Por: SemMéxico
Soledad Jarquín Edgar
SemMéxico, Oaxaca, 12 de septiembre, 2025.- La multiplicidad de logros legislativos y, en algunos casos materializados en la vida cotidiana de las mujeres, obtenidos en las cámaras de diputados han pasado por la resistencia machista, es decir, todas esas actitudes que buscan menoscabar los derechos humanos de las mujeres y que se traduce en discriminación y violencia en su contra, igualito que en el principio de los tiempos en que las mujeres demandaron sus derechos. Cada logro ha tenido muchos costos y la razón ha sido la resistencia machista de los políticos mexicanos y la sociedad conservadora.
Sin duda lo mayor documentado es la participación política, hay sobre las luchas de las mujeres una gran cantidad de investigaciones que nos ilustran sobre el tema que registran las muchas formas de vapulear a las mujeres que han exigido participar en la vida pública y política desde que terminó la guerra de Independencia y que podría contar por tanto ya 200 años de exigencias.
Muchos se ha logrado, sin embargo, hoy en Oaxaca tenemos una resistencia machista de diputados y diputadas a dar condiciones de igualdad para las mujeres en la elección a la próxima gubernatura. Parafraseando a Anna Macías, quien tituló un libro sobre la lucha sufragista de principios del siglo XX, hoy en Oaxaca hay quien está dando la batalla, así “Contra viento y marea (El movimiento feminista en México. CIESAS 2002”. Tal parece que no ha pasado un siglo o dos, como digo antes.
Sí, se trata de la diputada morenista Cony Rueda quien ha hecho varias defensas a los derechos políticos de las oaxaqueñas con resultados favorables, incluyendo la resolución de la Corte mexicana en la ley 1511 que pretendía seguir posponiendo la participación política de las mujeres en aquellos lugares que se rigen por los sistemas normativos indígenas.
La propuesta de la legisladora de Morena ha sido que la próxima persona que gobierne Oaxaca sea mujer. Y eso está bien, es lo que toca. Pero, siempre hay un pero, las hordas del patriarcado arremeten sutilmente al tener que emparejar u homologar las elecciones locales con las federales, algo que se tenía que hacer desde al menos los dos procesos electorales para elegir gobernadores, bajita la mano, si tomamos en cuenta que la reforma electoral es del 2007, pero que en Oaxaca se aprobó en 2023, cuando también se estableció que la gestión del futuro mandatario o mandataria sería del 1 de diciembre de 2028 al 30 de noviembre del 2030 ¡Dos años!
Este fenómeno ya lo hemos visto, le toca mujer, aprovechamos para homologar, recuerden que eso sucedió con la fallecida gobernadora de Puebla y hoy es la prospectiva de algunos gobiernos estatales, incluyendo Oaxaca.
A pesar de que la Corte mexicana falló en contra de las oaxaqueñas al aprobar la reforma hecha en 2023 por la LXV Legislatura local, al validar el Decreto número 1624, por el que se reformó el artículo 25, base A, fracción I, de la Constitución Política del Estado de Oaxaca, en diciembre del 2024, hay algo singular y que nos lleva al pasado inmediato, una legisladora defendiendo los derechos políticos de las mujeres y debo decirlo sin que en esa lucha estén todas las mujeres, condición que aprovecha el patriarcado político oaxaqueño.
Cony Rueda ha insistido, igual que lo hicieron nuestras antepasadas, gracias a lo cual muchas mujeres ocupan un lugar en las cámaras de diputados en los estados del país, gracias a lo cual hay habido presidentas municipales, regidoras, síndicas, legisladoras federales y muchas, miles, han ocupado cargos públicos en los estados del país, bueno y lo mejor somos una generación privilegiada vimos llegar a la presidenta Sheinbaum.
En agosto pasado, Rueda Gómez presentó contra viento y marea la iniciativa que busca que la duración del próximo gobierno no sea de dos años -como ya vimos se aprobó en 2023-, sino de cinco años. La explicación es lógica y elemental, lo entenderá quien quiera entenderlo y habrá quien no pueda porque el machismo tiene un efecto: nubla la razón y contra eso nada.
Se trata de reformar el artículo cuarto del Decreto 1624, a fin de que la concurrencia de elecciones locales con las federales en Oaxaca se dé en 2028. De esta manera, el mandato de la persona que resulte electa iniciaría el 1 de diciembre de ese mismo año y concluiría el 30 de noviembre de 2033.
Su explicación se basa en los nulos resultados, efecto que tendría un gobierno de dos años y en el gasto de dos campañas políticas en un periodo muy corto, por lo que los “argumentos de ahorro y austeridad” se caen a pedazos.
En días pasados la diputada Rueda volvió a la tribuna de San Raymundo Jalpan, el municipio donde se asienta el Congreso de Oaxaca, para reformar el artículo 67 de la Constitución Política del Estado Libre y Soberano de Oaxaca, a fin de garantizar que después de un hombre en el cargo, sea una mujer quien encabece el Poder Ejecutivo estatal, la alternancia. Se trata de garantizar el derecho de las mujeres a gobernar y avanzar en la igualdad sustantiva en Oaxaca.
En el fondo, insisto, hay machismo político oaxaqueño. Así que la lucha sigue contra viento y marea.