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POR: IVETTE LAVIADA
Fuente: Novedades de Yucatán
Se acerca la fecha de la Asamblea General 52 de la Organización de los Estados Americanos (OEA) que tendrá efecto en Lima, Perú, del 5 al 7 de octubre, y numerosas organizaciones civiles de toda la región participarán en el “Diálogo con la Sociedad Civil”, varias de ellas son mexicanas, e incluso, de Yucatán.
Las organizaciones dedicadas a la defensa de la vida, la familia y las libertades fundamentales vislumbramos un panorama un tanto adverso, toda vez que hemos conocido el Proyecto de Resolución; en el apartado “Promoción y Protección de Derechos Humanos” pretenden introducir conceptos que no están pactados en la Convención Americana de Derechos Humanos y que violan la soberanía de los estados parte con un alto contenido ideológico y que además se aparta de las verdaderas necesidades que tiene la población de Latinoamérica.
La pandemia ha generado una serie de problemas que aún están sin resolver; las crisis de salud y económica tienen a las familias sumamente preocupadas porque no todos los sectores se han activado de igual forma y muchos empresarios no pudieron hacerle frente a la situación, con lo cual perdieron su patrimonio y dejaron sin trabajo a muchas personas.
El lema de esta Asamblea es “Más derechos para más gente”, y la pregunta que sigue es ¿más derechos? Si ni siquiera los estados parte le pueden hacer frente a los derechos que por excelencia se han reconocido a los seres humanos, a muchísimos no se les ha garantizado los más elementales como la protección de la vida, el acceso a la salud, al trabajo, a la educación o incluso a la libertad de expresión.
¿Más derechos?, ¿de cuáles se está hablando? La OEA pretende llamarle derechos a lo que en otros países claramente se les llama delitos, y no llevan ese nombre por capricho, sino porque contravienen un derecho real, y los derechos no pueden colisionar; tal es el caso de la pretensión de llamarle “derecho” al aborto cuando se trata de eliminar una vida desde la gestación.
El ser humano desde que nace es hombre o mujer, pero ahora también pretenden hacer de esta realidad una “autopercepción” que definirá su ser a partir de su querer, como si ello fuera suficiente para dejar de ser uno quien es hasta el día de la muerte; a esta fantasía hoy le quieren llamar “derecho de identidad de género” sin importar que colisione con la inteligencia y el sentido común de las demás personas.
Estos dos ejemplos dejan ver hacia dónde se dirige la OEA; su prioridad no son los derechos humanos, sino responder a una agenda ideológica muy bien financiada, incluso desde países que ni siquiera forman parte del bloque americano, con el fin de producir contenidos que apoyen sus opiniones.
La importancia de la participación ciudadana es crucial; si queremos preservar la democracia debemos hacer lo posible para levantar la voz. El lunes pasado, el Bloque de Parlamentarios en Defensa de la Vida y la Familia, conformado por 30 legisladores del Perú, denunciaron que la OEA se entromete en las leyes locales y dejaron claro que si las políticas públicas no se dirigen hacia el fortalecimiento de la familia y sus verdaderas necesidades nada de lo que se haga será en beneficio de la sociedad.
La OEA pretende aprobar resoluciones presentando falsos consensos, atribuyéndose competencias -incluso legislativas- que son contrarias a la ley y al sentir de los pueblos de Iberoamérica. No dejemos solos a quienes allí participan, estemos pendientes del trabajo de los embajadores, podemos seguir de cerca la Asamblea aun estando lejos: https://www.oas.org/es/52ag/.