jueves , 2 mayo 2024
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Arranca el Tren Maya

Mirada antropológica

Rodrigo Llanes Salazar (*)

Publicado en Diario de Yucatán

El día de ayer arrancaron las obras de rehabilitación de las vías férreas Palenque-Escárcega (las cuales suman unos 720 kilómetros), acción que “marca el inicio de la construcción del Tren Maya”, según se informa en la página oficial de Andrés Manuel López Obrador. Como es sabido, el evento estuvo acompañado de “un ritual a la Madre Tierra a cargo de pueblos originarios”.

En su discurso pronunciado ayer en la ceremonia en Palenque, López Obrador expresó que el proyecto “no es un capricho, una imposición o porque de acá del sureste sea el Presidente de México. Es, sobre todo, un acto de justicia, porque ha sido la región del país más abandonada”. También anunció que del presupuesto presentado el sábado pasado se usarán 6 mil millones de pesos para el Tren Maya (la inversión total del proyecto sería de unos 120 a 150 mil millones de pesos, tanto de fondos públicos como privados). Sin embargo, el arranque del Tren Maya está rodeado de preocupaciones en materia de justicia ambiental y para con los pueblos indígenas.

Una primera preocupación es que, a pesar de que se trata de uno de los proyectos prioritarios del actual gobierno federal, no existe mucha información disponible sobre el Tren Maya. En la página oficial del proyecto solo está disponible un archivo en PDF con muy pocos datos. Frente a este vacío de información, han sido la sociedad civil y algunos medios de comunicación quienes han exigido que el gobierno proporcione más información.

Así, a petición de integrantes de organizaciones de la sociedad civil y de comunidades indígenas afectadas por la construcción del Tren Maya, el pasado 6 de diciembre se realizó una reunión en Xpujil con Rogelio Jiménez Pons, titular del Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur), en donde se proporcionó más información sobre el proyecto, tanto por medio de una presentación en PowerPoint como por una “segunda presentación” en formato PDF.

El documento de la “segunda presentación”, de 46 páginas, fechado el 8 de noviembre y aún no disponible en la página oficial del Tren Maya, expone con un poco más de detalle información sobre los tres tramos el proyecto (Golfo, Caribe y Selva), se proporcionan datos por cada uno de los estados y particularmente sobre la reserva de Calakmul; se presenta información sobre disponibilidad del agua, alternativas financieras, bocetos de las estaciones y se anuncia la realización de algunos estudios, como el de impacto ambiental, el de liberación del derecho de vía, entre otros.

En esta segunda presentación se reitera que Yucatán contará con cuatro estaciones, las de Mérida, Izamal, Chichén Itzá y Valladolid; se indica que en Yucatán hay dos tramos de ruta que se tienen que construir: uno cercano a la estación de Mérida y otro a partir de Izamal hacia el oriente de la Península. También se informa que la ruta del Tren pasará por 48 ejidos en el estado. Sobre Yucatán no hay mucha más información disponible.

Sobre la cuestión de justicia ambiental, diversos especialistas y organizaciones ambientalistas han expresado ya varias preocupaciones. Recientemente, el director del Centro Mexicano de Derecho Ambiental (Cemda) señaló que la construcción del Tren Maya atravesará por 15 áreas naturales protegidas y que, de acuerdo con el Artículo 28 de la Ley General de Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente, el promotor del proyecto debe presentar ante la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales un Manifiesto de Impacto Ambiental y que, para el caso del Tren Maya,un estudio de esta naturaleza puede llevar por lo menos un año (“El Universal”,16-12-18).

Es fundamental que se realicen los estudios de impacto ambiental y que se elaboren por entidades independientes de los promotores del proyecto, para que no exista ningún posible conflicto de interés con ellos, y que se hagan con el mayor rigor técnico posible.

En una carta enviada el pasado 23 de noviembre que se hizo pública hace unos días, el presidente de la Alianza Nacional para la Conservación del Jaguar (ANCJ), doctor Gerardo Ceballos, advirtió a Jiménez Pons que “la planeación del proyecto del Tren Maya deberá contar con todos los estudios ambientales necesarios para determinar su factibilidad ambiental” con el fin de no afectar negativamente los corredores biológicos para el jaguar y otros animales. Cabe destacar, como lo hace el doctor Ceballos en su carta, que el más reciente censo de jaguares registra una población de 4,800 ejemplares, de los cuales alrededor de dos mil se encuentran en la Península de Yucatán.

En un comunicado del 14 de diciembre, el Fonatur informó que unirá esfuerzos con la ANCJ y que “en la elaboración de las Manifestaciones de Impacto Ambiental del Tren Maya tomará en cuenta las recomendaciones de laANCJ”, organización conformada por 50 científicos.

¿Qué información tenemos sobre los estudios de impacto ambiental? En el documento de la segunda presentación, el gobierno federal anuncia la realización de un estudio de impacto ambiental para el tramo Palenque-Tenosique, pero no se indican fechas. Por otra parte, la cuenta oficial del Tren Maya en Twitter publicó el 23 de noviembre que el proyecto cuenta con varias etapas y que hoy, 17 de diciembre, iniciarían la licitación del proyecto ejecutivo, los estudios de impacto ambiental y las consultas a las comunidades indígenas.

¿Y con respecto a la justicia para con los pueblos indígenas? El gobierno federal ha anunciado que, además de la consulta nacional que realizó a fines de noviembre, en la que participó menos del 1% del padrón electoral, cumplirá su obligación de consultar de manera previa, libre e informada a las comunidades indígenas que puedan ser afectadas por el Tren Maya. En la cuenta oficial de Twitter se anunció el pasado 23 de noviembre que “los procesos de consulta a pueblos indígenas se iniciarán desde el primer día de gobierno”. Algunos medios de comunicación, como “sin embargo.mx” (12-12-18) han informado que la consulta iniciaría hoy, 17 de diciembre. Sin embargo, integrantes de comunidades indígenas que han estado solicitando información al Gobierno Federal sobre la consulta expresan que aún no tienen noticias sobre el inicio del proceso de consulta.

Y a pesar de que en su discurso de ayer en Palenque López Obrador celebró una ceremonia para pedir permiso a la Madre Tierra para comenzarla construcción del Tren Maya, declaró que los pueblos originarios son “la  verdad más íntima de México” y exclamó “¡Qué vivan los pueblos indígenas de México!”, no hizo mención alguna al derecho de dichos pueblos a la consulta previa, libre e informada. En las páginas oficiales del Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas y en la del Fonatur tampoco hay información sobre el inicio de la consulta indígena. En una entrevista, Jiménez Pons mencionó que de los 6 mil millones de pesos del presupuesto de 2019 para el Tren Maya, 400 millones se utilizarán para diversos estudios, que conforme avance la obra se realizarán consultas a las comunidades y que se hará una consulta por comunidad (“La Jornada”, 16-12-18).

Al igual que las manifestaciones de impacto ambiental, los procesos de consulta a pueblos indígenas —que no se reducen a un referéndum de sí o no al proyecto, sino que deben ser procesos de diálogo intercultural entre el Estado y los pueblos indígenas— pueden llevar mucho tiempo: la consulta a comunidades mayas sobre la siembra de soya transgénica en Campeche ya lleva más de dos años y la consulta a la comunidad de San José Tipceh en Muna sobre la construcción de un parque solar lleva más de un año. Uno de los tantos problemas que provoca la larga duración de estos procesos es que las consultas no se están realizando de manera previa, por ello es fundamental que la consulta a las comunidades sobre el Tren Maya se haga de manera verdaderamente previa, por lo menos a la licitación del proyecto ejecutivo. El informe “Una sentencia fallida”, sobre la consulta hecha a la tribu yaqui sobre la construcción del Acueducto Independencia en Sonora también ilustra los problemas de que la consulta se haga de manera paralela a la construcción del proyecto.

Aunque López Obrador aplique la de “me canso ganso” para afirmar que en la construcción del Tren Maya “no se va a tirar un solo árbol”, son los estudios de impacto ambiental y las decisiones de las comunidades afectadas las que deberán determinar las afectaciones y el destino del Tren. Aún estamos a tiempo.— Mérida, Yucatán.

rodrigo.llanes.s@gmail.com

@RodLlanes

Investigador del Cephcis-UNAM

Publicado en Diario de Yucatán

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