Denise Dresser* Fuente: Diario de Yucatán Desde el primer día, López Obrador quiso controlarlo todo. El gobierno, el partido, la narrativa, el poder. No le bastaba con ser Presidente: también quería ser patriarca. Jefe máximo de una transformación que no admitiera disidencias ni desviaciones. Por eso nombró a Claudia Sheinbaum como sucesora dócil. Por eso formó a su hijo Andrés …
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