viernes , 12 septiembre 2025
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La prisa de los ultraconservadores

Antonio Salgado Borge (*)

Fuente: Diario de Yucatán

Los grupos ultraconservadores van con prisa. Motivados por activistas, y contra las recomendaciones del Comité de los Derechos del Niño de la ONU, distintos Congresos locales en México están promoviendo presurosamente iniciativas para incluir en las leyes estatales el “PIN parental”; una modificación a leyes estatales que dificultará la posibilidad de que niñas y niños accedan a información sobre diversidad y sexualidad, perspectiva de género o derechos reproductivos.

La prisa ultraconservadora no es exclusiva de México. En Estados Unidos, Donald Trump y el Partido Republicano se están moviendo a toda velocidad para nombrar a la ultraconservadora Amy Coney Barrett como ministra de la Suprema Corte en reemplazo de la recién fallecida juez liberal Ruth Bader Ginsburg. Dado que todo parece indicar que Trump no será reelegido, en caso de no darse este nombramiento antes de que empiece el próximo año, sería Joe Biden quien nominaría al -—probablemente liberal— reemplazo de RBG.

En Reino Unido, Boris Johnson se ha movido a toda velocidad para materializar, a cualquier costo, la salida de su país de la Unión Europea. Un factor central detrás de Brexit es la idea, promovida por grupos ultraconservadores, de que Reino Unido está en declive principalmente por culpa de inmigrantes no europeos.

La prisa de los grupos ultraconservadores en estos tres países tiene una explicación común: el tiempo se les está terminando. Para ellos, es ahora o nunca. Si no implementan los cambios que desean pronto, es muy probable que sus causas aparezcan en los libros de texto junto a las de quienes en su momento se opusieron a la integración racial o al reconocimiento legal de la igualdad entre hombres y mujeres.

Una clara tendencia expone con claridad la marcha a contrarreloj de los esfuerzos ultraconservadores.

Mientras que Frena habla de un “plan comunista” para reformar la educación para la igualdad y de una agenda progresista a favor del “homosexualismo”, y mientras el FNF se rasga las vestiduras ante la “amenaza” de una teoría de conspiración que llaman “ideología de género”, en México 74% de las personas menores de 30 años dice que el rechazo a la homosexualidad no es justificable. Es decir, o se cambian las leyes pronto, o estos grupos simplemente se pueden despedir de su agenda.

Una tendencia similar se observa en Estados Unidos. Casi 70% de las personas menores de 30 años aprueban sin reservas el matrimonio entre personas del mismo sexo y dice estar a favor del aborto en la mayor parte de los casos. Si la Suprema Corte de Justicia no obtiene una mayoría conservadora ahora, es muy complicado que lo haga en las próximas décadas.

En Reino Unido, 70% de las personas jóvenes votaron en contra de Brexit. Pero la mayoría de los individuos mayores de 60 años consideraron que Reino Unido debía dejar la Unión Europea. Esto significa que el tiempo que tarde Johnson en efectuar la salida es proporcional a las resistencias y a los problemas que puede encontrar en su camino.

Los ultraconservadores escuchan con pánico el sonido de su última llamada. Tal como los casos anteriores nos demuestran, su terror se deriva, cuando menos en parte, de que, en caso de no intervenir ahora en las instituciones capaces de moldear el mundo del futuro de las personas más jóvenes, estas personas terminarán moldeándolo por sí mismas.

Estos intentos de intervención implican tres problemas fundamentales.

(1) El primero es que estamos ante esfuerzos anti derechos evidentemente regresivos. Es fácil ver por qué.

Si grupos como el FNF se salen con la suya en su lucha por el “PIN parental”, se condicionaría, en palabras de la CNDH, “el ejercicio del derecho a la información sobre sexualidad, salud sexual y reproductiva [de las niñas y los niños], a la autorización previa y expresa de sus madres, padres y personas que ejercen la tutela para que puedan recibir esos contenidos en las escuelas”. La falta de esta información, desde luego, fomentaría la discriminación por motivos de género. En el mismo sentido, si los Congresos de estados como Yucatán terminan bloqueando el matrimonio igualitario, éstos seguirían discriminando a las personas homosexuales, quienes tendrían que recurrir a costosos amparos para poder casarse.

Si Coney Barrett llega a la Suprema Corte de Estados Unidos, ésta tendrá seis ministros conservadores —dos nominados por Trump— y tres progresistas. El nuevo balance allanaría el camino a lo impensable: la limitación del reconocimiento de derechos derivados de las victorias de activistas desde los años 1960. Y si Johnson logra lo que se propone, Reino Unido será “independiente” de las políticas en materia de derechos humanos implementadas en Europa, incluyendo, desde luego, los nuevos acuerdos para atender la migración.

Minoría

(2) El segundo problema es que todos los casos anteriores son instancias de una minoría utilizando puertas traseras para imponer regresiones sobre sociedades que las reprueban. Con esto no implico que los derechos humanos sean materia de consulta. Simplemente que si los grupos ultraconservadores recurren a artimañas es porque sus posiciones no son representativas. En México apenas una tercera parte de la población rechaza la homosexualidad. Sin embargo, grupos como el FNF y quienes les patrocinan se han encargado de convencer a diputadas y diputados locales de implementar medidas como el “PIN parental” o de negarse a reconocer el matrimonio igualitario -en Yucatán esto incluso implicó una votación secreta cuya inconstitucional ya es estudiada por la SCJN. Es claro que los grupos ultraconservadores han aprovechado la ausencia de algún partido político que termine por representar los ideales progresistas y liberales de las generaciones más jóvenes para colarse hasta la cocina de los congresos estatales.

En Estados Unidos la mayoría de las personas acepta el pleno reconocimiento de los derechos de homosexuales y de las mujeres. La única forma que los conservadores tienen para revertir el reconocimiento de estos derechos es controlando la Suprema Corte. Esto es posible sin la mayoría del voto popular, pues en ese país alguien puede ser presidente teniendo menos votos que su rival y la confirmación de los ministros de la corte depende sólo del Senado, otra institución que no refleja el sentir popular.

Aunque la estrategia es distinta, el caso de Brexit en Reino Unido también ejemplifica esta lógica. Si bien la mayoría de las personas -51%- votó por Brexit, esto ocurrió en un referéndum lleno de mentiras, manipulación y estrategias severamente cuestionadas -como el caso Cambridge Analytica.

(3) El tercer problema con los intentos de intervención mencionados arriba es que, en todos los casos, personas ultraconservadoras están afectando directamente a las personas más jóvenes; es decir, a quienes principal y decididamente se oponen a sus ideales regresivos.

En México, las niñas y niños que dejarán de acceder a su derecho a la educación y las personas jóvenes que aspiran a vivir sin opresión por motivos de género se encontrarán, de golpe y porrazo, con necesidad de escalar una pendiente más pronunciada.

En Estados Unidos son las mujeres menores de 30 años las que tendrán que lidiar con resoluciones que impliquen restricciones a derechos reproductivos. En Reino Unido serán las personas jóvenes quienes tendrán que lidiar durante las próximas décadas con un entorno económico mucho más complicado que el vivido por sus antecesores, quienes no tendrán las mismas oportunidades derivadas del vínculo con Europa y quienes verán su calidad de vida sustancialmente disminuida.

Los grupos ultraconservadores van con prisa. Su lucha contrarreloj es por moldear, regresivamente y colándose por puertas traseras, un mundo que no vivirán y, en consecuencia, por decidir sobre asuntos que probablemente ni siquiera les afectan.

Como si los efectos sociales, económicos y ecológicos de “su” mundo en las personas más jóvenes no fuesen suficientes. Como si su superioridad moral autoatribuida y su supuestamente glorioso pasado pudiesen ser tomados en serio como referentes.— Edimburgo, Reino Unido

asalgadoborge@gmail.com

Antonio Salgado Borge

@asalgadoborge

Candidato a doctor en Filosofía (Universidad de Edimburgo). Maestro en Filosofía (Universidad de Edimburgo) y maestro en Estudios Humanísticos (Itesm)

Fuentes:

1.https://www.bbc.co.uk/bbcthree/article/b8d097b0-3ad4-4dd9-aa25-af6374292de0

2.https://www.elfinanciero.com.mx/opinion/alejandro-moreno/actitudes-hacia-la-homosexualidad

3.https://www.pewforum.org/fact-sheet/changing-attitudes-on-gay-marriage/

4.https://www.pewforum.org/fact-sheet/public-opinion-on-abortion/

5.https://frena.com.mx/grito-ciudadano-septiembre-15/

6.https://www.cndh.org.mx/palabras-clave/4223/pin-parental

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