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20 de cada 100 embarazos en Yucatán, corresponden a adolescentes menores de 19 años; los hijos, en ocho de cada diez casos, se quedan sin padre antes de cumplir un año, y, en muchos casos se presentan complicaciones en el parto debido a la mala nutrición de la madre, la posible violencia de la que pudo haber sido víctima, sobre todo ver truncado su proyecto de vida, crean un difícil panorama para estas jóvenes.
El presidente de la Academia Mexicana de Pediatría ,Arturo Perea Martínez, señaló que la atención a los embarazos adolescentes es una necesidad prioritaria e ineludible para el sistema de salud y sociedad en general.
El especialista de este tema en el XIV Congreso Internacional de Pediatría “Temas Selectos de Neonatología y Puericultura”, que se lleva a cabo en el Centro de Convenciones “Siglo XXI”, dijo que de 2006 a 2014, el número de embarazos en adolescentes se duplicó.
“Entre 2006 y 2014, en todo el país se registraron más de tres millones y medio de nacimientos en los que la madre no tenía más de 19 años”, explicó.
Detalló que el impacto del embarazo adolescente no sólo sujeta al riesgo de muerte a la madre y el bebé por complicaciones biológicas como el nacimiento prematuro, sino que también afecta de manera psicosocial, ya que la mujer abandona la escuela y su proyecto de vida.
“El impacto que puede tener el bebé es sustantivo, ya que se ha observado que la gestante adolescente carece de una adecuada nutrición, particularmente de hierro y vitamina D; lo anterior afecta el crecimiento y desarrollo del cerebro del bebé”, precisó Perea Martínez; dijo como ejemplo, que la carencia de hierro en el tercer trimestre de gestación se asocia con trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH), autismo, y más adelante con depresión, trastornos bipolares y esquizofrenia.
“Esto evidentemente impacta en la adaptación del niño en la escuela, es víctima de violencia y acoso escolar, lo que se ha relacionado con abandono de estudios, delincuencia, adicciones y réplica del fenómeno ante la falta de una figura que los guíe. No es un concepto general, pero si es frecuente”, mencionó.
Consideró que los profesionales y la sociedad deben apoyar a la joven y a su familia para que se adapten a la situación que viven y privilegien la educación de la adolescente, “que permitirá salvaguardar su proyecto de vida”.
El presidente de la Academia Mexicana de Pediatría explicó las complicaciones sociales que implica para la madre y el hijo un embarazo en edades tempranas.
Veinte de cada cien embarazos en México corresponden a menores de 19 años, ocho de cada diez de los nacidos se queda sin el apoyo paterno antes de cumplir un año de vida.
Actualmente, la Estrategia Nacional para la Prevención del Embarazo Adolescente propone el autocuidado de los jóvenes y pretender formar individuos con decisiones menos riesgosas que se orienten a la lógica del crecimiento y no a la de las conductas sexuales de riesgo.
Aclaró que la alimentación materna inicial la deberá recibir el recién nacido en la primera media hora de vida y si es prematuro, ser asistido con los nutrientes adecuados, si respira aceleradamente, ésta deberá ser intravenosa, y una vez estabilizado se le ofrecerá la lactancia materna, aconsejó Gerardo Cabrera-Meza, director Médico del Programa Internacional de Neonatología del Texas Children’s Hospital.
“Si los bebés son alimentados con leche materna tendrán menos problemas y mejor desarrollo. Si son prematuros se les suministra vía endovenosa aminoácidos, grasas, vitaminas y sodio, etcétera”, explicó.
Precisó que una de las principales patologías del recién nacido prematuro es la inmadurez de los pulmones, para esto se le suministran esteroides a la madre que tiene trabajo de parto prematuro, lo ideal es que se les proporcionen dos dosis al día para favorecer la maduración pulmonar.
