión fue promovida e inaugurada por el presidente de Estados Unidos, Bill Clinton.
La única celebrada en México fue una de carácter extraordinario que se realizó en enero de 2004 y fue encabezada por el primer mandatario Vicente Fox, quien hizo famosa la frase “comes y te vas” que comunicó al comandante Fidel Castro para que se regresara pronto a La Habana y su presencia no incomodara al presidente George Bush.
La cumbre de esta semana fue promovida por el mandatario norteamericano Joe Biden bajo el título “Construyendo un futuro sustentable, resiliente y equitativo”.
Suena sin duda rimbombante y ambicioso, pero dadas las difíciles circunstancias por las que atraviesa el continente, especialmente el centro y sur de América, resulta muy complicado alcanzar acuerdos que permitan llegar a las metas que propone el eslogan de la reunión.
Además de la extrema pobreza, las diferencias culturales, el estancamiento y los rezagos sociales de muchos países, América Latina se enfrenta hoy día a una confrontación ideológica y política que impide a los gobiernos negociar programas de desarrollo social y económicos para la región.
Prueba de ello es el sainete que armó López Obrador al no asistir a la cumbre bajo el argumento de que los mandatarios de Cuba, Nicaragua y Venezuela no fueron invitados por Estados Unidos por sus reconocidas prácticas en contra de la democracia y de los derechos humanos de sus ciudadanos.
Nuestro mandatario hizo el ridículo con su posición toda vez que Miguel Díaz-Canel de Cuba y Daniel Ortega de Nicaragua dijeron en su momento que aun siendo invitados no asistirían a la cumbre por sus discrepancias extremas con el gobierno norteamericano.
El caso de Nicolás Maduro es todavía más delicado al contar con acusaciones penales en Estados Unidos, lo que podría originar su arresto inmediato en el momento de pisar el país de las barras y las estrellas.
Joe Biden dijo al inaugurar el encuentro que “la democracia está bajo asalto alrededor del mundo. Necesitamos unirnos para demostrar que es el ingrediente esencial para el futuro de América”, expresó en clara alusión a regímenes como el de Rusia, pero también a los de Cuba, Nicaragua y Venezuela que tanto ha defendido el mandatario mexicano.
López Obrador perdió una oportunidad dorada para asumir en vivo un firme liderazgo a favor de los países oprimidos de América Latina, si se hubiera presentado en Los Ángeles para expresar su repudio a las políticas proteccionistas y antiinmigrantes que ha practicado Estados Unidos en los últimos años.
El político tabasqueño prefirió quedarse en casa y no enfrentarse al inquilino de la Casa Blanca en lo que puede calificarse como una postura blandengue y escurridiza.
Una vez más López Obrador demuestra su animadversión a las reuniones internacionales, las cuales ha evadido una y otra vez en su sexenio. Es evidente que le gusta ser el centro de los reflectores y evita compartirlos.
Es una lástima porque como presidente mexicano su obligación es representar al país en este tipo de eventos y sacar la mayor raja posible de la ocasión. ¿Se imaginan cuántos acuerdos podría haber alcanzado al dialogar en corto con Joe Biden y con los mandatarios latinoamericanos?
La ocasión se prestaba también para que Andrés Manuel se diera un baño de pueblo con los paisanos de Los Ángeles y sus alrededores donde se concentra el mayor número de mexicanos de la Unión Americana.
Alguien que aprovechó al máximo el desacierto presidencial fue el canciller Marcelo Ebrard, quien ni tardo ni perezoso convivió con los mandatarios de América y se placeó en grande con los medios de comunicación, ganó sin duda buenos puntos para la carrera presidencial de 2024.
Incluso hay sospechas de que la estrategia de AMLO de no asistir a la cumbre fue sugerida por el mismo canciller mexicano.— Hermosillo, Sonora.
jhealy1957@gmail.com
Periodista